La vida diaria en las plantaciones e cacao, las relaciones con los nativos, la comida, las ardillas voladoras, las serpientes, los monos, las grandes lagartijas de colores y el jenjén, las fiestas de los domingos, el tam-tam de las tumbas y dromas.....
Eso era lo que les contaban. Lo mismo que aparecía escrito en las primeras cartas del tío Kilian.
¡Cuánto trabajan! ¡Qué dura era la vida allí!
Incuestionable.
..... Sus hijos también están bien....
La fecha tendría que ser 1977, o 1987, o 1997....
¿Quién podría aclararle el significado de esas líneas? Pensó en Kilian y Jacobo, pero rápidamente tuvo que admitir que le daría mucha vergüenza reconocer que había leído todas las cartas. Alguna vez la curiosidad le había hecho plantear preguntas atrevidas en alguna cena familiar en la que surgiera el tema del pasado colonial, pero ambos habían desarrollado una oportuna habilidad que desviar las conversaciones hacia los asuntos generales e inocentes que a ellos les satisfacían mas. Entrar a saco con una pregunta relacionada directamente con esas líneas y esperar una respuesta clara, sincera y directa era mucho esperar.
Encendió un cigarrillo, se levanto y se dirigió hacia la ventana. La abrió un poco para que el humo saliera y respiro el aire fresco de ese día lluvioso que humedecía levemente la pizarra oscura de los tejados de las casas de piedra que se apretaban bajo las ventanas de su casa. El alargado casco antiguo de Pasolobino todavía conservaba un aspecto similar al de las fotografías en blanco y negro de principios del siglo XX, aunque la mayoría de las casi cien casas habían sido rehabilitadas y en las calles se había sustituido el empedrado por el enlosado. Fuera de los limites del pueblo, cuyo origen se remontaba al siglo XI, se extendían las urbanizaciones de bloques de apartamentos turísticos y hoteles que la estación de esquí había traído consigo.
Dirigió la mirada hacia las cumbres nevadas, hacia la frontera donde terminaban los abetos y comenzaba la roca, oculta aun por el manto blanco. El baile de las brumas ante las cimas ofrecía un panorama precioso. ¿Cómo podían haber resistido tantos años los hombres de su familia lejos de esas magnificas montañas, del olor matinal de la tierra húmeda y el silencio apaciguador de la noche? Algo atrayente tenia que haber en ese esplendor que se desplegaba ante sus ojos cuando todos los que habían viajado a la isla habían terminado por regresar antes o después....
Entonces, de repente, le vino a la mente la imagen de la persona a quien preguntar. ¿Cómo no se le había ocurrido antes?
¡Julia!
¡Nadie como ella para resolver sus dudas! Cumplía todos los requisitos: había estado presente en momentos del pasado de su familia; había vivido en la isla para esas fechas; compartía el tono de la añoranza por el esplendor perdido y la seducción de lo exótico de las narraciones de Jacobo y Kilian; y siempre estaba dispuesta para una larga conversación con Clarence, a quien trataba con un afecto casi maternal desde que era pequeña, quizá porque solo había tenido hijos varones.
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Palmeras En La Nieve
Teen FictionEs 1953 y Kilian abandona la nieve de la montaña oscense para iniciar junto a su hermano, Jacobo, el viaje de ida hacia una tierra desconocida, lejana y exótica, la isla de Fernando Poo. En las extrañas de este territorio exuberante y seductor, le e...