Una primera cita algo diferente

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—¿De verdad crees que debería hacerlo? —le preguntó a su otra personalidad, hundiendo aún más su cara en la almohada.

Realmente estaba confundido. Todo en ese chico lograba que se sintiese así: perdido, sin saber qué hacer o cómo reaccionar. «Si tan sólo fuera como los demás —pensó para sus adentros—. Si tan sólo no fuera tan amable y bueno... Si tan sólo no tuviera esa personalidad que enamora... Si tan sólo no fuera..., él, yo no estaría en esta situación».

«—Ya te dije que me da igual —le respondió Fred—. Ve si quieres. Si no, no vayas», finalizó.

Freddy se maldijo por pensar que en verdad él le iba a ayudar. Era obvio que no se la iba a dar ni aunque se estuviera ahogando en un río y él tuviese un salvavidas en mano. Fred sólo pensaba en Fred. En nadie más.

Se levantó de la cama y fue hacia la mesita de luz que se hallaba al lado de ésta. Tomó de ella un frasquito naranja con medicamentos en forma de tableta dentro. Fred comenzó a alarmarse. Sabía bien para qué eran. «—¡Ni se te ocurra tomarlas!», amenazó, pero el castaño hizo caso omiso a sus advertencias y bajó a la cocina por un vaso de agua para que las pastillas pasaran con mayor fluidez por su garganta. Se maldijo por no haberlas tomado anteriormente. Creyó que Fred podría ayudarlo con su confesión pero al final fue sólo una molestia con la que tuvo que cargar todo el día.

—Mamá, no cenaré, me iré a dormir ahora —le avisó a su madre. Tomó un vaso y le sirvió agua pero, antes de que pudiera irse, ella le detuvo.

—¿Te ocurre algo, cariño? —preguntó preocupada por su pequeño. No era normal que se fuese a la cama sin cenar, a no ser que ella le hubiese castigado, cosa que no había hecho ese día.

Freddy sólo miró a la mujer cuyo color de cabello se asemejaba al suyo y se limitó a sonreírle, indicándole que todo estaba bien; aunque en realidad no era del todo cierto, ya que su situación emocional era un completo caos en ese momento.

La señora le devolvió una sonrisa igual de radiante que siempre y continuó preparando la cena. El adolescente subió a su habitación e, ignorando las amenazas y quejidos de aquella..., cosa –porque ni siquiera podía considerarse persona– que habitaba su cuerpo, ingirió los medicamentos para que, al menos, se calmara un poco. Y funcionó, ya que no le volvió a molestar.

Ni siquiera se cambió para meterse en la cama. Estaba en verdad exhausto mentalmente como para preocuparse por una pequeñez así. Se metió en su cama y apagó la luz de la pequeña lamparita ubicada en su mesita de noche, tras haber colocado una alarma en su teléfono móvil, asegurándose de que se despertaría antes de las once de la noche para reunirse con Golden.

¿Qué cosa tan importante querría decirle el rubio? No lo sabía. Tampoco sabía por qué no pudo decírselo en el parque cuando le confesó sus sentimientos. Es decir, si le rechazaba –que era lo más probable– podría tranquilamente habérselo dicho en ese momento. ¿Y si eso sólo era una estrategia que utilizaba para no decir cara a cara que le daba asco? ¿Y si Golden en realidad no iba a ir? ¿Y si lo dejaba plantado? ¿Y si no quería volverlo a ver?

Con pensamientos cada vez más negativos, cayó rendido ante los tentadores brazos de Morfeo.

•••

El tono de su alarma lo despertó. Y la verdad, agradecía haberla puesto, ya que Fred no paraba de molestarle y ya estaba harto de él.

Miró su reloj: eran las diez y media. Aún le quedaba tiempo antes de salir, pero aún así él tomó un abrigo y el frasco con pastillas –por si las dudas– y partió hacia donde su amado lo había citado. Un momento..., ¿«citado»? ¿Eso era una cita? ¡No!, ¡no podía ser! Aunque, bueno, era la primera vez en la que ambos salían solos, sin nadie más de Los Animatrónicos que les acompañase... ¡Pero no podía serlo! Seguro era sólo una fantasía de la imaginación de Freddy. ¿Por qué el gran Golden Boy tendría una cita con un chico? Además, era probable que lo dejase plantado... Tras pensarse eso, Freddy ralentizó su paso, deprimido. ¿Valía la pena ir sólo para llevarse la decepción de no encontrarlo allí? ¿Valía la pena tener esperanza si podía salir con el corazón roto? ¿Valía la pena amar si salía lastimado?

El príncipe y el plebeyo (yaoi/gay) [#FNAFHS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora