Capítulo Nº 3 "¿No hay lugar como el hogar cuando no tienes donde ir?"

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La escasa luz de sol de un invierno que acababa de comenzar se escabulló por entre las cortinas, dándole silenciosa y molestamente sobre el rostro de quién dormía plácidamente sobre la cama.

Lentamente y con pereza, Billie Joe comenzó a despertar. Su mirada era ida, como cuando uno trata de ubicarse una vez que se esta en un lugar que no conoce o – en el caso de él- que no recordaba. Se restregó un ojo con el bordillo de la mano para aclararse la vista y tomó desde la mesita de luz su celular para ver que hora ya era. 12:30. Se espantó al ver lo tarde que había despertado. Pero un alivio luego lo hizo reaccionar: Por primera vez en mucho tiempo se sentía con la plena libertad de hacer y deshacer todo lo que el quisiera.

Con ese ánimo a cuestas se pudo para de la cama, buscó entre la maleta toallas y ropa limpia –teniendo que obligatoriamente cruzar el living- y se introdujo en el baño.

La sensación del agua por sobre él lo relajó, ayudándolo en cierta forma a pensar con más claridad lo que desde este instante haría. No se quedaría encerrado para siempre, ¿no?.

"Bien Armstrong, ¿Qué haremos hoy?"

La última vez que había hecho esto mismo las consecuencias al final de todo no fueron muy agradables. No quería volver a cometer el mismo error, ¿cuál?... obsesionarse tanto por alguien. Emmy. Una abrumadora sensación le recorrió el cuerpo, siendo así que ni el agua tibia pudo apaciguar el escalofrío que iba desde la columna hasta la punta de los pies.

"¿Solo en esta ciudad?, pero si hay mucho que ver, visitar... ¡comprar!"

¡M.erda!, no tenía nada aún en la nevera. ¿Qué rayos pretendía hacer con un simple limón todo roñoso y un queso asqueroso, ya tirado a la basura?. Pues nada.

Tal y como si le hubiesen inyectado un tipo de adrenalina pura en sus venas, Armstrong salió de la ducha, se secó y vistió ya en la habitación. Busco entre sus cosas la billetera y revisó si es que necesitaba sacar algo más de dinero. "Suficiente". Pero otro problema... ¿Cómo sería capaz de traerse tantas cosas si su auto lo había dejado encargado en el aeropuerto para que Mike después lo fuera a buscar?. Retomando claramente esta idea, se dio un golpe en la frente.

- A tomar taxi-. Dijo en voz alta, no quedando otra opción fiable.

**


Siempre que regresaba de sus viajes por trabajo no podía dejar de hacer notar lo rápido que sus hijos habían crecido. No se dio ni cuenta cuando una tarde y con más de un año de vida, Nicholas decía su primera palabra, o como Charlotte lograba sostenerse por su propia cuenta sobre sus piernas. Todo pasaba velozmente por que su trabajo le imponía tiempo casi completo para ello. Trabajar en una famosa revista de modas y ser uno de los tres fotógrafos de ella le había costado demasiado, pero en cambio perdía otras cosas, como por ejemplo la inocente infancia de sus hijos.

Era una fría mañana de Noviembre, los niños acababan de ir al colegio, llevados por Matt –obviamente-, ya después de ir a dejar a los chicos al colegio se iría a reunir para planear cosas de su banda – no era muy conocida por los medios, pero de a poco iban progresando... no llevaban más de cuatro años juntos-, por lo que había dejado en plena soledad a Emmy en la cama.

De a poco iba avanzando las horas y la molestia del sol en los ojos la hizo despertar. Con un bostezo sonoro y una completa estirada, Emily se bajó de la cama aún adormecida y caminó a pasos lentos hacia el baño. Abrió el grifo del agua y se refrescó la cara. Ya más despierta, se metió a la ducha no por mucho tiempo... deseaba poder disfrutar el día y lo mejor era no demorarse mucho en hacer otras cosas.

Little Girl || Billie joe ArmstrongDonde viven las historias. Descúbrelo ahora