Las personas asimilan los días soleados como los días faustos, y los de tempestad como los días afligidos. Yo no, nunca. Para mí, los días radiantes son inferiores porque aturden y abrasan. Las tormentas no. O no sé si sea porque te parangono con la tempestad, la verdad.
Te visualizo como una descomunal nube grisácea desperdigada por todo el cielo. Y luego llueves, siempre llueves. Estás en todas partes, encallando mi piel, colisionando contra el pavimento. Llueves y no, no purificas porque no eres puro; pero eres la perfección al natural. Unos días eres sequía, otros inundación.
Y no sé cuándo me gustaste más; si cuando me faltaste y te busqué; insaciable, o cuando estuviste por todas partes, y me sentí plena por haberte encontrado.
VIII.
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Cafeína. (1/3)
Puisi(...)Porque en mi desorden, él halló paz. Porque en su paz, me desordenó el corazón.(...) Completada.