Prólogo

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Abro mis ojos lentamente, siento que todo el cuerpo me pesa, miro a mi al rededor y todo es blanco, trato de moverme, pero todo me duele y me percato de que tengo un suero colocado en el brazo.

Ah estoy en un hospital, vamos avanzando.... Como es posible que no me acuerde de cómo me llamo, esto es grave, ¿quién soy? Necesito un espejo, ¿seré linda o fea? Creo que eso no es muy importante en el momento, pero ¿qué más da?

Alguien entra por la puerta, que por suerte es una enfermera porque si no me sentiría mal preguntándole esto a alguien más. ¿Cómo es que recuerdo que es una enfermera las personas que te atienden en un hospital además de los médicos y no mi nombre, que ilógico no? Si en algún momento descubro mi profesión, si es que tengo, tal vez pueda averiguar cómo es que la mente recuerda eso y no algo tan importante como mi nombre.

-Hola, despertó, ¿cómo esta señorita? Voy a llamar a su médico.
Bueno, podría haberme llamado por mi nombre señora enfermera, ya que no lo sé y esto va a ser incómodo.

- No! Espera, necesito que me ayudes, no recuerdo como me llamo. ¿Y qué me paso?

- Se llama Lía señorita - Me dijo sin mirarme y leyendo mi expediente, que desconsiderada, esta enfermera no me cae para nada bien, ¿se podrán cambiar?  – lo cual es muy extraño, que nombre raro. Y con respecto a lo otro, ya le va a comentar todo su médico señorita.

Por suerte dice señorita, si decía señora y no conocía a mi marido o prometido iba a ser muy incómodo.
Esperen, ¿cuantos años tengo? ¿Esto no me gusta para nada la verdad, voy a vivir en una película de acción o qué?

LÍA* (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora