Las Winx y los especialistas acabaron con los villanos más poderosos de la dimensión mágica, ahora les toca la tranquilidad y el merecido descanso. Pequeñas historias de lo que es de ellos después de la oscuridad.
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El día de hoy, la Tierra celebraba una festividad muy importante y conocida, nuestros protagonistas no podían faltar a las grandes fiestas de Halloween que se hacían en la calles donde vivían los padres de Bloom; querían que sus hijos pudiesen apreciar las culturas de otros planetas y que mejor que el planeta más preciado para el grupo.
La familia de Bloom había llegado en la mañana, pasaron todo el día con Vanessa y Mike, ambos adultos estaban felices de ver a sus nietos tan grandes, jugaron, cocinaron y leyeron historia para niños. Después fueron llegando los demás a excepción de Layla y Nex. Eran pasadas las 5 y ellos no aparecían.
—¡¿Cuanto tiempo pueden tardarse?! ¡Ya casi es hora y aún no se han puesto los disfraces!.—gritaba Stella por toda la casa.
La hija adoptiva de los dueños del hogar estaba avergonzada por el comportamiento de su mejor amiga, tenía suerte de que sus padres salieran a darle caramelos a los huérfanos.
—Amor, lo importante es que los niños ya tienen sus disfraces ¡Mira nada más a mi bella Soraya!.—elogió Brandon cargando a su pequeña hija de meses de nacida.
Un mes después del complicado parto de Flora, nació Soraya. La pequeña rubia de ojos miel salió al mundo en el palacio de Solaria, llenando por completo la vida de la pareja, Arwen y Soraya eran sus ángeles.
—¡Papá! ¡No me gusta mi disfraz!.—se quejó Tristán cruzando sus pequeños brazitos.
El niño vestía un traje de príncipe, para hacerle juego al de su hermana, quien llevaba un traje de sirena, representando una famosa historia de la Tierra.
—Yo lo arreglo.—intervino Bloom guiñando un ojo al mismo tiempo que chasqueaba los dedos, ahora su hijo tenía un disfraz de dinosaurio.
—¡Si!.—salió corriendo emocionado al encuentro de Arwen, que tenía un disfraz de mago.
—¿Por qué debemos usar disfraces nosotros? Se supone que esta festividad es para los niños.—cuestionó Tecna con Lux en brazos, la niña tenía un traje de científico elegido por su padre.
—Yo pienso que es divertido, ¿Tú que dices, Helia?.—comenta Flora amamantando a Marga que parecía una flor con el conjunto que le dió Stella.
—Con tal de que no me hagan usar el disfraz en público, estoy bien.—simplificó abrazando a su mujer e hija sentados en el sofá.
—Me parece una ridiculez.—opinó Riven amargado, quería comer dulces pero no lo dejaban.
—Una ridiculez fue lo que hiciste en el nacimiento de Marga.—atacó Musa aún avergonzada de ese día.
—Y a la final no pasó nada ¿O si?.—interrogó el hada del sol y la luna pícara.
La pareja miró hacia otro lado con las mejillas sonrojadas. En ese momento se escuchó el timbre.
