|Relation.|

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Una semana después de que Jimin saliera del hospital, siendo dado de alta horas después de asegurarse que la contusión no dejó daños graves en él, Park volvió al trabajo. Ese era el día número tres después de que TaeHyung misteriosamente hubiese dejado de asistir a trabajar; había estado seguro de haberle marcado más de diez veces al día y en ninguna de ellas, el rubio se dignaba a contestar.

Estaba preocupado, su mejor amigo era lo suficientemente incapaz de poder permanecer mucho tiempo solo, además de que era sumamente responsable en cuanto a su empleo. Las horas pasaban lento, ante la preocupación presente que Park Jimin se encargaba de mantener en control, sólo podía ser más difícil cuando la mirada fija de su jefe y las interminables cuestiones del porqué Taehyung no aparecía, le estaba haciendo aún más agotador el día.

Faltando aproximadamente una hora antes de que su turno terminará, las puertas de la cafetería se abrieron, dejando a la vista a un Kim Taehyung sonriente y con la mirada perdida, bastante extraño y contradictorio era lo que su rostro mostraba en cada una de sus expresiones. Jimin pasó de la total consternación por la llegada de su mejor amigo, a la total molestia. Era una suerte que no hubiesen nuevos clientes que atender, así que aprovechó el momento para tomar el brazo del rubio y llevarlo hasta la sala de empleados.

—¿Te has vuelto loco? ¿Dónde has estado metido, Kim Taehyung?— La sonrisa cuadrada de su mejor amigo no desapareció en ningún momento, haciendo consecuente que el malhumorado ánimo de Jimin fuese más evidente.

—Relájate, Park.

—¿Relajarme? No lo habrás dicho en serio, ¿verdad?— Jimin puso los ojos en blanco y apretó la mandíbula— El jefe ha estado como loco preguntándome sobre tu paradero, ¿sabes lo que es tener sus ojos en cada uno de mis movimientos los siete días durante mis ocho horas de trabajo?— Taehyung permaneció en silencio— Exacto, por intentar salvar tu culo ahora yo soy a quien vigilan todo el tiempo. Gracias, Kim.

El sarcasmo acompañó la frustración que el cuerpo de Jimin había estado soportando los últimos días. El rubio soltó una carcajada, divertido por la exageración que caracterizaba a su mejor amigo.

Tae colocó una de sus manos en el hombro de Jimin y con aquella sonrisa aún sin desaparecer de su rostro le miró fijamente.

—Gracias, Jimin. No sé qué habría hecho sin ti.

El rostro de Jimin se puso colorado ante el cinismo de su mejor amigo, pero cuando la idea de que por fin había regresado al trabajo, sólo significaba que por fin sería libre de la presión, le hizo aminorar su coraje.

—Espero que tengas una muy buena excusa para DongWo que te haga no perder el trabajo.

De un momento a otro, antes las palabras de Jimin, el rostro de Kim Taehyung se iluminó, la sonrisa que no había desaparecido durante toda la conversación del rostro del rubio, se intensificó. Jimin frunció el ceño, nunca antes había visto tan particularmente feliz a su mejor amigo y la extrañes de su comportamiento estaba dejándolo absolutamente en desventaja.

Sabía que Tae era un chico alegre, con una personalidad autentica, pero jamás le había visto tan perdido, como si recordará algo que repentinamente le había hecho feliz. Esa era la desventaja que tenía el chico; siempre era demasiado evidente antes los ojos de Jimin.

—¿Hay algo que quieras contarme?

Las mejillas del chico tomaron un color carmesí, logrando confundir a Jimin.

—La realidad es que...— Taehyung cubrió su rostro con sus manos, completamente avergonzado— He estado saliendo con alguien los últimos días.

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