Capítulo 1: La reunión.

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Todo empezó cuando una mañana en la que yo estaba cazando recibí un mensaje a través de un cuervo negro de mi viejo amigo Gandalf el Gris, en el mensaje ponía que necesitaba mi ayuda como guía para unos amigos por caminos en los que sin la ayuda de alguien que los cruce a menudo no podrían llegar. Sin pensármelo dos veces decido encontrarme con él en el sitio acordado en el mensaje.

Llegue a Bree de noche, está lloviendo muy fuerte por suerte mi gabardina me ha protegido bien. Entro en el Pony Pisador, en una de las mesas veo a Gandalf junto a un enano hablando.

-Buenas noches caballeros, perdonad mi descaro pero ¿Me puedo unir a vosotros?

-Bienvenida Ithil, me alegra que hayas venido, te presento este Thorin...

-Me niego que una Elfa me guié hasta Erebor. Doy un golpe en la mesa y pongo mi cara de enfado.

-Odio que me llamen Elfa, no...- de repente ciento que algo va mal – Gandalf será mejor que acabemos con esta reunión y busques otro lugar seguro.

-Estoy de acuerdo, terminaremos la reunión en otro lugar, dejare una marca en el sitio, no tardéis.

-Hasta luego.

Tres días después me encuentro a Gandalf con otros enanos que también iban a la reunión en la casa del saqueador que él había elegido.

-Hola Ithil, caballeros este hombre es Ithil el guía que nos ayudara ir hasta Erebor, no es muy hablador pero es un buen guía. Cuando me da la mano como saludo me da un papel en donde pone que solo él y Thorin serían los que sabrían mi raza, así que cada vez que tenga que hablar tendría que poner voz de hombre. Uno a uno los enanos que estaban junto a él se fueron presentando.

-Señor Gandalf será mejor que nos andemos para no llegar tarde a la reunión.

-Sí, marchemos ya.

Ya en la puerta del saqueador los enanos se amontonaron cuando el Hobbit nos abrió, detrás de ellos Gandalf y yo no asomamos, saludo con un gesto y ayudando a mis compañeros enanos a ponerse en pie entramos a la casa.

-Gandalf. Dijo el Hobbit entre suspiros.

Dentro de la casa la reunión había casi empezado ya que los enanos estaban vaciando toda la despensa del Hobbit, yo me serví un plato y me senté en un sitio donde no me vieran bien la cara.

-Disculpad señor Ithil, aunque no coma con nosotros podría aceptar una taza de té. La cojo.

-Gracias, siento no acordarme de su nombre.

-Mi nombre es Dori.

-Pues gracias Dori, lo recordare.

-Gracia, que le aproveché, señor.

El Hobbit seguía quejándose, en cambio Gandalf empezó a pasar lista de todos los enanos pero solo había doce ya que el último enano que era Thorin no había llegado aún. Los enanos tras vaciar la despensa se sentaron a comer en la mesa, comían como si llevaran tiempo sin comer, son muy divertidos me recuerdan como cuando vivía en el orfanato junto a mis amigos.

Al acabar de comer el Hobbit volvió otra vez a quejarse.

-Parad esos platos son de cerámica y pertenecían a la madre de mi madre tiene más de 100 años, no, no, no hagáis eso con los cuchillos los embotareis.  Es tan molesto que los enanos decidieron gastarle una broma con una canción, mientras cantaban recogían los platos lanzándoselos entre ellos y luego los limpiaban, yo le ayudaba un poco.

-Que felices.

-Mira su cara. Todos nos reímos hasta que el ruido de golpes en la puerta hizo callar nuestras risas.

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