Muchas preguntas, pocas respuestas

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El salón estaba en silencio, Tara y Dany estaban dormidos en los sofás. Alex estaba dándose una ducha, y Gaby mientras tanto estaba ahí, mirando a los hermanos e intentando asimilar que eran ambos hombres lobo. Conocer a alguien en su forma de animal antes que en su forma humana era extraño.

La chica se tumbó a la larga en el sofá de color marrón tan mullido como siempre. No sabía qué hora era, pero el cielo estaba alto en el cielo y las nubes fuera eran blancas y níveas. Después de toda una noche de persecuciones, se merecía un descanso, sí, otro.

Estaba en el bosque, sola y de noche. La luna llena brillaba en el cielo y unos aullidos en la lejanía rasgaron el cielo nocturno. Tara estaba en su forma original, un lobo negro tan grande como para arrancarle la cabeza a alguien de un bocado. Entre toda la maleza, una figura blanca, incluso de mayor envergadura que Tara, se hizo paso entre la oscuridad.

En cuanto dejó que la luna se reflejara en aquel pelaje blanco, Tara supo que era él otra vez. Sus ojos azules se clavaban en ella, la inducían a ir a su lado, y no debía ir.

No otra vez.

Comenzó a correr en dirección contraria al lobo blanco, y éste comenzó a perseguirla. Iba tan rápido como podía, sus patas parecían echar chispas y más de una vez casi cae por no ver por donde iba.

Los ojos dorados del lobo azabache divisaron a lo lejos una sombra, no tardó en alcanzar a ver con claridad un espeso pelaje gris y sus ojos verdess como la copa del árbol más puro. «Kellen.» Su rostro era de completa serenidad y majestuosidad. Tara intentó ir hacia atrás, pero la bestia blanca estaba allí esperándola.

Estaba rodeada. Los lobos comenzaron a acercarse paulatinamente hacia ella. Tara miró a Kellen buscando algo de misericordia en sus ojos, pero estaban vacíos. Escuchó un ladrido detrás de ella, y el lobo gris pareció entender su orden. Kellen se lanzó sobre Tara para matarla.

La chica despertó de un salto, temblando, y gritando, Gaby la miraba sobresaltada. Tara estaba acurrucada en uno de los sillones; Gaby estaba sentada a la izquierda, y Dany a la derecha.

—¿Qué pasa? —preguntó Gaby con preocupación. Tara tardó en asimilar la pregunta unos segundos: Gaby le hablaba con total normalidad, como si ayer no hubiera intentado matarla.

—Un mal sueño —suspiró Tara, se lo decía a Gaby, pero también a mí misma. La pesadilla parecía tan real... de pronto, Alex apareció por la derecha del gigantesco salón de paredes de madera oscura.

—¿Tara que ha pasado? Te he escuchado gritar y... bueno —Alex pareció sentirse un poco avergonzado por lo que había pensado—. Creía que había pasado algo.

—Ha tenido una pesadilla —se adelantó la chica de ojos verdes a responder. Había dejado a Tara con la palabra en la boca y miró a Gaby extrañada. Alex se llevó las manos a las sienes y cerró los ojos mientras suspiraba.

—Pues voy a hacer una limonada, intenta no gritar —dijo Alex mientras de iba del salón con fastidio.

Gaby se cayó, Tara no sabía que decir y Dany estaba aún inconsciente. «Piensa Tara, piensa.»

—Yo... lo siento —murmuró Tara. «Está bien, por algo se empieza

—Quiero suponer que no era tu culpa —le respondió Gaby con una sonrisa—. ¿Desde cuándo eres un... ya sabes a lo que me refiero? —Gaby parecía curiosa por el tema.

—...Desde que nací —no exactamente, Tara nació siendo un lobo. Luego tuvo que utilizar el el disfraz para verse con esa apariencia. Simplemente era una bestia en piel de oveja.

Saga Exilium: I Almas de jade y ámbar.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora