Capítulo VII

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Fui abriendo lentamente los ojos a pesar que los sentía pesados, anoche no había podido dormir bien y eso no quiera decir solo porque había sido en un sofá sino porque lo del beso me había dejado tan impactada que me costaba creer que aun sentía el sabor del café impregnado en mis labios, casi había pasado media noche tocandome los labios e investigando que era esa sensación gloriosa que sentía mi cuerpo al recordar ese pequeño hecho que no duro ni más de 5 minutos. Me costaba creer lo difícil que me tocaba estar en el mismo lugar con alguien que me atrae, aun así no me quito la libertad de querer pensar que él pudo haber terminado con su novia y poder llegar a tener algo conmigo. Lo malo de todo esto es que recuerdo que él esta ebrio eso hace que quizás no recuerde nada de anoche y solo quede como una trágica escena de noche.

Me levante del sofá para luego caminar hacia mi habitación, tenía que asegurarme que aun seguía vivo y no se había escapado por la ventana de mi habitación donde por lo alto que estaba la distancia entre mi ventana y la calle no haber muerto del golpe. En vez de eso encontre como él ya estaba despierto y caminaba de un lado hacía el otro como si tuviera una preocupación. Sin tocar la puerta entre a mi habitación para mientras que él paraba en seco su caminado y me veía de una manera furiosa.

-¿Cómo sigues?-le pregunte.

-Mal-fue lo único que dijo.

-¿Quieres unas pastillas?-negó-Un café-hizo el mismo gesto de negación-algo para que te alivie el dolor de cabeza-suspiró.

-Por favor Isabelle deja de actuar-enarque mi ceja.

-¿A qué te refieres Linus?-no entendía absoluptamente nada ni el porque de su comportamiento conmigo.

-Mira recuerdo todo lo que sucedió anoche-lo mire de una manera extraña.

-Y ¿qué tengo que ver yo en eso?-le dije.

-¡Que odio cuando las personas se meten en mis asuntos!-gritó.

-Yo solo te trate de ayudar antes que terminaras en problemas-me justifique.

-Entonces dime ¿cómo es que me encontraste?-puso sus manos en sus caderas.

Cerré los ojos como también lo hice con mis puños en vez de encontrarme con un Linus todo reparado me encuentro peor que ver el mismo diablo en persona.

-Te seguí-musite.

-Isabelle...-lo corte.

-Solo te seguí porque vi como saliste del restaurante donde te encontrabas tú y tu novia...-note como sus ojos se abrieron como platos y me arrepentí de lo que dije en ese instante-no es lo que piensas...-ahora él me interrumpió.

-Ya fue demasiado, solo quiero que te alejes de mí-comenzó a ponerse sus zapatos-y no es un favor es una obligación-intente calmarme.

-¡¿Porque siempre que intento ayudarte me sales con esto?!-Le grite.

-Porque no era de tu incumbencia detenerme en hacer lo que quiero como si necesitara de una niñera que me cuide-lo dijo con dureza.

-A la próxima te dejaré que hagas lo que quieras maldito-intente irme pero sentí como agarro mi brazo y me volteó a verlo.

-¿Cómo me llamaste?-mire un profundo odio en sus ojos.

-¡Maldito!-no pude detener mi palabra.

-Y tú eres una niña estúpida que se meten donde no la llaman para que después se haga la buena delante de todos y quiera ganar un capricho por eso-abrí mis ojos como platos-. Siempre eres así de hipócrita y tonta.

Me quede petrificada quizás la palabra no era la peor de todas pero me había dolido demasiado que me la dijera que casi intento darle un buen golpe en sus partes. Mis lágrimas estaban a punto de salir pero lo único que hice fue arrancar mi brazo de su agarre para salir corriendo de mi habitación. Tome unos tennis y un abrigo para luego tomar las llaves de mi casa y salir de ella. Intentaba no llorar en todo lo que estuve caminando por la ciudad pero las lágrimas me vencieron y estas se derramaron por todo mi rostro haciendo que casi quisiera gritar de lo furiosa que me sentía. Me senté en la orilla de un puente para mientras que tiraba pequeñas piedras y viendo como las ondas crecian cada vez más hasta desaparecer.

Mi Dulce TormentoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora