Capitulo 2 "Enloquecida"

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-¿Pero que está diciendo?
-Sera mama de dos gemelos idénticos. Ve aquí-dice señalando la pantalla- están creciendo en la misma placenta, ahora bien debo darle unas instrucciones para que tenga un embarazo sano y no volvamos a tener este problema otra vez.
En mi mente comenzó a encajar el rompecabezas con mucha facilidad. Ahora entendía porque estaba engordando con rapidez, tendría dos bebes. La noticia en parte me alegraba pero en parte me aterraba, para un bebe estaba lista pero para dos...no estaba segura. Entonces ahora como le diría a mi nuevo amigo especial el gran Fernando De la Sierra que tendría dos bebes. Esto complicaba mucho más las cosas con él. Hayle estaba pálida y hecha un mar de lágrimas por la emoción.
-Srta. Robert lo que usted sufrió hoy fue una amenaza de aborto. A la mayoría de las madres primerizas esto siempre sucede las causas más bien podrían ser hormonales, provocadas o simplemente el cuerpo lo rechaza. Para evitar que esto vuelva a ocurrir debo recetarle una dieta baja en sal y reposo por lo menos dos semanas aunque no haya ocurrido no significa que debamos bajar la guardia.

Ya en mi apartamento. Hayle me obliga a acostarme en la cama.  "¡Esto era el colmo!"-me quejo mentalmente- Si algo detestaba era ser tratada como una niña pequeña.
-Hayle podrías traerme mi MacBook
-¿Para qué?
"¡Y esta ahora preguntándome para que quiero mi ordenador!-grito en mi cabeza-
-Para mandarle un mail a Fernando
-Existe el celular.
-No quiero hablar con el...-digo en susurro-
Ella solo se limita a resoplar, luego regresa con mi ordenador. Tome la tarjeta de presentación de Fernando y apunte su dirección de correos.
De: Jessica Robert
Fecha: 29 de Septiembre de 2013
Para: Fernando De la Sierra
Asunto: Esta noche....
"Buenos días...quiero decirte que lo de hoy no podrá ser he contraído un virus y debo estar en reposo por el día de hoy.

Jessica Robert, Escritora en VOGUE

Solo pasaron diez minutos cuando mi celular comenzó a sonar.
-Hola
-¿Jessica estas bien?-contesta la voz preocupada de Fernando-
-Si...Aunque un poco resfriada ya sabes por el virus...-miento-
-¿Quieres que valla a verte?-pregunta-
Caray, quiere verme aunque este enferma, debo de causarle un efecto extraño en él.
-No, No para nada no quiero contagiarte. Te llamare lo prometo
-Está bien...-dice un poco inseguro-
-Adiós, Fernando...
-Adiós Jessica.
Mis ojos se llenaron de lágrimas, bajaron sin parar. Hayle no dijo nada solo se limitó a cerrar la puerta y dejarme sola. Todo estaba bien en mi vida. Tendría estos dos bebes, sería madre soltera. Pero entonces el llego a mi vida. "¿Por qué tenía que conocerlo después de Ethan?"  Sentía que la vida no era justa conmigo, tendría que decírselo a Fernando pero ¿cuándo? No estaba lista para terminar nuestra amistad o lo que fuera que estaba pasando entre nosotros.
Decido llamar a mi madre. Hayle no podía quedarse mucho tiempo y necesitaba su compañía.
-¿Mama?
-Mi amor... ¿Cómo estás?-contesto la voz risueña de mi madre-
-Quería preguntarte ¿puedes quedarte conmigo unas dos semanas?
-Claro que sí, pero ¿sucede algo?
-Te lo explicare todo cuando llegues aquí, dame quince minutos en lo que llamo a la agencia de viajes.
Dejo la llamada de mi madre en espera y llamo a la agencia, separo sin problema su boleto. Le informo a mama que llegara a la cuidad a las diez de la mañana y que iría a recogerla. Me pongo en pie contra todas las recomendaciones del doctor y limpio un poco la cocina. Hayle me ayudo con la sala y el baño. Estaba deseosa de que mi madre llegara para contarle todo lo sucedido.


Mis orígenes eran de Seattle, Washington. Desde pequeña sonaba con vivir en Nueva York. Mi casa  se componía de mi madre mi hermano mayor Stan y yo. Ambos queríamos salir de allí, no porque no quisiéramos nuestra cuidad de nacimiento si no que nuestras aspiraciones, metas y sueños no estaban ahí.
Ahora me sentía realizada y eran muy pocas las veces que visitaba Seattle. Realmente amaba la cuidad nunca sabias con lo que te toparías. Era una ciudad viva, no había descanso siempre estaba en constante movimiento. Vuelvo a recostarme mientras Hayle prepara la comida, tomo un respiro y dejo que el ruido de la cuidad me lleve a un sueño reparador.

El olor a  comida hace que abra los ojos una hora después. Hayle la traía en una bandeja. El medio día y la tarde  lo pase viendo películas con Hayle, luego que ella se fue decidí comenzar el nuevo artículo el cual trataría sobre los desórdenes alimenticios en adolescentes. La puerta volvió a sonar cuando apenas iba a la mitad del artículo.
Un joven me sorprendió al abrir la puerta, llevaba en su mano un perfecto arreglo de rosas rojas.
-Es usted Jessica Robert?
Asiento sonriente al tiempo que la extraña corriente eléctrica invade mi cuerpo.
El chico me sede un bolígrafo junto con la confirmación. Me sede las flores, inspiro el cálido olor a rosas y cierro la puerta sonrojada. Había una pequeña tarjeta.
"Espero con ansias volver a verte."-Fernando
Unos extraños cosquilleos en el estómago me hicieron reír, hace mucho que mi cuerpo no sentía este tipo de cosquilleos aun no creo que esto me esté sucediendo a mí. "Detallista eh..."-responde mi subconsciente con voz coqueta-. Era la primera vez que un hombre me hacia este tipo de detalles. Ethan era el tipo de hombre que todo lo resolvía con sexo nunca hubo un detalle de su parte siempre que discutíamos el solo se limitaba a besarme y con eso el muy bastardo me calmaba.
Deposito las flores en un frasco lleno de agua limpia para luego llevarlas a mi habitación. Tomo la foto que tenía y la suplanto por una de mi último sonograma, para que tener recuerdos tristes.  El clima en la cuidad podía ser impredecible, un gran trueno seguido de una fuerte lluvia cayeron esa noche mientras trataba de dormir acurrucada en mi cama.
Despierto como una demente, tomo una ducha rápida, amarro mi cabello en una mala coleta, camisa de mangas largas, jeans y botas. Tomo mi paraguas antes de salir. Bajo y gracias a Dios logro tomar un taxi. Mientras voy de camino al aeropuerto mi corazón da un salto a ver la llamada de Fernando.
-Hola
-Hola Jessica
-¿Cómo estas de salud?-añade-
-Mucho mejor, por cierto gracias por las flores...
-Su propósito eran hacerte sentir mejor y por lo que veo lo han logrado-dice en un tono coqueto que hacía que mi corazón latiera a mil por hora. Detallista, atento, agradable y muy guapo. ¡Madre mía! me gustaba el europeo.
-Que propone Sr. De la Sierra llenar mi casa de rosas cada vez que me enferme...
-No me provoque Srta. Robert-responde sonriente-
-¿Dónde estás?
-Negocios...-responde-
-Está bien...
-Espero verte...-responde coquetamente-
-Fernando, debo dejarte-respondo cuando llego al aeropuerto-
-Está bien Jessica...
-Adiós Fernando
-Adiós Jessica
La línea se corta.

Levanto la vista y la veo, tenía la mirada perdida buscándome.
-Mama, estoy aquí.
Ella me ve y camina hacia mí con una sonrisa maternal. Me abraza, aquellos brazos me hacían sentir querida y amada. Si esto era parte de ser madre me encargaría de que a mis hijos no les faltara un abrazo. Aquella mujer de cuarentiocho anos no los aparentaba. Muy bien conservada y sin nada de cirugía, mi madre era una modelo a seguir para las mujeres de su edad. Su cabello cenizo caía a ambos lados, aquellos ojos verdes inspiraban confianza y para finalizar su piel pálida la hacía parecer toda una muñeca de porcelana. Vestía una camiseta, jeans junto a sus "manolo blahnik". Una sonrisa invade mi cara al mirar sus pies, mi madre y su obsesión con los tacones algo normal en ella.
Mi madre trabajaba en diseño ella se encargó de preparar todos mis trajes para ocasiones especiales incluso el de la boda el cual juntas quemamos hasta  reducirlo la cenizas. Ella y mi padre se conocieron en un desfile de modas a principio de mil novecientos ochenta él era inversionista y ella acababa de graduarse como diseñadora. Fue amor a primera vista tanto fue que fueron novios durante seis meses y luego de eso se casaron gracias a la llegada de mi hermano.
Fueron un matrimonio muy unido hasta que nací yo. Recuerdo las muchas noches que mi padre llegaba ebrio a la casa, mi madre lo banaba y lo acostaba a dormir las cosas para su empresa en esa época iban en picada. En una de esas noches mi madre lloraba también, no sabía porque hasta que poco después supe que mi padre la había engañado con su mejor amiga. El divorcio para mi madre fue lo mejor que ella pudo hacer, para ella mi padre solo podía ser su amigo. Lo más que admiro de mi madre es su gran optimismo por las cosas, veía la vida como un juego del cual se debía aprender.
A mi padre no le guardo rencor, él siempre seria mi héroe. Mi madre nos enseno que no debíamos odiarlo, no enseno que sus errores no debían afectar nuestra relación con él.
-Pero mira que hinchada estas-dice ella sobando mi mejilla-
-¡¿Mama?! Estoy más hinchada porque llevo dos personitas dentro de mí.
-¡Gemelos! Que gran noticia-Sus ojos brillan y una lagrima corre por su mejilla derecha. Oh no, ya empezó el drama.-
-Mama, por favor...
-¿¡Que!?Una madre no puede emocionarse por tal noticia
-Si pero no al punto de exagerar las cosas ¿no crees?
-Espera a que lleguen los tuyos y entenderás mi drama
-¿Ethan ha llamado?-pregunta con cautela-
-No he sabido nada de ese individuo desde que rompimos-y eso sucedió hace dos meses-
-¡Ese hijo de puta!-resopla-
-¡Mama!-la regano-
Mi madre y su joven espíritu, como la extrañaba. Tenerla aquí me hacía sentir mejor y enfocada.
-Tengo hambre, en ese avión no saben lo que es un desayuno de verdad.-dice cambiando de tema-
-No te preocupes, te preparare algo-respondo poniendo mi mano en su hombro para atraerla hacia mí.
Ya en mi apartamento veo una rosa junto a una carta. "¡Cayay Fernando que oportuno! ahora mama comenzara el interrogatorio."-digo para mis adentros-
-¿Quién te envió esa rosa?-comenzó-
-Mama, te explicare todo cuando entremos
Abro la cara
Una rosa por día-Fernando
Sonrió completamente ruborizada. Abro la puerta y le indico a Diana Rowling donde estaba mi habitación. Deposito la rosa junto a la carta en la mesa del comedor. Mientras busco los ingredientes para la comida de mi madre un olor a huevos en mal estado se cola por mi nariz.
-No, otra vez-digo en voz alta volviéndome al fregadero para vomitar, siento las manos de mi madre sobando mi espalda
-A ver cariño sal de la cocina
-No, mama yo preparare tu comida.
-No te preocupes, la embarazada aquí eres tú, así que yo cocino
-mama, no molestes ¿quieres? No quiero ser una de esas embarazadas a las que les sirven todo, sigo siendo yo.
-Ya no eres tu querida ahora son tres bocas las que debes alimentar, ahora dime quien es el que te manda rosas ya vi las que hay en tu habitación.
Una de las cosas que detestaba de mi madre. No se le escapaba nada.
-Bueno mama es solo un amigo...
-Los amigos no se mandan detalles de esa índole a menos que...
-Si mama, nos gustamos mucho-le recrimino-
Mi humor vuelve a cambiar con rapidez, era abrumador.
-Pero... ¿él sabe del embarazo no?
-¡No! No lo sabe...-digo con mis ojos llenos de lágrimas-
Maldita sea. Ya empecé a llorar otra vez, esto era demasiado, para todo tenía que llorar. Malditas hormonas.
Mama se acerca, me abraza y yo continúo mi llanto como una niña pequeña. Cuando logro terminar de llorar le explico mi situación.
-Si en verdad te quiere, aceptará el reto
-No quiero fastidiarle la vida mama
-No lo harás, estos grandes eventos sucedieron mucho antes de que ustedes se conocieran además vuelvo y te repito si te quiere aceptaras esos bebes como propios.
-¿Tú crees?
-Eso es lo que un hombre ama de verdad haría.-responde sobando mi cabello-



Mientras veo caricaturas en el televisor, mama está en la cocina preparando su almuerzo. A mí no me apetecía comer nada así busco mi Mac para retomar mi trabajo. La verdad era demasiado fácil, la población adolecente de esta generación estaba llena de cambios acelerados. Querían tener treinta en vez de dieciocho.  Cuando mama termino de cocinar tomo asiento a mi lado.
-Y ese tal Fernando ¿es lindo?
-Como sabes...-susurro sin terminar de preguntarle cómo había descubierto su nombre-
-Lo vi en la tarjeta, Fernando... ¿es francés o algo así?
-Español-le corrijo-
-¿Y?
-Si mama es guapo.-respondo ruborizándome-
-Quiero conocerlo-dice ella con determinación en su voz-
-Mama no...
-A la mierda lo llamare yo misma-responde con mi celular en su mano  si algo admiraba de mama era que siempre iba tres pasos por delante, además tenía una habilidad muy bien desarrollada para atrapar cosas.
-¡No lo hagas! Sabes que él no puede verme así
-Caray Jessica, aun no eres una vaca!-responde apretando el botón de llamar para tirarme el teléfono.
-¿Jessica?-pregunta Fernando en la línea-
-Si
-¿Sucede algo?
Siento el molestoso pechichón de mi madre. Mierda! De esta no podre librarme.
-¿Qué harás esta noche?-le pregunto-
-No tengo planes... ¿Quieres salir?
"Gracias a Dios por decir eso"-digo para mis adentros-
-Sí, Fernando quiero salir-respondo sonriéndole a mi madre con perversidad.
-Te sugiero que hagas una maleta
-¿Para qué?-respondo con voz incrédula-
-Tengo una casa en los Haptoms y me gustaría que fueras conmigo esta semana...
Mi subconsciente quería gritarle que sí, pero estaba mi madre, no podía dejarla sola aquí apenas había regresado y quería pasar tiempo con ella.
-Me encantaría ir pero tengo a mi madre de visita..
Mi madre me miro sorprendida, por un momento me pregunte que estaría pasando por su loquita cabeza.
-Porque mejor ella no viene con nosotros y así la conozco
Quería conocer a mi madre, esto sí que iba enserio. Fernando De la Sierra quería conocer a mi madre.
-Perfecto a qué hora nos vamos?-digo emocionada-
-Nueve de la mañana te parece bien?
-Está bien-respondo sonriendo-
-Ya quiero verte Jessica, quiero abrazarte y besarte
Me quedo callada, mis ojos están abiertos y estoy boquiabierta. Mis latidos iban a mil por hora, él nunca me había hablado así. Si supiera que yo también quería hacer lo mismo.
-Yo estaré lista a esa hora...-me limite a responder-
Después que termine la llamada mama seguía observándome
-A dónde vas?-pregunta al verme caminar a mi habitación-
-A preparar una maleta para las dos, nos vamos a los Hampton con tu futuro yerno.
Me rio de mi misma luego de haber articulado esa palabra

Abro la puerta y allí está el, camiseta sin mangas roja la cual dejaba al descubierto unos tonificados músculos, traje de baño y unas sandalias. Sus ojos estaban cubiertos por unas clásicas gafas "Ray-Ban". Le sonrió mientras él se quita las gafas para luego levantarme en el aire y darme un beso.
-Esta hermosa-dice mirando mi vestido de seda color crema-
-Gracias, ahora ven quiero presentarte a alguien-respondo nerviosa, mientras el me baja al suelo-
Mi mano se entrelaza con la suya cuando caminamos a la sala mi madre se encontraba sentada mirándonos con su juguetona sonrisa. La mano de Fernando temblaba. "Qué lindo estaba nervioso"-me digo a mi misma- Dios mío este hombre me estaba volviendo loca.
-Fernando De la Sierra, ella es mi madre Dianna Rowling
Mama se pone en pie, sus ojos brillan al encontrarse con los míos. Pareciera como si me dijera "Te has conseguido un buen partido", luego su mirada se fija en el ambos se sonríen y se saludan con un suave apretón de manos.
-Un placer Sr. De la Sierra, moría de ganas por conocerlo.
"Mi madre y su indiscreción fabuloso"-resoplo en mi interior-
-El placer es mío Dianna, le pido de favor que no me haga sentir engreído y tenga la confianza de llamarme Fernando.
Mi madre estaba fascinada con este hombre podía verlo en su cara, le caía bien y eso me alegraba. La sangre sube a mi rostro poniéndome colorada, miro mis pies.
-Bueno, ya podemos irnos-respondo rompiendo el vergonzoso momento- Fernando mira mi rostro sonríe y besa mi mejilla.
-Te ves preciosa cuando tu rostro adquiere ese color rojo.
Vuelvo a bajar la cabeza más avergonzada aun, luego le devuelvo el beso esta vez en la boca.
-Oye, todavía no somos pareja.-responde en tono burlón-
-Cierto, por favor suelta mi mano-añado con el mismo tono, eso al parecer le gusto porque sus brazos me pegaron más a su cuerpo.
-Me has retado...-susurra cargándome- "oh mierda se dará cuenta que estoy más pesada"-pienso-
Gracias a Dios no se dio cuenta o es que era demasiado fuerte y yo le parecía toda una suave pluma.
-Esto que siento por ti hace demasiado tiempo que no lograba sentirlo por una mujer no quiero que te separes de mí. Jessica Robert aceptas ser mi novia.
Me encuentro con sus ojos, allí  pude ver deseo, pasión, anhelo, alegría y algo que no veía hace mucho tiempo y era amor. Sonrió ante la idea de un futuro junto a él.
-Claro que si-
Sonríe besando mis labios con dulzura...

Su casa en los Haptoms era espectacular. Su tejado era color metal y sus ventanas blancas resaltaban como cuadros en una pared oscura. Abrimos la puerta y nos encontramos con una sala de paredes color madera y muebles color miel. Al fondo una ventana de cristal separaba la casa de la hermosa playa. Camino con cuidado hasta la ventana completamente maravillada por la vista
-Que hermoso es este lugar...
-Me alegra que te guste-responde Fernando-

Dormiría en una habitación y mi madre en otra, la mía quedaba frente al mar, una cama blanca, matrimonial y para mi sola. Doy un vistazo a la que sería mi habitación por esta semana y salgo a mi pequeño porche. El viento azota contra mi cara y el ruido de las olas es enloquecedor. Rio por tanta belleza, la última vez que pisé el mar tenía quince años junto a Stan cuando fuimos a visitar Miami, Florida en donde mi padre aún vive. Me tiro en la cama, mi cuerpo pedía a gritos que me durmiera y yo le haría caso. Cierro los ojos y solo con eso mi cuerpo se relajó cayendo en el sueño.  Despierto con el ruido de la puerta.
-Quien?-digo incorporándome-
-Fernando
Sobresaltada me arreglo un poco el cabello antes de responderle
-Pasa
Esta vez Fernando no tenía su camiseta puesta por lo que pude apreciar mejor su cuerpo. Su pecho estaba muy bien esculpido, cualquiera podía notar que cuidaba muy bien su cuerpo. Para mí era un chocolate que estaba deseosa por morder. Muerdo mi labio inferior, él se da cuenta y camina directo a mi seguro y seductor. "¿Estará pensando lo mismo que yo?"-pienso- Había una cama, él estaba sin camisa y yo tenía un traje que era demasiado fácil para quitar. Mi cuerpo quería estar llena del pude sentir como mi cuerpo se enloquecía sin piedad.
Cuando estamos lo bastante cerca mis brazos rodean su cuello y mis labios se juntan con los suyos. Él va besando mi cuello mientras yo me siento en las nubes, su boca en mi piel era una sensación deliciosa, hace mucho que un hombre no me tocaba por lo que mi cuerpo estaba muy sensible al toque de un hombre sin mencionar todas esas hormonas de embarazada que hacían ponerme caliente con facilidad. Sus manos iban con suavidad acariciando mi piel Dios esto era demasiado para mí.
-No te corras aun-dice el imponiéndose-
Era demasiado difícil concentrarse cuando este hombre estaba haciendo que todo mi cuerpo se escandalizara logrando que mi mente no fuera consciente de sus actos. Sus dedos se deslizaron por mis piernas para desgarrarme con fuerza mi ropa interior.
-Eres fuerte...-susurro excitada-
-Te gusta esto-dice rosando con sus dedos mi clítoris, suelto un gemido y por un momento todo es borroso en mi mente, ya no puedo pensar con claridad lo quería, quería este hombre lo quería mío. Sus dedos volvieron a rosar mi clítoris y nuevamente mi mente se vuelve borrosa.
-Fernando por favor...-susurro-
-Así...-dice introduciendo dos de sus dedos dentro de mí. Me encorvo y esta vez siento como si volara acostada en una nube, no pienso con claridad.
-No te corras aun...-vuelve a reganarme-
Saca sus dedos "¿pero qué haces? ¡No!"
-Tócalo....-dice bajándose sus pantalones. Wow tenía un gran miembro mis manos lo soban primero.
-Oh Jessica....-responde echando la cabeza hacia atrás-
Bajo su ropa interior y entonces lo chupo. Mientras lo hago veo como hecha la cabeza hacia atrás seguidos de varios gemidos de placer. El me levanta quitando mi vestido. Sus labios comienzan a besar mis pezones volviendo a nublar mi mente. Estaba deseosa por correrme pero él no quería.
-Joder Jessica eres preciosa...
Mi cuerpo vuelve a estremecerse ante su tacto, pero algo inesperado sucedió. Sus ojos se detienen en mi vientre y entonces entiendo la situación. " ¡Oh no mi vientre!"-pienso- vuelve a mirarme para luego volver a mirar mi vientre y estudiarlo curiosidad. Siento como su mano lo toca me alejo un poco asustada. "Ahora si esto se acabó, el terminaría conmigo" lo presentía. Aquella expresión decepcionada, endurecida y fría se abrió paso en su rostro.
-Mierda, Mierda-susurra poniéndose en pie para caminar de lado a lado
-Esto tiene una explicación-respondo nerviosa-

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