Roger Taylor

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Somebody To Love? Yes, her...

Era una lluviosa noche de octubre, 31 para ser exactos, Freddie, John, Brian y yo fuimos a un bar después de un largo día de grabación en el estudio, las fans se alocaban al vernos y se nos ofrecían para pasar la noche con ellas, a veces era genial pero llegaba un momento en el que eso era molesto. La lluvia no cesaba pues mucha gente entraba empapada a refugiarse. Horas después, en el bar sonaba Hound Dog, algunas fans se habían calmado y nos dejaron en paz al ver que no lograrían nada.

Mucha gente bailaba, yo miraba divertido a los que estaban en la pista de baile… Mi vista se fijó en aquella chica, castaña de cabello ondulado y sonrisa cálida, bailaba emocionada y algo dentro de mí me dijo que aquella morena tendría un significado especial en mi vida.

–¡Meddows, oye rubia despierta!– parpadeé rápido y reaccioné, miré a John y él rió. –¿A quién ves?– volteó y vio a la fuente de mi distracción. –Aaahh, qué linda, ¿ella será la elegida de hoy?–

–Ah no sé, ¿qué tal que no me hace caso? –dudé, estaba nervioso.

–¡¿QUÉ?! Roger Taylor ¿estás nervioso? Jamás te ha dado miedo hablarle a una chica.–dijo Brian, ellos rieron, tenían razón pero ¿por qué tengo miedo?

–Háblale.– alentó Freddie. –No pierdes nada.– sonreí, de algún modo su comentario me dio seguridad.

–Ok, lo haré. Mierda.– reí y bebí un trago de whisky.

La canción había terminado y la bonita morena, cansada, se fue al baño, las manos me sudaban pero aún así la seguí, las chicas se colgaban de mí y, como pude, me deshice de ellas. Esperé afuera del oculto baño y los minutos se me hacían eternos, finalmente la puerta se abrió y aquella chica que robó mi atención salió, era más hermosa de lo que creí, me miró y de nuevo sentí nervios, ella sonrió y se llevó las manos a la boca, al parecer me reconoció.

–Hola. –dije con dificultad y como pude, sonreí.

–¡Ay Dios! Hola– rió nerviosa y de algún modo me dio ternura. –¡Eres Roger Taylor!– reí y asentí.

–Sí, soy yo, ¿cuál es tu nombre, hermosa?–

—Rose Stewart.– dijo tímida.

–Eres muy bonita.– dije sin pensar, ¿por qué hice eso?

–Gra-gracias, por cierto, amo su música, no pienses que lo digo para quedar bien contigo.– reímos. –Sólo digo lo que pienso, son muy buenos.–

–¿Qué canciones te gustan? –toqué dulcemente su mejilla y pude sentir que se estremeció.

–Aamm.– se sonrojó y bajó la mirada, las ganas de besarla se estaban apoderando de mí y una sensación caliente recorrió mi cuerpo. –Creo que Somebody To Love, tiene una letra hermosa.–

–¿Rose, me dejarías besarte? -¿lo dije o lo pensé? Lo dije y ahora Rose estaba cohibida, abría su boca sin emitir sonido.

–Roger… Yo aamm.– frunció el ceño para luego relajarlo, lentamente se acercó y unió nuestros labios, eran los labios más suaves y dulces que existían, apostaría mi vida en ello y de seguro ganaría, rápidamente se separó. –Lo siento.– rió tímida.

Sin pensarlo volví a besarla, pegándola a la pared que ocultaba el baño, nuevamente sus labios sabor fresa estaban enloqueciéndome, Rose tomó mi mano y sin separarnos entramos al baño que estaba vacío, echó el cerrojo y volvió a besarme. La tomé de la cintura elevándola y pegándola a la pared, de sus labios salían jadeos y gemidos, sus largas piernas quedaron al descubierto de su mini falda, sabía que no iba a poder detenerme, metí mi mano debajo de ella y noté que traía tanga, por instinto gruñí de excitación, hice que se sentara en el lavamanos y me miró divertida, la deseaba y más que nada.

–¿Te arrepientes, Meddows?– dijo pícara y mordió su labio inferior, provocándome.

–Nunca lo haría, preciosa. -me arranqué la camisa, me acerqué y separé sus piernas, metiéndome entre ellas.

Besé su cuello, pasé mis manos por su espalda y al llegar a su trasero la atraje más hacia mí, ella sólo gimió. Ya no podía más, quería y deseaba estar dentro de ella, el creciente bulto en mi pantalón me lo imploraba, con la mirada provocativa se deshizo de su blusa dejando al descubierto sus hermosos medianos y redondos pechos protegidos por ese sostén negro con detalles rosas que no tardó en desaparecer… ¡Por Dios, sus senos eran perfectos y deliciosos! Rose era hermosa, sus ojos, su piel morena, sus labios carnosos, todo de ella estaba atrofiando mi mente.
Mis dedos viajaron a su húmeda feminidad, Rose soltó un jadeo de dolor, la miré preocupado y ella sonrió indicando que continúe, de un movimiento rápido, Rose se había puesto de pie y de espaldas a mí, hizo a un lado su larga y castaña cabellera y se inclinó hacia adelante, con la mirada a través del espejo me dio permiso para entrar en ella, me acerqué a ella y le susurré al oído un: ‘Me encantas’ e hice un camino de besos en su perfecta espalda, lentamente la penetré, Rose gimió y sentí algo extraño.

–¿Rose, te lastimé?– dije agitado.

–Un poco.– rió. –Es normal para una virgen, supongo.– abrí mis ojos como platos. –No te preocupes, guapo, estoy bien, continúa.– sonrió pícara y obedecí.

–De verdad me encantas.–

Continué y Rose no dejaba de gemir y sin duda me volvía loco. Los minutos pasaban y estábamos a punto de llegar al clímax, en medio de un grito ambos llegamos, por algún motivo me sentía feliz y en paz, nunca había sentido algo igual, Rose y yo nos vestimos, salimos del baño tomados de la mano y la llevé a nuestra mesa.

–¿Dónde habías estado, cariño?– ese era Fred, vió a Rose y sonrió. –Hola linda, soy…–

–¡Freddie Mercury!– interrumpió ella dándole la mano. –Lo sé, soy su fan. Brian, John mucho gusto soy Rose Stewart.– los chicos la saludaron amistosamente y Rose se sentó.

La noche transcurría y yo no dejaba de mirar a Rose quien platicaba divertida con los chicos. Ella era diferente, no había duda de ello, quizá ella era la que podía nivelar mi vida, quizá era ella la indicada, no lo sé, sólo el tiempo lo diría…

(*)

La vida y el destino habían traído a Rose ese 31 de octubre y hoy, 7 años después de ese encuentro, sabía que tenía razón, ella era la indicada. Rose ha sido la causa de mis sonrisas y culpable de mis más felices recuerdos y ahora Rose era mi esposa y madre de Elle, mi bella princesa y consentida de la banda, en especial de Freddie quien siempre la llenaba de regalos como coronas y hermosos vestidos, era su pequeña reina y Elle adoraba a su tío Freddie. Rose y yo éramos más que felices la amaba más que a nada. Y si me llegaran a preguntar a quién elegiría para amar, la elegiría de nuevo a ella…

Fin.

~One Shots~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora