Los pantalones

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Bien, de acuerdo, estuvo mal haber dicho aquello, pero es que no lo pude evitar y ahora parezco la mala del cuento, carajo, la cagué. Suelto el quinto suspiro, volteo a esa dirección y Deo sigue golpeando la puerta, pidiendo a Esa que le habrá y que le permita explicar, ¿Qué le quiere explicar? ¿El cómo se la chupe o algo así?

Ruedo los ojos y me cruzó de brazos, odio que Deo este rogándole a la niña bonita porque le deje explicar. Es tonto que haga eso, demasiado diría yo. Adam está jugando con un carrete de hilo color rojo, me voltea a ver y me tenso, su mirada es fría. Creo que me odia.

Se escucha el tono de un celular, volteo y Deo ve la puerta con el ceño fruncido, entonces la puerta se abre y Juliet lo pasa de largo, mi amigo solo baja la mirada. Parece realmente herido. No debería estar levantándome ni yendo tras de ella, pero lo estoy haciendo. Logro sujetarla antes de que salga, ella se suelta de mi agarre y me ve, sus ojos están rojos de lo tanto que ha llorado... ¡Estupida culpa!

— Yo...

— No. — ¿Disculpa? ¿No? — Deo puede hacer lo que quiera, no es mi novio así que no tiene porque ser me fiel o algo así, él puede salir con chicas como tú y ser feliz, digo, no es como si yo no quisiera que fuera feliz. — suelta un suspiro. — Debo irme.

— ¿Lo vas a perdonar?

— Yo digo que si, pero necesito tiempo. — respiro hondo, desvío su mirada, viendo el suelo como si fuera la cosa más emocionante. — Puedes salir con él, no hay problema.

— No puedo salir con él, — ella me volteo a ver, arqueando una ceja. — soy Lesbiana.

Ella comienza a reírse con amargura, como si lo que hubiera dicho fuera de lo más estupido. Escucho pisadas tres de mi, volteo y veo a Adam y Deo, la risa de Juliet se apaga. Mi amigo parece tímido, asustado y nervioso, volteo a ver a Juliet y ella está viendo a otro lado, creo que no está del todo feliz todavía.

Adam pasa por mi lado, llendo a con su prima y le toma la mano, llevándosela junto con él al salir. La puerta se cierra, quedándonos sólo Deo y yo, también el silencio incomodo y la tensión, pero esas dos me cae mal. Cuando veo a Deo este está viendo aún a la puerta, me voltea a ver y sonríe, ¡¿POR QUÉ ESA SONRISA ME HACE SENTIR TAN MAL?!

— Creo que me quede sin novia... — comenta, pareciendo divertido ante su comentario, pero se que esta más que dolido.

— Deo, en verdad lo siento, creí que se estaban burlando de mí y me enojo, ¿si? Sabes lo mal que estoy con eso.

— Si, ya, cambiemos de tema.

— ¡No! — sujeto su mano cuando está a punto de irse. — Ve tras ella y dile que no fue cierto, que jamás te la mame.

— ¿Y mentirle? No voy a hacer eso.

— ¡Deja de ser correcto!

— ¡Dejame en paz, Clio!

Se suelta de mi agarre y se aleja de mi, subiendo las escaleras... tardará mucho para llegar a su habitación, podría alcanzarlo, pero no creo que sea buena idea.

Le daré su espacio para que se relaje.

Como un marido haría con su mujer, llevaré los pantalones en esta relación.

Esta princesa No busca príncipeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora