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Nunca imagine que experimentaría, en mi vida, la sensación de estar en una nube, es como estar rodeada de algodón blanco, suave y sumamente relajante, flotar y estar levitando, realmente no estoy pensando, ni reaccionando ante nada, solo estoy yo y mi nube y ese sentimiento de que sólo eso es importante, no hay nada que me preocupe, sólo tengo que estar tranquila y dejar que mi nube me lleve a lugares hermosos, llenos de paz, aquí no tengo que ir a la escuela, pensar en el futuro, esconder sentimientos, sólo un cielo despejado y Nuber, así te llamaras. YO Y NUBER.

Lástima que lo bueno no dura.

- Ángela cariño, ¿Me escuchas? – era la voz de Katherine. Progresivamente fue como si una aspiradora llegase y disolviera lentamente a mi hermosa "Nuber", dejando tras sí el inicio de pequeñas punzadas de dolor en mi espalda, cabeza, pecho, brazos, pierdas, en resumen todo mi cuerpo sentía a una el resultado de haber sido aplastado por un edificio y sobrevivir para simplemente sentir dolor.

Hice el intento de hablar pero algo áspero y doloroso estaba adherido a mi garganta.

- No es necesario que hables, sólo esfuérzate por seguir con vida y estar bien – dijo en un susurro.

Al parecer mi cerebro comenzó a funcionar porque pequeños "flashbacks" comenzaron a llegar de a poco, toda la ira, el miedo, la adrenalina, la cara de mi agresor, todo ese deseo de hacerme daño comenzaron a acelerar los latidos de mi corazón y a hacer que respirar fuese difícil, cosa que mis amigas las maquinas también percibieron, comencé a escuchar un potente beeb aumentar con ritmo.

Sentí las manos de Katherine sosteniendo las mías.

- Cálmate ya todo pasó, estás a salvo, Lucrecia está resolviendo la situación de Oscar, ya todo estará bien, todo está bien.

Quería mirarla fijamente y gritar no vez en la situación en que estoy, vez que alguien en esta habitación esté bien, solo lagrimas tan ardientes como lava lograron salir de mis cuencas, ya sea de enojo, de desesperación, de impotencia e intente levantarme y solo salir corriendo, pero mi estúpido cuerpo no tenía las fuerzas, Katherine llamó a una enfermera, y mi amada y hermosa nube me envolvió nuevamente, aquí es que donde quiero estar.

***

Odio ese olor tan particular de los hospitales, una mezcla entre desinfectante, cloro y medicamentos. Hace diez minutos que Nuber desapareció y lo primero que vi fue a Lucrecia y su cara más desgastada y cansada que nunca, sus ojos se veían más pequeños de lo normal y sus sombras bajos los ojos más extendidas que de costumbre.

- ¿Os-car? – logre decir con la poca voz que poseía.

- En la cárcel.

Fue inevitable juntar mis cejas, todo esta situación para mi era muy ajena, sentía como si había pasado un siglo y a la vez como si el tiempo se hubiera detenido para mi, y todos los demás siguieron, no comprendía mucho lo que había pasado. Claramente Lucrecia entendió mi expresión.

- Déjame contarte, ese día todo había transcurrido normal, en la tarde fui al Mercado a hacer algunas compras, pero cuando llegué a casa algo muy raro había pasado la puerta había sido forzada, por lo que no entre, fui por el jardín de atras y vi una figura caminando dentro, evidentemente era Oscar, en ese momento recordé que estabas a punto de llegar, por lo que llame la policía y corrí a la escuela para encontrarme contigo, te llame pero no contestabas, de camino a la escuela supongo que fue difícil encontrarte por el funeral que abarrotaba las calles, aún así esquive las personas y seguí corriendo a la escuela, pero ya no había nadie, cuando llegue a casa las patrullas de la policía estaban fuera y tenían a Oscar, fue fácil atraparlo porque estaba borrado y creo que se quedo esperando por mi, nunca fue un hombre de mucho cerebro, justo cuando entraba un hombre me detuvo y me dijo que estabas herida, me puse histérica, cuando llegó la ambulancia te llevaron al Hospital de emergencia, parte de tus heridas fue un apuñalamiento que afecto uno de tus riñones, te hicieron una ne-frec-to-tomia, una nefrectomía, te quitaron un riñón y el otro quedó un poco mal, el doctor te dirá cuando venga muchas cosas que no recuerdo, o puede explicarte mejor que yo, ayer estaba en el Palacio de Justicia, en casa encontraron las pruebas suficientes para encarcelar a Oscar y para iniciar un juicio por intento de asesinato, posiblemente en pocos meses cuando te recuperes, tendremos que ir y declarar en el tribunal, pero por ahora gracias a Dios que estas sana y salva. 

Aún no podía hablar, pero esas ultimas palabras estaban más que lejos de la realidad, ver lo negativo de las cosas antes que lo demás es una práctica que tengo bien arraigada. 

Después de poco entró un señor con cabello blanco a juego con su bata y un rostro que lo avejentaba más de la cuenta por el cansancio, al parecer los hospitales no cumplen el supuesto de ser un lugar de paz para descansar y sanar, aquí todos están cansados y estresados, junto a otro médico más joven detrás y una enfermera, también en las mismas condiciones. 

- Hola buen día, soy el Dr. Ramiréz, aquí el residente de guardia el Dr. Santos que atendió el caso de - miro en un papel para decir mi nombre - la señorita Ángela Lachapell - si hubiese tenido mi voz intacta mi "Engels por favor, hubiese brotado - al momento de su llegada al hospital, junto a la Enfermera Médina, usted presentaba un severo sangrado en la parte posterior de su cuerpo, producto de una herida punzante, que afecto su riñón izquierdo, por lo que tuve que hacerle una nefrectomía simple, es decir, le extirpamos el riñón izquierdo completamente. La operación duró tres horas. El otro riñón tiene daños que hasta el momento son tratables, pero aún así al solo tener un riñón éste no trabajará igual y una consecuencia puede ser una insuficiencia renal. Tendrá que quedarse en observación durante seis días más. Como puede ver tiene una sonda desde la vejiga y no quiero abrumarla con todos los detalles, hablaremos luego sobre otros aspectos, ya que es posible que necesite un trasplante, por el momento solo necesito que con la ayuda de la Enfermera Médina se siente al borde de la cama y tiene que caminar hoy mismo. Gracias por su atención, nos veremos luego. 

Extendió su mano a la Lucrecia y se despidió de mi alzando su mano, el otro medico cara de papa que solo sirvió como decoración también salió detrás de su maestro. Lo único que pensé fue que me volví un saco de mierda, nunca pensé verme en una situación así, nunca me había enfermado más allá de una leve gripe o una ligera fiebre, incluso desde que recuerdo en mi niñez siempre tenía tanta energía que terminaba muy cansada al final del día, no recuerdo haber sido hospitalizada antes, nunca tuvieron que suturarme o enyesarme y ahora me veo al borde de la muerte, que pesadez.

Al parecer la enfermera tenía mucha prisa, porque no pasarón dos minutos de irse los médicos, levantó la sabana, me tomó de un brazó y levantamente leslizó sus manos por mi espalda, rayos nunca pensé que mi mayor nivel de intimidad sería con una enfermera, los chicos adorarían la enfermera sexi, el buen humor que rondó ese pensamiento no duró diez segundo para desaparecer comencé a sentir como si mi espalda baja se estuviera incendiando y presionaba mis ojos del dolor, sentía que gotas de sudor frío llenaban mi frente y espalda, Maldito Oscar si te tuviera cerca, poco a poco me senté en el borde de la cama, todo me temblaba y un fuerte escalofrió recorría todo mi cuerpo. 

- Ya te levantaste - dijo la enfermera con una voz que pretendía escucharme animada y motivadora - solo falta dar unos cuantos pasos. 

¡Mejor matenme ya! ¡Se los suplico!

Déjame VivirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora