Las calles eran ruidosas, siendo el olor a humo proveniente de los coches lo que acompañaba el irritante y constante sonido de los vehículos deslizándose por una carretera ahogada.
Todo le salía mal, pero se forzaba a mirar el mundo como un vaso medio lleno y no como uno seco y olvidado. ¿Por qué, sin embargo, solo a él le sucedían esos desafortunados momentos?
Iba a salir con MinSeok a dar un paseo, y en su mente todo se veía precioso y romántico, tanto así que quizás, con suerte-que no tenía- lograría besarlo de nuevo, unir sus almas en un roce mínimo.Las dos noches fueron largas y frías sin MinSeok, sin su dulce sonrisa. Cada vez que soñaba con él sentía que profanaba su persona, pues alguien tan perfecto ¿merecía pasear pacíficamente por sus sueños?
Amaba cada trozo de piel expuesta que lograba ver, porque era piel pálida y suave, piel que debía ser tocada, pero no sabía si era suficientemente bueno como para entrar en la vida de su enamorado ángel, llegar al fondo de su corazón, deformarlo como plastilina y luego, esperar que mágicamente se arreglara. ¿Era egoísta? No se creía un ser egoísta pero todo lo que demostraba era egoísmo. El simple hecho de estar arrastrando a MinSeok a dar un paseo cuando llovía... ¿no es de una criatura despiadada?
Y él, tan bueno, con una simple sonrisa y asentimiento, había logrado acelerar su enfermo corazón, había conseguido devolverle la viveza de la mirada...Hacía todo de modo que pareciera sencillo. Su bonita cabeza trabajaba rápido y lo dejaba nuevamente boquiabierto y sobre todo, más enamorado de lo que se podía permitir estar.
Así que después del corto paseo recorriendo las calles de Seul, Min Seok comenzó a empujar suavemente su silla de ruedas por un enorme tubo subterráneo, donde numerosos animales submarinos parecían neutros viviendo su día a día, ajenos a las bobas poblaciones que diariamente los visitaban y perturbaban su tranquilidad, si es que la conseguían perturbar.
MinSeok disfrutaba de la visita al parque acuático, pero nada se podía comparar con lo que su corazón sentía, como se agitaba en rápidos latidos que lo hechizaban así como la belleza de LuHan y su brillante mirada, como la de un ciervo iluminado por el amanecer. Era hermoso, todo de él insinuaba pureza e inocencia, sobre todos sus ojos que de manera curiosa recorrían cada rincón del parque acuático.Sentía pena a su vez, porque como un peso de miles de toneladas, la culpa lo consumía lentamente, sintiendo que todo lo que le pasaba a LuHan, era su culpa, ¿pero no lo era?
Lo quería hacer sentir querido, quería demostrarle que lo amaba y estaría siempre a su lado, por muy corto que fuese ese siempre.Porque veía el ángel de la muerte que yacía en su espalda, agarrándolo con sus crueles garras, buscando su alma que estaba predestinada a acabar en el mundo de los muertos, así como la de todos, pero injustamente más pronto de lo que debería ser recogida. Y odiaba a ese ángel cuyo nombre había sido YiXing. Odiaba que le repitiese una y otra vez que Han estaba muy enfermo, que sus días estaban contados y no había nada que hacer.
Fingiría sin embargo, como LuHan fingía que estaba bien, porque debían vivir el resto de sus días en paz y felicidad, porque lo poco que les quedaba, podía ser suficiente.
—Lulu. — Min Seok al fin le llamó la atención, sintiendo pena, porque Han parecía muy ensimismado en un mundo lleno de fantasías, disfrutando del maravilloso cuento de hadas que era este parque acuático. — Ahora iremos a comer a mi casa. ¿Te apetece...?
La casa de MinSeok. Solo pensar en ello a LuHan le provocaba cosquillas. ¿Qué si quería ir con él a su casa? Lo deseaba más que nada, quedar a solas en un ambiente que no fuese el de muerte.
—Claro que sí. — Dijo, esperanzado, acariciando la mano que Seok mantenía en su reposa espaldas.
—Perfecto. — El mayor sonrió con cariño, dejando que la mano de la hermosa criatura lo acariciase.
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Dulce como la miel. [XiuHan Finalizado ]
أدب الهواةLuHan es un chico vulnerable y enfermo, que por su estado de salud es incapaz de salir de su prisión llamada hogar. Lo unico que se puede considerar como consuelo, es ver a un bonito niño correr todas las mañanas y tardes a través de la ventana, ob...