Fin

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La risa se me escapa al ver lo nervioso que esta Deo intentar ponerse la corbata, mira que lo he conseguido primero yo que él y eso que también estoy nerviosa, que idiota eres amigo mío.

Aunque es comprensible, no todos los días se casa uno ¿o sí?

Hace cinco años que mi amigo comenzó a salir con Julliet, quien sigue sin caerme bien, pero es prima de mi novia así que debo respetarla y tan siquiera tenerle un poco de cariño, sólo un poco.

Vernneth, así se llama mi novia y, oh santo infierno, la amo. Es tan perfecta, su cabello es negro y tiene unas adorables pecas, también unos adorables hoyuelos aparecen cuando sonríe y, y... Dios, es hermosa.

— Clio, ¿podrías ayudarme? – ruedo los ojos, divertida ante la situación, y me acerco a hacerle el nudo de la corbata. – Gracias.

— No puedo creerlo.

— ¿Qué me vaya a casar? Lo sé, yo sigo sin creer que haya aceptado.

— Te ama, era obvio que diría que sí y si hubiera dicho que no, la hubiera obligado a decir que sí.

— Eres una tonta. – se ríe. – Estoy nervioso.

— Se nota.

— Es que no me lo creo.

— Ya lo dijiste.

— ¿Y si me deja en el altar?

— Voy a por ella y te la traigo de las greñas.

Eso por fin lo hace reír, se relaja y por fin puedo hacerle el nudo, se ve muy bien. Aunque creo que solamente muy pocos vamos a opinar esto, la familia de Deo rechazo la invitación porque iba a estar yo y a él le valió un reverendo pepino, al igual que a Julliet, quien no dio brazo a torcer.

Resulta que por un tiempo se ganó el amor de la familia de Deo, pero ellos dieron marcha atrás su cariño cuando se dieron cuenta que ella me defendería de todos porque soy la mejor amiga de su novio. Ambas sabemos que pude haber sido más que eso, pero nunca entramos en detalles.

— Bien, futuro esposo de Julliet, ya estás listo. – sonrío, acariciándole después las mejillas. – Has crecido tanto...

— Vamos, Clio, no empieces. – se ríe divertido. – Ni que hubieran pasado años.

— No, pero... bueno, es lindo haber estado a tu lado en todo este tiempo.

— Y te lo agradezco mucho, Clio, sé que jodí mucho.

— A la que jodiste no fue a mí. – le guiño coqueta, él se sonroja y me da un empujón, obvio me río. – Sigues siendo tan tierno.

— Cállate.

— ¿Chicos? – las puertas se abren y ahí, luciendo un hermoso vestido lila está mi chica. – Ya es hora.

— Oh, joder.

— Tranquilo, Deo, te ves bien.

— ¿En verdad? – voltea a ver a Vernneth. – ¿Dice la verdad?

— Sí que la dice; te ves increíble Deo. – sonríe radiante, entrando para poder tomar la mano de Deo. – Sé qué harás muy feliz a mi prima y por eso nada malo ocurrirá hoy, a menos que sigas aquí.

Deo se cuadra de hombros, respira hondo y camina con mucha más confianza al altar, donde esperara a Julliet y ambos emprenderán un nuevo camino, juntos.

Siento un tierno calor en mi mano, volteo y veo a Vernneth entrelazando sus dedos con los míos, sonrío radiante y poso mis labios en los de ella. Yo también tengo un nuevo camino y amo a quien me acompañara a cada paso que dé.

Porque aunque sea confuso y doloroso; dulce y tedioso el camino que hemos de recorrer, podemos hacer bromas, caer y enamorarnos, odiar y llorar. Es una vida, pero hay que vivirla como muchas.

Yo, bueno, he encontrado con quien hacerlo; Mi amigo Deo, también.

No estaba en busca de un príncipe, pero aun así lo encontré y volví mi mejor amigo, de quien me enamore e ilusione, de quien me enoje e insulte, pero con todo y eso estamos en la vida del otro. No hay nada mejor que eso.

Esta princesa encontró su príncipe ylo volvió su mejor amigo, leal compañero y eso los hace muy feliz a ambos.    

Esta princesa No busca príncipeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora