Lucha por tu Amor (2° temporada de corazón cautivo)

CAPITULO 37 ¿Esperanzas?

---Kei---

Soy tan feliz.

Taichi me ama tanto como yo a él.

Pensé por un momento que me odiaría que no estaría conmigo, que me apartaría de su lado, realmente tenía miedo.

Pero nuestro amor es más grande que todo.

Tome su mentón y lo bese lentamente.

-Taichi, no sabes cuánto te deseo.
-K-Kei.

Lo recosté en el pasto y lentamente abrí su camisa.

-Tan hermoso como te recuerdo.
-C-Cállate.
-Jejeje, también eso extrañaba.

Lamí lentamente su cuello y comencé a bajar hasta su pecho donde comencé a chupar sus pezones y morderlos un poco.

-Ahhh K-Kei. –gimió.
-Suena tan bien, -susurre- espero que con esto dejarte preñado.
-I-Idiota.
-¿Ese es un sí?

Él se sonrojo y desvió su mirada.

-Y-Yo también quiero que tengamos otro hijo.
-Entonces tenemos que practicar tanto.
-N-No lo digas.
-Me gusta avergonzarte.
-Y a mí pegarte. –susurro.
-Eres tan tierno.
-Estoy a punto de cambiar de opinión.
-En ese caso mejor me apresuro.

Le empecé a quitar su pantalón y su bóxer.

Su cuerpo es el mejor.

Tan hermoso y sexy.

Es solo mío.

Siento como mi miembro comienza a doler y me deshago de mi ropa solo quedándome en bóxer.

Tome el miembro de mi amado y comencé a acariciarlo.

-Apenas te acaricie un poco y ya estás goteando.
-B-Baka.
-Me alegro que mis caricias surjan efecto.
-...

Empecé a lamer su miembro mientras que con mucho cuidado metí uno de mis dedos en su entrada, mi amado mordió su labio para no gemir.

-Déjame escucharte. –susurre.
-K-Kei.
-Te amo.

Metí otro de mis dedos y lamí su miembro desde la punta hasta la base.

Mi lindo chico se estremecía en mis brazos ante la atención que le daba, después de que se acostumbró un poco más metí un tercer dedo en su interior.

-Ahhmm, K-Kei m-más.

Engulle su miembro por completo mientras seguía dilatando su entrada, los gemidos que salían de su boca me encendían por completo.

Realmente lo extrañe.

Solo mío.

De un momento a otro de corrió en mi boca y lo trague gustoso.

-L-Lo siento.
-No tienes nada que disculparte, me es muy delicioso.

Lentamente me quite mi bóxer dejando ver mi gran erección, Taichi solo desvió su mirada sonrojado.

-No puedo esperar más.

Me senté y coloque a mi Taichi de frente en mi regazo, con mucho cuidado coloque mi miembro y entre de una embestida.

-Ahhh K-Kei.
-Te amo tanto Taichi. –mordí su cuello.
-Y-Yo también ahhh te amo.

Tome su cintura y comencé a moverlo lentamente.

Él coloco sus brazos alrededor de mi cuello mientras lo besaba con pasión.

Sentir de nuevo en mis brazos es lo mejor que existe.

Sus labios, su olor, su sabor, su calidez...

Todo me pertenece.

Todo es mío y no pienso dejarlo.

-Ahhh K-Kei.

Empecé a moverlo con un poco más de rapidez, siento como sus uñas e clavan en mi espalda mientras lo beso con lujuria.

Si, sé que soy un pervertido por hacerlo a la intemperie pero tenía que hacerlo mío de nuevo, marcarlo para que nadie se atreva a acercarse.

-Te amo. –lo mire.

Él se apartó un poco de mí y limpio mis lágrimas.

-Taichi, lo siento tanto.
-Baka, siempre estaré contigo.
-Debí ser más precavido.

Él me beso y sonrió sonrojado.

-Te amo Kei.

Lo abrace más a mí y lo bese.

-Ahhh, -gimió- t-tan profundo.
-Te demostraré la pasión que tengo.

Lo recosté en el pato y separe un poco sus piernas.

Entre de nuevo en él de una embestida y comencé a moverme con un poco más de fuerza.

-A-Ahí. –jadeo.
-¿Aquí?
-Ahhh s-sí.

Me incline hacia él para poder devorar esos labios que me incitaban a besarlos.

Se aferro a mis hombros mientras movía sus caderas.

-M-Me vengo.
-Yo igual. –susurre- Me correré dentro tuyo para embarazarte.
-Ahhhh Kei.

Se corrió en mis manos y después de unas embestidas más me corrí en su interior.

-Te amo. –lo bese.
-Eres un pervertido.
-No me arrepiento de nada.

---Hiroki---

Embarazado...

Estoy esperando un bebé.

Un bebé de la persona que me ha violado.

Perdí a mi bebé por su culpa y ahora yo...

Esto no es posible.

No puede ser cierto.

Yo no puedo...

Mis lágrimas comienzan a caer y abrazo mis piernas.

-Un hijo, -sonrió Aoe- tendré un hijo.

El doctor me miró con preocupación y bajo la mirada.

-Solo unas cuantas recomendaciones.
-Claro.
-Por el momento su prometido acaba de tener una fiebre alta lo cual hace que este delicado de salud.
-Entiendo.
-Es un embarazo de alto riesgo, así que lo mejor es que no tengan intimidad por lo menos en todo el embarazo.
-¿Cómo?
-En verdad lo siento su alteza, pero es necesario ya que el chico sufrió un aborto hace poco y su cuerpo se volvió más delicada.
-Supongo.
-Escribiré algunas recetas de los medicamentos y alimentos que debe consumir.
-Está bien.

Ambos salieron y yo empecé a acariciar mi vientre.

Un bebé...

¿Por qué?

¿Por qué de él?

No quiero...

No puedo.

Nowaki...

Nowaki mi amor lo siento tanto.

Perdí a nuestro bebé y ahora...

Yo estoy esperando uno de Aoe.

Lo siento...

Perdóname...

Me quede dormido ya que me sentí muy candado.

Mi cuerpo pesa.

No es fácil estar así.

Daría tanto por haber conocido a mi bebé.

Tenerlo en mis brazos pero...

No lo tengo.

Apenas era muy chiquito.

Él no merecía morir.

Maldición.

Siento como alguien acaricia mi mejilla y abrí lentamente los ojos.

-Joven amo.
-Jean. –murmure.

Es el niño que siempre viene a verme y me hace compañía.

-¿Cómo se encuentra?
-B-Bien.

Él toco mi frente y frunció el ceño.

-Aún tiene fiebre.
-No importa.
-Claro que importa, -me miro- usted debe de estar bien.
-Te pareces tanto a Yousuke y Hachi.
-¿Quiénes?
-Mis hijos.
-¿TIENE HIJOS?
-Sí y los adoro.
-Son de usted y de Aoe.
-No, -gruñí- son de Nowaki, mi esposo.

Él se sorprendió tanto y se levantó.

-¿Qué pasa? –pregunte.
-YA VUELVO.

El niño salió corriendo de mi prisión.

No entiendo porque su reacción.

Es como si...

Creo que estoy pensando demás.

Tengo que salir de aquí.

O por lo menos.

Quiero ver a mis hijos de nuevo.

Abrazarlos y decirle cuanto los amo.

Será que...

¿Jamás podré verlos de nuevo?

Mis amados hijos.

Solo ruego porque no les falten nada y que sea felices.

Nowaki...

Cuídalos por mí y nos los dejes nunca.

---Jiro---

Después de hacer mis rondas diarias por el pueblo me quede de ver con mi amado Otani e una cafetería, ya que saldría pronto a tomar un descanso.

Me senté en una silla y mire el menú.

Amo tanto a Otani.

Por fin puedo ser feliz.

Aunque todas estas sensaciones son nuevas para mí.

No dejaré que le hagan daño.

Soy feliz por saber que quiere formar una familia conmigo.

Lo amo.

Quiero que sea solo mío.

-Jiro.
-Otani. –sonreí.

Él se acercó a mí y me dio un beso casto.

Mi niño sabe cómo alterar mi corazón.

-Te extrañe tanto. –comente.
-No más que yo.

Se sentó frente de mí y ordenamos algo de comer.

-¿Cómo va todo?
-Pues, -me miro- la gente poco a poco comienza a confiar en Tomoe pero aún siguen teniendo miedo.
-Me imagino.
-Pero es un gran doctor.
-¿Aún te...?
-No me gusta, -me miro- yo solo te amo a ti.
-Yo...
-Juro, lo mío con Tomoe es una vieja historia de cajón, una que quedo en el pasado, mi presente eres tú, con la única persona que quiero tener hijos.
-Otani.
-Así que no pienses en otras cosas ¿ok?
-Lo prometo.

Lo bese apasionadamente y seguimos comiendo.

Soy afortunado por tenerlo a mi lado.

Al terminar de comer lo acompañe hasta el consultorio y lo tome de la cintura.

-Jiro.
-¿Sí?
-Cuando mi primo vuelva quisiera que fuéramos a Inglaterra.
-...
-Ahí hay una persona que quiero presentarte.
-¿Quién es?
-Ya lo sabrás, -sonrió- ¿nos vemos más tarde?
-Claro. –tome su mentón y lo bese.

Él rodeo mi cuello con sus brazos mientras nos besábamos.

Al despedirnos regrese al palacio y me quede revisando unos documentos en lo que mis compañeros realizaba su guardia.

Parece que debemos firmar unos contratos con los demás reinos.

Seguí revisando algunos documentos más y encontré una carta.

-¿Huh?

La portada decía Con Urgencia para el Sultán Nowaki. La abrí y una simple oración me sorprendió tanto.



Debe de cuidarse del rey Aoe está tramando una conspiración en su contra, ya 10 reinos están de su lado por favor debe de hablar con los grandes sabios.

---Nowaki---

Ya no pude hablar con el chico porque lo llamaron y me quede dando una vuelta por el lugar. Al volver al palacio me encontré de nuevo al chico.

-Venga conmigo por favor.
-¿Cómo?

Me tomo de la mano y me llevo hasta las escaleras.

-¿Qué hacemos aquí?
-Lo necesita, él lo necesita.
-¿Quién?
-Su esposo...