Capitulo 4

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“¿Si no lo estuvieras crees que estarías aquí? Vamos Lara, no nos engañemos, tú quieres esto, anhelas esto, desde que puso un dedo encima de ti”

Sin nada más que decir decidí seguir con el beso, no quería nada más que sentir sus besos, sus manos recorrer mi cuerpo, sus ojos puestos en mí, sentirlo a él, sentirlo muy adentro de mí.

Terminó por quitar la parte superior de mi bikini, ahora sí, comenzó a descender hasta quedar al inicio de mis pechos, me miro y si sus ojos son negros de por sí, ahora es como estar en la oscuridad propia, es como tocar el negro, y ese negro te traspasa, ME traspasa, ambos jadeantes, nos devoramos de nuevo la boca, me bajo de su cintura, sin despegar nuestros labios, él tiene que agacharse un poco para seguir con nuestro apasionante beso.

Deja mi boca por un instante, para seguir con mi cuello, esta vez va despacio, sigue, mientras yo coloco mi mano izquierda en su cuello y la derecha en su cabello, lo jalaba, era excitante, y aun no iniciamos.

Siguió bajando más y más hasta que llego a mis pechos, los miró, los contempló, y hubo un instante en que me avergoncé de tener su mirada puesta ahí

-¿Admirando las vistas?-dije conteniendo una risita

-Como no tienes idea- me miró- eres preciosa, sentí el calor-no precisamente de la excitación- subir por mis mejillas.

Sin previo aviso, los beso, y su contacto con mi piel, hizo que la sangre en mis venas pare, que mi respiración se agote de a poco, y que mi piel se erizara, todo esto mientras pasaba electricidad por mi cuerpo.

“Uff, disfruta”

La verdad, me sentía como en el paraíso- o en el infierno- si se siente así, soy muy feliz, mis manos no paraban de jalar y acariciar su cabello, ¡Santa Madre!

Dejó mis pechos, y subió de nuevo a mi boca, me excita solo con verlo, así, rojo, agitado, con su cabello hecho un caos, así, solo así me excita…más.

Su mano, curiosa, bajo hasta mi coño, lo acaricio, con su dedo anular, por encima de la tela de mi bikini, jadee cuando sentí su tacto, ¡Dios Bendito! Tomó los lados de mi braga y lo bajo de un solo tirón, creo que hasta me los rompió. Ahora yo estaba, desnuda y a merced de él, ante su mirada, su feroz mirada, gimió cuando me vio como Dios me trajo al mundo; bajé mi mirada, se me secó la boca al solo ver eso.

-¿Admirando las vistas?- ahora fue el quien lo dijo, regresé a mirarlo, mi acompañante estaba con una media sonrisa de lado, se ve tan sexy así

-¿Algún problema?-dije acercándome a el- solo quiero que me hagas tuya-susurré, y él se estremeció, mis manos bajaron hasta rozar su erección, con el torso de mi manos, el jadeo, lo irónico de todo esto es que ninguno de los dos sabemos nuestros nombres, corrección, irónico y excitante, malditamente excitante.

No dudé en quitarle su bermuda, y sí, eso es MUY grande, o es eso, o es porque es con el segundo que voy a tener sexo en toda mi adolescencia

-Tus deseos son órdenes- al igual que yo, el susurró en mi oído y lo admito, es lo mejor

Y no querías que te toque hace unos minutos”

Esbocé una sonrisa por mi pensamiento, eso era antes, ahora quiero que me devore, ser suya, ni si quiera sé si sigue siendo día, tarde o noche, el hace que pierda todo sentido al mi alrededor.

-Vas a tener que sostenerte fuerte… nena- ¡DIOS MIO!

-Tus deseos son órdenes-ambos reímos por eso, sorpresivamente tomó mis muslos y los colocó alrededor de su cadera

Look After MeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora