Con las mejillas aun sonrojadas tuve que salir de mi oficina para acercarme a la de mi jefe, no estaba lo suficiente consciente para decir que le pusiera atención a lo que me dijera el señor De Rosa, además necesitaba sentarme porque mis piernas estaban más frágiles que una rama seca, después del otro contacto que Linus hizo conmigo, no solo acaba de provocar algo que yo nunca he sentido con ni un chico que se me ha acercado sino que también he experimentado una cierta curiosidad en sus ojos que hacen que brillen como una estrella, lo peor de ello es que ni siquiera debería estar cerca de él por los motivos que hasta son contados día a día en mi mente como el primer motivo que él tiene novia, el segundo que me odia, el tercero que siempre se la lleva de machito conmigo y para que seguir continuando la lista si de que me sirve irlas contando si al final no ganaré nada con ello así que para mientras que esperaba a que el señor De Rosa se desocupara con la persona que estaba atendiendo en ese momento, me senté para pensar más claro las cosas, a demás del infernante dolor de cabeza que tenía, lo único que quería irme temprano para ir a descansar porque después de esto me ha dejado claro que ya estoy en problemas y posiblemente me terminen despidiendo por el rollo en que me he metido con haber arruinado todo esos reportes. Me hubiera convencido el día anterior para poder buscar en todos los periódicos un nuevo trabajo por si llegara a sucederme el despido; entonces observe como un empleado iba saliendo de la oficina del jefe para luego escuchar mi nombre y entrar con todas las preocupaciones que comenzaban a mezclarse con las de ayer y las que me acaban de suceder por la culpa de Linus y mía también por no haberme apartado.
-Buenos días señor De Rosa, me dijeron que necesitaba hablar conmigo. -Le dije.
-Si, sientese señorita Leone. -Me mostro la silla con su mano.
Que bueno que me dijo eso porque creo que después de todo podía llegar a desmayarme con tanta noticia, emoción y preocupación.
-Ayer por la tarde llego el joven Benedetti a reclamarme por el severo desastre que usted causo en su oficina-cerré fuerte los ojos ante mi error-, no es necesario que se vaya a negar porque tenemos unas cámaras en cada pasillo y por lo que hemos visto ayer, usted fue la última que entro y salió de la oficina de él.
Bueno quizás no haya descubierto él por medio de mi labial que yo haya sido la causante de aquel desastre sino que se haber dado cuenta por medio de las cámaras que me delataron más rápido de lo que yo me lo esperaba. De todos modos que me esperaba, si a demás de no saber que se encontraban cámaras en todos los pasillos, Linus encontro mi labial, el cual cualquiera de las otras periódistas lueden usar el mismo color y marca del objeto y yo sigo diciendo que es mío sin saber si el verdadero lo haber perdido en donde quiera que estuviera ya.
-Entonces señorita Leone, que responde usted ante esto.
Sin habermelo esperado, todos aquellos papeles aparecieron repentinamente en el escritorio del señor De Rosa haciendo que viera todos los papeles cubiertos de café, con olor a café y manchados de café; quizás se hubieran podido recuperar algunos pero lamentablemente muchos de ellos las letras escritas tanto en pluma como tinta impresa había sido borrada por el líquido el cual empiezo a odiar y las que habían sido salvadas no eran más que algunos versos finales de las noticias como también páginas de las cuales no sé identificaban cual era de la noticia. Pase mi mano en mi cabello para mientras que dejaba ir suspiro de decepción, apenas solo llevo casi una semana aquí y ya he cometido mi primer error que no se podrá revertir aunque pidiera un deseo con una pestaña que se me cayerá.
-Eres una de las mejores trabajadoras de aquí, Isabelle y apesar que solo llevas trabajando con nosotros 5 días no había recibido una queja tuya hasta ahora sobre esto-la decepción de mi jefe era mutua con la mía-, cualquier jefe al ver esto te despidiera pero...-eleve mis ojos-te necesito aun aquí así que ahora te tocara resolver este desastre ayudandole a Linus con su trabajo porque él se quedo hasta más de media noche aquí con su trabajo para mientras que tú dormias placidamente como si no hubiera ocurrido nada.
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Mi Dulce Tormento
RomancePara Isabelle su vida siempre fue aburrida a partir que dejo su querida capital para mudarse a Venecia; ella nunca pensó en que una pequeña ciudad se convertiría en un tormento al tener un nuevo empleo como periodista donde apenas con pocos días de...