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Me levanto como puedo y camino tambaleantemente hasta que llego al baño, que está justo en el medio de las dos piezas. Cuando puedo tantear la puerta entro y la cierro fuertemente dejando atrás a los tres que me acompañaban en la otra habitación.

Necesitaba estar sola porque el dolor me está matando y no soportaba a todos preguntándome si estoy bien o si necesito algo. Si necesito algo y es silencio, puro silencio.

Cuando logro cerrar la puerta todo el ruido a mi alrededor se apaga, como si entrara en una capsula y mi cabeza lo agradece, logro agarrarme del lavamanos, lo hago con fuerza porque mi cuerpo está débil, como si estuviera drogada.

Focalizo mi visión en el espejo y puedo verme diferente, mi pelo es completamente de color fucsia, creo que en secundaria lo llevaba así. Tengo puesto mi vestido de flores amarillas e intento que mis rulos queden normales, nunca son normales.

Cuando termino de colocarme un invisible en mi flequillo para dejarlo en el lugar correcto, agarro mis cosas para partir a la fiesta. Estoy emocionada porque hoy es una de mis primeras salidas con Roy como novios.

La primera fue al cine, me dejo elegirlo a mí y pensé que era la mejor opción, lo que no tome en cuenta es que no te ve mucha gente, y lógicamente al ser mi primer novio quiero mostrárselo al mundo, completo.

Mientras camino al comedor con mi celular en una mano y mi cartera con todo lo necesario en la otra me cruzo con Katia, que como siempre esta con sus amigas revoloteando. Tiene dos años menos que yo, pero sus amigas y ella siempre me parecerán más revoltosas que yo a su edad. Escucho sus cargadas mientras bajo las escaleras de casa.

En el comedor me encuentro con papá, el bigote siempre me gustó como le queda y se lo digo cada vez que puedo. Cuando llego a sentarme junto a él entra mamá con el mate preparado para tomar mientras miran la novela de la noche. Me gusta sentarme entre ellos mientras espero porque es su momento preciado, papá trabaja todo el día y mamá medio día y después se encarga de la casa. Este es el momento en donde se cuentan cómo fue su día y me gusta escuchar su charla.

Mientras mamá le cuenta que su amiga del trabajo se está por casar, me llega un mensaje de Roy que está saliendo para acá. Mi panza comienza a sentir (diría mariposas, pero son más del tamaño de rinocerontes) y comienzo a impacientarme. Sé que no tardará mucho en llegar porque vive a unas cuadras al norte.

Miro mis pies por los nervios y noto que me encantan mis sandalias nuevas, todo mi atuendo lo elegí especialmente porque hoy es un gran día, sonrió enormemente porque el solo pensar que lo voy a ver me da una felicidad enorme.

Cuando suena el timbre mi corazón late muy fuerte, mamá me mira sonriente porque ellos hoy lo van a conocer como mi novio oficialmente. Corro a abrir la puerta y me encuentro con su sonrisa, siempre tan perfecta. Sus ojos color miel y su piel perfectamente bronceada. Y sí, sé que dije muchas veces perfecto, pero es que para mí lo es, es per-fec-to.

Mis padres están parados detrás de mi esperando que los presente pero el al ver que no reacciono de los nervios lo hace solo, yo solo quiero salir de allí porque es muy vergonzoso que papá le haga chistes de que debe cuidarme más que él y bla bla bla.

Cuando me siento en su moto y me abrazo a su espalda para arrancar hacia la fiesta, puedo sentir la felicidad correr por mi cuerpo, tengo una adrenalina que corre por mi cuerpo y mi mente atenta a toda percepción para poder grabar en mi memoria este día completo, sin que nada quede afuera.

Cuando llegamos a la fiesta me encuentro con muchos de mis compañeros Esteban, Tomi, León, Gonzalo, la mayoría son amigos o gente con la que me llevo bien. Roy saluda a sus amigos que son un año mayor, aunque a mis compañeros los conoce porque con ellos juega al futbol.

LÍA* (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora