Todo estaba bien.
Mi vida era "normal"
O bueno,
Era una vida llena de mentiras.
Hasta que simplemente pasó.
Todo cambio.
Mi vida se convirtió en una experiencia sobrenatural sin sentido.
Y entonces yo cambie,
Personas murieron,
Otras salieron herid...
Después de un cansado día de escuela llegue a mi casa, encontrándome con mi padre recogiendo.
—Al fin llegas, ¿En donde estabas?, la escuela acabó hace 4 horas. —Deje mi mochila en el sofá y fui a la cocina a ver que era lo que olía tan bien.
—Lo siento, me pasé a casa de Violet un rato. —Después de ver la deliciosa comida que había hecho mi padre, me dispuse a ayudarlo a recoger.
***
—Lo único que falta es esperar a que esté la comida. Ve a bañarte y cambiarte, después lo haré yo mientras tú vigilas la cena. —Me ordenó mi padre después de una hora de estar recogiendo.
—Está bien. — Subí a mi cuarto y tome mi atuendo.
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Me di una ducha rápida, salí después de unos 5 minutos y me vestí, tomé mi celular y bajé las escaleras.
Avisé a mi papá sobre arreglarse y me dispuse a preparar los postres para esa noche: pequeños bolillos de polvorín; para cuando estuvieran listos ya sería el final de la cena. Había preparado la mesa y cuando mi padre bajó me ayudó a poner la comida en los platos, sería ensalada de pollo, algo sencillo. Mi padre me había dicho que no sea nada simple para evitar los pensamientos de "mediocridad", ni algo tan ostentoso también para no presumir "arrogancia".
Yo decía que estaba paranoico, creo que de él lo saqué...
--En cuanto llegue mi compañera y su hijo, quiero que los saludes educadamente; él es de tu edad. --dijo serenamente, ¿me estaba insinuando algo?...
El timbre sonó y me paré a abrir la puerta, recibí a la mujer con una sonrisa, sus risos castaños volaban por el aire haciéndola lucir como una señora muy amable, la saludé con un beso en la mejilla y me presenté.
--Buenas noches, mi nombre es Hailey Lovelis. La hija de Andrew. --estrechamos las manos.
--Mucho gusto, Hailey --sonrió bondadosa--. Soy Melissa McCall, y él es... --volteó a sus espaldas un poco confundida como si buscara a alguien.
--¡Mamá! --una voz masculina se escuchó a lo lejos--, ¡olvidaste tu chaqueta!. --Scott asomó la cabeza por encima de la puerta del auto, se acercó a nosotras y me sorprendí por la enorme coincidencia.
--Scott, ella es...
--Hailey, la conozco... --Scott sonrió y me saludó-- somos compañeros de clase.
--¡Vaya, entonces son amigos!
--Así es --asentí--. Pasen por favor, la cena está servida. --abrí paso y ellos colgaron sus chaquetas en el perchero de la sala; los conducí hasta el comedor y hablé a mi papá para avisarle sobre la llegada.
Scott y su madre se sentaron en las sillas, en eso mi padre llegó bien vestido y saludó muy cordial. No se notaba nervioso, pero juraba que internamente estaba sudando de alteración, quería llevarse bien con ellos.
