Capitulo 3

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Malditos sean sus besos, sus manos, sus brazos, su cuerpo, ¡maldita sea el! En el ascensor hace mucho, pero mucho calor.

Mis manos están sobre mi cabeza, el las sostiene solo con su mano izquierda, mientras que su mano derecha sostiene firmemente mi cadera, es un maldito -pero bello- salvaje, trato de moverme, pero es simplemente imposible, siento mis labios hinchados, me separo, necesito aire, nos miramos, negro contra grises, rara combinación, lo sé, pero había mucha conexión. Comenzó a besar mi cuello, eran besos mojados, húmedos, que hacían que me estremezca y soltara leves gemidos, ¡esto es tan excitante!

Dejó mis manos, yo las posé en su cuello, el, con un rápido movimiento, tomo mis caderas, haciendo así que mis piernas estén alrededor de su, bien trabajada, cadera.

-No, suéltame- dije tras sentir su…erección, su dura, erección

El no dijo nada, solo buscó de nuevo mis labios y los besó, ¡mierda! Besa bien, muy bien. Sin previo aviso comenzó a mover su pelvis, oh si, digo no, no

-Para- le dije, esperen, eso fue un…susurro, ¡mierda!

Trataba de zafarme, bueno, es que mi cuerpo quiere una cosa y mi mente esta en otra, ¡maldición trabajen juntas! El seguía moviendo su pelvis mientras me besaba, muy buena combinación, no quiero decir, al diablo con lo que quiera decir.

-Para, por favor- ¿acaso volví a susurrar?

-¿Por qué? Tu cuerpo lo quiere, y no lo niegues- sus ojos eran como, como un maldito ¿hipnotizador?, ni si quiera sé si existe esa palabra, pero ustedes me entienden ¿verdad?, en fin, no sabía que decir, solo nos quedamos mirando, el ya no hacia sus…movimientos, ya no nos besábamos, nada, solo nos mirábamos, logre que mis piernas respondieran, y al fin tocar suelo, me importaba una mierda en que piso estábamos, solo pare el ascensor y salí corriendo, Corre Caminos se queda corto comparado con mi súper corrida, solo lo escuché maldecir, mientras me alejaba, tropezaba con las pocas personas que estaban en el hotel. La sangre, ni si quiera la sentía, ¿es eso normal?, espero que sí.

Buscaba una y otra vez, nuestra habitación, subía y bajaba de pisos, y para mi “buena suerte” (noten mi sarcasmo), no había ni una maldita alma para que me dijese en que jodido piso estamos. Seguía caminando, la verdad ya me di por vencida, además, no es tan malo perderse en un hotel, de acuerdo es patético sí, por el hecho que estoy en bikini, caminando de un lado al otro, como una loca, claro está, pero no malo, encontré otras escaleras (desde el imprevisto con ese…chico, no pienso pisar un ascensor sola), pensaba en bajar, pero grata fue mi sorpresa, cuando lo volví a ver, al “yo sé que te gusto”, no lo podía creer, ¿es en serio?

Me miró, ambos al mismo tiempo, me disponía a correr cuando él me sujeto, firmemente.

- No, esta vez, no- me susurro al oído, no entre en pánico, no sentí nervios, esta vez, me… ¿excité?, es que, no tengo nada que perder, ¿mi virginidad? Al diablo, ya no la tengo hace más de dos años, además necesito un maldito polvo, y mejor aún, con un extraño, que estoy completamente segura, que no me va a matar, secuestrar o descuartizar ¿verdad?

Comenzamos a caminar, de acuerdo no sé a dónde, pero empezamos a caminar, creo que hasta se sorprendió que caminara junto a él, sin hacer un escándalo, o golpearlo, o algo así. Una, dos, tres, cuatro, cinco, puertas, esperen, ¡esa era mi habitación!, estuve cerca, muy cerca, una y dos, y estábamos en… ¿su habitación? ¡Mierda, somos vecinos!

-Pasa- me dijo el, antes de pensarlo dos veces, mis piernas ya se estaban flexionando para sentarse en un sofá del cuarto, ¡Hey, necesito a cuerpo y cerebro juntos!

Solo miraba cada movimiento que hacía, iba de un lado al otro, creo que estaba analizando cual iba a ser su siguiente movimiento, y eso, eso me inquietaba y mucho. Se paró en seco, me vio, y se acercó, como una pantera asechando a una pequeña e inofensiva presa. No intentaba hacer nada, ni si quiera huir, quería sus labios, lo quería a él, ¡maldita sea!

La diferencia de estatura era bastante, cuando él se acercó tuve que levantar mi cabeza -y estuve sentada con la espalda recta- creo que siempre nos vamos a embelesar con nuestras mirada, siempre nos vamos a contactar con ella ¡Madre Mia!

-¿Un dólar por tus pensamientos?- dije mientras bajaba mi mirada, y me mordía el labio.

-¿Christian Grey?- me dijo, mientras se ponía agachaba para ponerse a mi altura y seguía mirándome, lo sentía, era más que obvio, ¿Quién no siente cuando un chico de ojos negros te mira?

-¿Lo conoces?- pregunté, mientras lo veía impresionada, ¡wow!

-Digamos que, mi hermana habla mucho de el- decía mientras levantaba su mano y la posaba en mi mejilla y su dedo pulgar rozaba mis labios

Solo esbocé una sonrisa, no podía, ya no aguantaba, así que me acerque más a él, los dos queríamos, tan solo un maldito rose, mi cuerpo y, esta vez, mi cerebro, lo querían, solo un poco más, acércate un poco más, rogaba por sentir sus labios.

-Quiero besarte…-dijo el

-Y ¿Por qué no lo haces?

Solo fue eso, para que nuestros labios se encontraran de nuevo. Sabia a gloria, nuestros labios encajaban perfectamente, ninguno de los dos queríamos romper el beso, y nadie lo hizo, fue todo lo contrario, aumentamos el beso, mi corazón palpitaba a mis por hora, sentir sus manos subir y bajar por mi espalda, eran como pequeños toques de electricidad, que hacían que, inconscientemente, soltara pequeños gemidos, que no hacían más que incrementar nuestros besos y caricias, mis manos subieron por su pecho hasta su nuca, mis dedos viajaban por su cabello, lo acerque más, necesitaba sentirlo, necesitaba más de él.

Todo se tornó rápido, él tomó mis piernas y las puso alrededor de su cadera, de nuevo, se levantó, y nos dirigió a… ¿la pared? Bien, es original, me gusta, el frío de la pared al chocar con mi espalda hizo que me erizara, el sonrió en mis labios, y seguimos con la batalla de nuestras lenguas y labios, ninguno de los dos íbamos a parar, y no quería parar, yo no. El comenzó a zafar los nudos de la parte de arriba de mi bikini, ¡SI!

Dejó de besarme, y comenzó a devorar mi cuello

-Te mato si me dejas una marca-le dije mientras disfrutaba de sus “besos”

El solo rio y siguió atacando mi cuello, mis manos tomaron con fuerza su cabello, cada instante que él me mordía, yo jalaba más su cabello, era excitante, iba bajando más y más hasta casi llegar a mis pechos, el de pronto, alzo su mirada a la mía

-¿Estas segura?- me preguntó

¿Estoy realmente segura de seguir?

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No prometemos nada, pero es probable que esta semana subamos mas seguido capitulos, para las que les guste navidad, pues ¡Feliz Navidad! y las que no (como a mi y a  mi amiga con la que escribo) pues ¡Feliz Año Nuevo!

Look After MeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora