Que puedo decir de mi día después de aquella espantosa noche; bueno no hay mucho que contar además de que termine enferma y que no he ido a trabajar hace una semana es porque he estado lo demasiado grave para decir que el doctor nada más me había recomendado estar en cama, tomar sopas y no estar saliendo más cuando haya lluvias; esto era lo que más detestaba porque ya estaba lo demasiado aburrida de hacer la misma rutina de un enfermo en vez de hacer algo motivador pero eso se lo debo de agradecer a una persona que hasta ahora ni siquiera ha tenido la dignidad de pedirme perdón por lo que hizo; aun así no necesito de sus disculpas porque nada más quiero que me deje en paz y las cosas luego puedan ser que salgan bien. A la vez para que estarme complicando la existencia si la verdad no lo necesito y es un alivio de que ahora lo odie más para así no acercarme a él ya que durante la última semana que estuve trabajando en la empresa, preferí que otra persona le fuera a dejar mis reportes para no poder verle la cara y más si salía temprano era la primera es huir de la escena inquebrantable que podía ocasionarse si él llegaba a mi oficina. Ya era demasiado haberle soportado sus groserías para ahora dejarme ofender de que su novia es mejor que yo en cualquier aspecto físico y capaz que ético pero la verdad eso es lo que menos me debe de importar porque a pesar que he cometido unos pocos errores en la primera semana que trabaje y que la mayoría le cayeron a él, se que hoy una buena persona con integridad e inteligencia y razonando bien; ahora la idea de que esos cafés le hayan caído en sus camisetas preferidas me agrada de que se haya quemado y que las cosas por lo menos terminaran siendo solo un accidente.
Una semana antes de haber estado cumpliendo mi deber de estar en la cama y solo pasar durmiendo como un oso en invernación, había mencionado que me presente a trabajar a pesar que apenas comenzaba mi gripe y mi tos, intente ocultarlo por tres días mi enfermedad hasta que el cuarto día, Jenni se dio cuenta que estaba enferma y me atrapo con una gran fiebre y con los ojos llorosos; por lo tanto no se quedo callada y le dijo al jefe y él termino por darme unos días hasta que mejorara y el doctor me quitara mi incapacidad pero aun así a pesar que quisiera que esto hubiera sido unas vacaciones nada de eso termino siendo porque lamentablemente mi amiga Norá no me deja salir de mi cama ni mucho menos comer otea cosa que no sea lo que me receto el doctor así que sufro de una dieta basada en provioticos, proteínas, calcio, hierro y zinc y todo esto me hace sentir como si fuera una pequeña niña débil que debe de comer lo necesario para sobrevivir.
-¡Ya llegué Isa!-escuche la voz de ella a lo lejos.
-Bien-apenas conteste cuando deje ir un estornudo.
-¿Aun sigues igual?-asentí-ya casi llevarás una semana así y no veo que te recuperes-suspire.
-Ya sabes que mis defensas son más bajas de lo normal cuando me enfermo-ella se fue acercando a mí.
-Te mediré la temperatura, haber si eso si te bajo por lo menos-se metió al baño.
Deje ir un suspiro frustrado cuando menciono en tomarme la temperatura, ella lo hacía cada tres veces al día para saber si las cosas andaban bien, mal o peor; aun así el servicio que mi amiga tenía hacía mí era el mejor porque ella me cuidaba como si fuera su hermana o un paciente a punto de morir. Lo que sí me ponía mal esto es que cuando hablaba con mi mamá trataba de no sonar como si estuviera enferma así que tenía que tapar los ollos de mi nariz para poder evitar algún estornudo o picazón en la nariz, aun mi mamá no lo ha notado pero si se llega a enterar fácilmente se que no tardara en guardar ropa en su maleta rosada con diversos stikers de varios viajes que ella hizo en su juventud para luego tomar el transporte más rápido hasta llegar hasta aquí y comenzar a cuidarme. Los cuidados que me da mi mamá son los mejores aunque pueden llegar a estresarme por veces cuando ella comienza a darme muchas ordenes y yo no las quiero captar enseguida así que no me queda de otra que obedecer antes de que la haga enfurecer y esa vez si termine por obligarme a comer su odiable sopa de vegetales que la verdad nunca me gustaron más cuando era solo una niña.
-¿No crees que deberías ir de nuevo al doctor para ver si te recomienda algo mejor para tu salud?-negué instantáneamente.
-Ya es demasiado con lo que me ha recetado para que después termine por medicarme más y me de un colapso arterial por un envenenamiento-miraba hacía el techo.
-Pontelo, si aun tienes fiebre, saldré a comprarte una de esas sopas para enfermo para que se te alivie un poco la temperatura-me paso el termómetro.
-Que asco-me puse el termómetro en la boca.
Para mientras que me dejaba el termómetro por unos minutos, Norá iba a traerme unos medicamentos que me tocaba tomarlos ya. Al pasar esos minutos, deje el termómetro en la mesita de noche para luego darme la vuelta y cerrar mis ojos; a pesar que dormía demasiado bueno mejor dicho todo el día sentía como si me hubiera pasado varios caballos por encima y hubieran destruido mi cuerpo por completo así que Norá luego paso a mi habitación de nuevo para darme el vaso con agua y las pastillas. Al tomarlas, observo el termómetro y menciono que iba a tener que ir por esa sopa, no quise negarme porque era una de las pocas comidas que tenía la ventaja de curar varias enfermedades así que para mientras que ella se despedía de mí y se iba de mi casa, de nuevo me enrolle entre las sábanas y empecé a caer en un profundo sueño.
-¿Aún te encuentras mal?-abrí rápido mis ojos al escuchar esa voz.
-¿Qué haces en mi casa?-le pregunte sorprendida.
-Estaba caminando por estás calles y decidí venir a visitar a mi compañera de trabajo-se apoyo en el marco de la puerta.
-Eso no me da gracias-podía ver como las comisuras de sus labios se curvaban.
-¿Cómo estás?-cambio de tono de voz.
-Y ¿tú cómo crees que me encuentro?-me senté en mi cama.
-Estás horrible por supuesto-se rascó la nuca.
-Gracias es lo que menos me esperaba escuchar por hoy-achine mis ojos.
No estaba preparada ni siquiera para tener en este instante una pelea con Linus, podía ver como él me observaba de una manera muy extraña que hacía que me diera un poco de miedo y no solo eso que a la vez me sintiera insegura de cada movimiento que hacía, la realidad de esto es que no me importaba como había entrado sino que lo que me importaba era mi estado, estaba despeinada, sucia y con una cara de muerta de que ni el mismo Príncipe de Italia hubiera querido verme en este estado. Lo peor de ello es que no solo mi imagen estaba dañada sino que mi habitación era todo un desastre, estaba llena de papeles tirados por todos lados, mi ropa sucia rebalsaba de la canasta y varias cosas las tenía regadas por todos los lados como si fuera poco el tornado que acaba de pasar por mi lugar. Linus se dio cuenta de lo que estaba observando tanto que me dio vergüenza de que estuviera aquí, así que con mi cuerpo que aun estaba débil me levante de la cama, me puse unas pantuflas en forma de unicornio que hasta ahora me daba pena en mostrarlas para luego ir caminando hacía donde estaba mi enemigo.
-Si quieres hablar será mejor que vayas hacía la sala-le indique con mi dedo el lugar.
-Esta bien-camino detrás de mí.
Para mientras que él me seguía no sé si era yo o qué pero sentí su mirada pasar de arriba hacía abajo por todo mi cuerpo, aunque hubiera querido maldecir o decirle que dejara de hacerlo, aun seguía con pocas fuerzas y más ganas de tener un enfrentamiento con él así que mejor preferí no mencionar nada que pudiera dañarme más de lo que ya estaba. Me senté en el sofá para mientras que esperaba que él lo hiciera también pero a una determinada distancia, sus pasos eran tan lentos que podían ser grabados como para una película o un Stop Motion.
-¿Por qué no te has curado aun?-pregunto al sentarse.
-Mis defensas son bajas y cuando termino por enfermarme, me sucede esto-le enseñe mi rostro que a estás horas debe de estar de muerte.
-¿Cuando te determinaron eso?-¿Se interesaba de lo que le decía?
-¿La enfermedad o lo de las defensas?-le dije.
-Ambas.
ESTÁS LEYENDO
Mi Dulce Tormento
RomansaPara Isabelle su vida siempre fue aburrida a partir que dejo su querida capital para mudarse a Venecia; ella nunca pensó en que una pequeña ciudad se convertiría en un tormento al tener un nuevo empleo como periodista donde apenas con pocos días de...