Las Crónicas de Narnia: La Historia de ____ y Peter.

Boda

—Necesito el velo— gritaba una voz que no conocía.

—susan ¿donde están las zapatillas?— está vez fue Lucy la que gritó.

— ¿donde está la novia?— esa fue la señora castor.

En un santiamén no se escuchó nada, probablemente me buscaban. Reí un poco cuando se alteraron y empezaron a gritar.

Creí que no me encontrarían hasta que Susan entro en el pequeño baño que estaba. Está me miró negando y después les grito a las demás.

— está aquí dentro.

Yo solo me quedé sentada en la tibia agua de la tina en la que estaba.

—¿como te sientes?— me preguntó dulcemente Susan mientras se acercaba y comenzaba a rociar aceite de rosas en mi cabello.

— quitando el hecho de que mi cuerpo tiembla a más no poder y que creo que en cualquier momento voy a vomitar estoy bien.

Susan soltó una carcajada.

—en unas horas seras mi cuñada.

—lo se.

— yo siempre supe que seríamos familia— dijo recogiendo mi cabello en un moño.

Voltee a mirarla y está me sonrió. Como quería a Susan pensé.

—_____ ya debes salir de esa tina por que si no no se secará tu cabello a tiempo y todas entraremos en panico— habló nerviosa lu mientras me pasaba una bata para que saliera.

Me levanté con ayuda de Susan y después Lucy me envolvió en la bata. Cuando estuve cubierta me volví hacia ellas y las abraze.

— ¿y a esta que le pasa?— le dijo lucy a Susan en tono burlón mientras me abrazaban las dos.

—los nervios de la boda la hacen pensar que nos quiere— le contesto Susan.

Indignada les jale el cabello a ambas y reí cuando se quejaron al unisono.

—Vamos a vestirte— dijo lu mirándome con ese peculiar brillo en sus ojos.

Yo le sonreí y juntas caminamos a mi alcoba.

Dos horas fue lo que nos tomo a las chicas y a mi arreglarme. Ya estaba el peinado el maquillaje y ahora sólo faltaba el vestido pero antes de me debían poner mi corset.

— ¿y si no lo uso?— dije mientras una doncella lo acomodaba.

— majestad eso es inapropiado— dijo sorprendida la chica.

—bien pero no lo aprietes..—

La chica pareció no importarle y le apretó a los cordones un poco más de lo que se debería.

No pude evitar gruñir al escuchar las risas de Susan y Lucy.

Mi tortura se vio interrumpida cuando unos insistentes golpes tocaron mi puerta. Todas miramos atentas a la puerta hasta que una chica fue a abrir.

—su majestad— exclamó sorprendida la chica e inmediatamente hizo una reverencia.

Cuando la puerta dejó ver de quién se trataba varias doncellas me cubrieron al ver que el rey edmud acababa de entrar a mi habitación.

—¿ que tal todo?— pregunto ed mirando coqueto a todas las mujeres presentes. Todas a excepción de lucy, susan y yo se sonrojaron a más no poder.

—señor con todo respeto pero no debería estar aqui, estamos arreglando a la reina ____ y está indispuesta...

— tonterías — la interrumpió Edmund poniendo su dedo en sus labios. Susan, Lucy y yo tratamos de no reír ante la cara que puso la pobre.