Rojizo amanecer. [Final]

405 85 25
                                    

De los ojos de Lu Han caían esos pedacitos de alma que se desmoronaban y descendían en un sencillo viaje desde sus ojeras ligeramente azuladas, por sus mejillas rojas, algunas en sus labios, y finalmente, en la mano de su ahora futuro esposo, quien con protección sujetaba la barbilla de su amado.

—Claro que sí, Min Seok... Claro que sí...

El llanto se apoderó de ambos, volviendo a unir sus cuerpos en un cálido abrazo, sonrojados, felices, ciegos de amor.

No se separaron hasta que Han con necesidad cogió la preciosa caja junto con la joya tan cargada de sentimentalismo.

Esa noche fue la noche que Min Seok recordó como su "pedacito de cielo". A partir de aquella noche, se aseguró de no volver a dejar a Lu Han solo. Fue casi a la semana cuando el chino se mudó a su casa, decorando con su presencia el hogar que ahora sí que podía denominar así. Dormían juntos, cenaban juntos, se duchaban juntos, veían películas, vivían, disfrutaban de todo lo que les pasaba, porque nada es para siempre, porque, al mes de su vida colectiva, Lu Han recibió una noticia.

"Lu Han, está usted embarazado"

Lloraron de felicidad, festejaron con sus amigos, todos simplemente amaron aquella noticia, que para Han sin embargo significaba que sería el posible causante de su apresurada muerte.

Se casaron a los dos meses el embarazo de Han. Su salud inestable preocupaba al coreano, quien había dejado en manos de KyungSoo su negocio, solo para dedicarse a su marido al 100%. Daban paseos por las calles, recientemente decoradas por los colores primaverales. Lu Han pálido, delgado, medio muerto vivía, feliz al fin y al cabo, porque lo tenía todo, la felicidad que siempre deseó, el mundo que alguna vez deseó.

—Te quiero, bebé. —Susurraba después de cada fogoso encuentro, después de un montón de te amo, y otros tantos eres mi vida, sois mi vida.

MinSeok acariciaba su preciosa cabeza, enredando su pelo en el moreno de su bonito marido, besando su cuello, su mejilla, sus ojos. Lo mimaba, más que a cualquiera. Cuidaba de su pareja como si de un tesoro se tratase; su más preciado tesoro.

**

Pasaban los meses, en donde ambos acariciaban una y otra vez la abultada tripa de Han, quien de manera amorosa observaba como su esposo besaba su piel justo donde el pequeño bebé golpeaba con sus piernitas aun a medio formar.

—Será futbolista, ¡ya lo verás! — Decía Lu Han, sonriendo, haciendo a su novio reír, porque seguro que sería el mejor jugador de fútbol de la historia, si era la criatura salida de alguien como Han.

Y se besaban, volvían a darse amor, porque para ellos era algo común, parte de su vida. Y cuando KyungSoo los visitaba, juraba que lloraría; él, un alma insensible que solo cambia de parejas, un desafortunado ser, que sin embargo lograba embriagarse de la felicidad de la joven pareja Lu Kim.

Muchas veces lo comentó con su novio JongIn. ¿Por qué les tenía que pasar eso a ellos? ¿Por qué no encontraban donante? ¿Por qué el pulmón de LuHan lentamente se pudría y nadie venía a salvarlo?

JunMyeon y YiXing lo dijeron muchas veces, siendo Xing el que hacía énfasis en lo que JongIn preguntaba.

Deben aprovechar el tiempo que tienen, juntos. Deben creer y tener .

**

SeHun era el nombre del precioso bebé de nueve meses que salió de Lu Han, sano y salvo, dejando a su padre en un estado crítico, y a su otro padre metido en una severa depresión de la que no logró salir, no hasta que viera a LuHan a salvo.

Dulce como la miel. [XiuHan Finalizado ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora