- Ya te dije que no iré, y es mi última palabra Jery-. Le decía con tono cansino Emily a quien estaba sentado en el sofá, con las piernas por sobre la mesita de café y los brazos abiertos por sobre el bordillo de éste.
- Y yo te digo que no te dejaré sola acá... vamos cariño, divirtámonos un poco-. Era la quinta o sexta vez que Jeremy repetía las mismas palabras. Comenzaba a aburrirse de hacerlo, pero no daría su brazo a torcer. No quería verla echada en la cama con algún pote de helado o palomitas de maíz, esperando que los días en Los Ángeles pasase. –Solo media hora-.
Se incorporó de un salto y camino los pasos mínimos para estar en frente de Emily. Ella tenía la mirada baja, consciente del modo en que lo estaba tomando era un completo error, que Jeremy trataba de sacarla de su trance y de que tratara de mirarle el lado positivo; como cuando se pasaban horas sobre el balcón de la habitación de ella en Florencia, conversando de lo que fuera... de todo, solo para que no se sumiera en sus pensamientos.
- ¿Media hora?-. Inquirió con cierta flaqueza en la voz. Jeremy sonrió.
- Dejémoslo en cuarenta y cinco-. La chica lo miró con el ceño fruncido.
- Sabía que lo harías... -. Resopló con desgana.- deja llamar a los niños y voy-.
- ¡No!, ya tendrás tiempo para eso-. La detuvo antes de que avanzara hasta el teléfono.- Piensa en ti por un minuto, ¿ok?-.
- Pero...
- Pero nada. Ahora, tomas tus cosas y nos largamos de acá-. Dijo con seriedad.
Miró ceñudamente a su amigo, pero una vez que observo que no lo decía por decir bajo los hombros y se coloco a hacer lo que debía: Agarrar su bolso, las llaves de la habitación y salir junto con Jeremy.
Llevaban más de media hora caminando por entre la multitud. Desde la última confesión de Matt, Billie se había quedado callado... no se sentía cómodo, o mas bien, trataba de evitar algo que a las finales lo sorprendería... pero hasta entonces lo único que atinaba a hacer era mover sus pies y mirar de vez en cuando a Matt.
- ¿Y qué haces en Nueva York?-. Inquirió el menor de los dos, tratado de apaciguar el silencio. El eludido lo observo absorto por unos instantes, para luego sonreír amargamente.
- De... vacaciones-. Espetó tratando de sonar firme.- Los chicos se fueron con su madre a casa de su abuela y me di unas vacaciones-. Agregó al ver que Matt abría la boca para expresar otra pregunta.- ¿Y que ha sido de tu vida?... veo que por lo menos ocupado estás-.
- Se podría decir que si-. Espetó con entusiasmo.- Trato de estar el mayor tiempo posible en casa, ayudando a mi mujer... llevando por sobre los hombros a la banda-.
- ¿Tienes grupo?-. Le interrumpió con mero asombro Billie Joe. El chico asintió.- Me alegro por ti. Eso quiere decir que de algo te sirvió el conservatorio-.
- En gran parte si, pero en los estudios... nunca pude terminar la escuela-. Confesó encogiéndose de hombros Matt.- Tuve que trabajar para poder... poder mantenernos-. Apuntó con la cabeza hacia la dirección de lo pequeños.
Billie Joe cayó en la absurda realidad. ¿Cuántos años tendrían esos pequeños?, cuatro o cinco años, puede que un poco más. Miró en completo silencio hacia los niños, luego guió su rostro hacia Matt quien le sonrió escasamente. El menor de ambos ya tendría cumplido o por cumplir sus escasos 23 años. "Tan mal no se sacar cálculos", pensó dubitativo Billie Joe. ¿18 años y ya ser padre de dos criaturas?.
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Little Girl || Billie joe Armstrong
Hayran KurguSegunda parte de Extraordinary Girl ¿Se podrá dar vuelta la mano al destino?. ¿Emily logrará armar un buena familia al lado de Matt, aún sabiendo que la sola pronunciación del nombre del padre de sus hijos le es dolorosa? Conversaciones inconclusas...