Te espero en mi ventana //fanfic Kakashi// |Naruto|

- Capitulo 16 -

-Soooraa- Kurenai se abalanzó contra mi persona, la cual estaba un poquoto mas muerta que viva, y un aullido de dolor se escapó de entre mis labios, me estaba aplastando mi pierna rota...

- Soora, aferrate a la llama de la juventud- Gai se aferró a mi por el otro lado, otro grito de dolor salió de mi boca... no mas por Dios.

- Estas tu muy blandita.. a ver...- Anko hundió su dedo en mi muslo derecho... justo donde me acababan de echar puntos.

Mordí mi labio hasta que sentí aquel característico sabor metálico, acababa de guardarme un aullido de dolor con dolor, pura lógica.

Unos amigos normales. Uno solo no pido más.

- Aaanko!! Sora esta herida no le hagas eso.

- Oh vamos una peleita y mira la, estas tu muy quejica- me dio un toque con su dedo en mi nariz y sonrió.

- ¿Cuando te dan el alta ?- pregunto Ebisu quien traía un gran ramo de flores azules zafiros. El recuerdo de mi hermana en aquel campo chocó contra mi, tan certero, preciso y sobretodo doloroso como un golpe.

- Aun no puede caminar con total tranquilidad ni moverse bien. Dicen que aun no esta recuperada y que no saben como salió del coma...- dijo Kakashi mirando al suelo sentado en aquella butaca. Prácticamente vivía allí.

Miiko... muy en el fondo pensaba que era ella quien me ayudó a salir de aquella situacion...

- No le hagáis caso chicos esta paranoico- le eché una mirada de advertencia a Kakashi, no quería que prosiguiera, estaba bien o en proceso de estarlo, además sólo hacían unas escasas horas que habíamos hablado del tema, no quería que se preocuparan ya lo tenía a él para eso, no por nada si no porque se negaba a irse.

- Pues cuando salgas podríamos hacer la fiesta, aaaaunque... tenemos una sorpresita. Taraaa - Kurenai y Gai elevaron sus manos y las agitaron enseñándome la sorpresa. Asuma tenía unos globos en las manos y entre el y Ebisu los colocaron por la sala, Anko sacó un gorrito de fiesta y me lo coloco.

- Felices recuperaciones! - dijeron los 6 a la vez, Ebisu salió de la habitación y entró al momento con unas cajas de pizza.

Estuvimos toda la tarde riendo y comiendo , nos lo pasamos bien, bastante bien, hasta que Yuki, la médica que escuche hablando con Kakashi entró para decir que el tiempo se había acabado, era buena pues siempre dejaba a Kakashi quedarse conmigo pese a que no debería. Me daba pena que no saliera del hospital nada más que para pegarse una ducha y poco más...  ya era de noche y Kakashi tenía sueño, se notaba que no podía dormir bien aquel sillón y el sueño se le iba acumulando, pero ese descerebrado no quería irse a casa.

- Si no te vas a ir a casa metete conmigo en esta cama, estoy harta de verte dolorido por las mañanas- dije fría y me di la vuelta dándole la espalda. Kakashi se levantó del sillón y ando dándole la vuelta a la cama quedando enfrente de mi, levantó las mantas y se recostó en esta, estábamos muy pegados pues la cama era chica, y de repente sentí los brazos d Kakashi abrazarme y pegarme a su pecho.

- Buenas noches gatita-  dijo apretándole aún más a él y dándome un beso en la frente sonriendo después de esto, hacia unos días que no sonreía y eso solo provocó que sonriera yo tambien, aunque el no podía verlo.

- No me llamas así baka- me queje apretándole aún más a él para que no pudiera notar el sonrojo de mis mejillas, yo veia en la oscuridad gracias a mis ojos, me estaba mirando y sonreía atraves de la máscara.

- Permitirme arreglarlo entonces- quito uno de sus abrazos que me estaban  rodeando y se los llevó a su cara, específicamente a su máscara, hundió su dedo en ella y bajo su máscara juntando sus labios con los míos, me beso con delicadeza y cariño mientras un escalofrío recorrió mi columna vertebral y me acerqué más a él respondiéndole al beso con timidez, se separó de mi - buenas noches, ga-ti-ta - dijo entonando cada sílaba. Se volvió a subir la máscara y antes de que pudiera admirar su rostro me termino de hundir la cara en su pecho, y así fue como me quedé dormida, escuchando los latidos de su corazón golpear con fiereza su pecho hasta que poco a poco se calmó, y metiéndome en el vaivén de su respiración ya profunda.