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Ciel inicio su camino hacia la habitación del shinigami, caminaba solitario por los largos pasillos viendo como todo rastro de su estadía en el había sido eliminada. Fotografías y cuadros habían sido quitados incluso el mueble en el cual Ciel gustaba de esconderse había desaparecido, era un poco doloroso para el. Aceleró el paso quería deshacerse de ese sentimiento que se estaba extendiendo por su cuerpo. Antes de darse cuenta había llegado y paró un momento se te mando de antes de entrar cogió aire y entró a paso firme y apresurado, Undertaker estaba dormido. Ciel se dejó caer en su cama.
Estaba confuso y dolido ¿que estaba pasando?¿porque todo cambia tan rapido? Tanto que no le da tiempo a asimilarlo. Sus mejillas se encienden de impotencia y pequeñas gotas de rabia se forman siendo inmediatamente absorbidas por la almohada, su respiración se agita y su mente se mueve de un lado a otro mostrando todo lo sucedido estos últimos años de manera repetitiva, recordando cada uno de los motivos por los cuales debería huir del lugar. Empuñó las manos agarrando parte de las ropas de la cama mientras ahogaba los fuertes sollozos en la almohada. Su mente también pivota en los buenos momentos.
Amaba a Sebastián, el le había dado todo, pero había intentado matarlo varias veces y se había dedicado a mandar mensajes de  amenaza. Pero parecía tan cansado aunque a su vez había eliminado todo rastro de Ciel en la mansión.
Se agarró la cabeza apretando con fuerza, su respiración desmesurada había humedecido la cabecera, Ciel levanto un poco la cabeza buscando aire, incluso sus latidos se habían disparado. Su mente seguía rebotando entre recuerdos. Su cuerpo se estaba humedeciendo y un dolor se marcó en su pecho, las lágrimas seguían cayendo sin control, quería huir de todo aquello, quería gritar pero un nudo en su garganta se lo impedía. Una y otra vez todos esos recuerdos afilados en su interior.
- ¿Ciel? - La sola mención hizo que el otro cortase el llanto. El shinigami no podía levantarse, el golpe lo había recibido en el pecho y tenía varias costillas fracturadas y probablemente alguna vertebra fisurada, el dolor debía ser mayor del que aparentaba - ¿Estas bien? - hizo el amago de ir a levantarse pero al mismo moverse gruñó de dolor - ¿¡Ciel!? - se restregó la cara con las mangas tratando de secarla, no quería que viera sus dudas y miedos, no debían verlos nadie. No quería ser débil. Nunca lo había querido.

Sebastián se despertó solo, acarició el sitio vacío donde debería estar Ciel y se levantó con un suspiro cansado. Iba a ser difícil recuperar su confianza, había reabierto una vieja herida en el niño. Se levantó lentamente y comenzó a caminar, las habitaciones estaban distantes. "Que irónico como su corazón" pensaba mientras escuchaba unos extraños ruidos retumbar ahogados por el pasillo. Se asomó lentamente al lugar y lo que vio se clavó en sus carnes como darán envenenas extendiendo ese dolor por todo su ser. Ciel lloraba fuertemente contra el cabecero parecía alguna clase de ataque de ansiedad pues temblaba y se movía extraño ¿eso lo había causado el? Ciel estaba completamente roto.
- ¿Ciel? - El shinigami había despertado alarmado por el ahogado gimoteo - ¿Estas bien? - trató de levantarse pero un dolor punzante y penetrante lo detuvo en seco, Ciel no paraba de frotarse los ojos - ¿¡Ciel!?
- Si, estoy bien - El niño trato de aparentar normalidad pero sus ojos estaban hinchados y enrojecidos, su piel perlada y todavía respiraba agitado.
- He visto cadáveres con mejor pinta - El shinigami trataba de soñar amigable. El menor se volvió a tumbar mirando al otro y se cubrió entero con las cobijas un pequeño escalofrío le recorrió.
- Estoy bien Undertaker - Sonó tembloroso y Undertaker parecía querer levantarse a consolarlo aunque apenas podía ni incorporarse. - Estoy bien - incluso con todas las cobijas podía notarse como temblaba ligeramente. Sebastián luchaba por no correr hasta el, pero sabía que era su culpa. Lo había obligado a acostarse cuando el quería irse. Poco a poco la culpabilidad se extendía como un maligno hechizo que quebraba cada parte de su alma   en partes filosas que se clavaban en lo más profundo de sus carnes, la curva de sus labios se inclinó hacia abajo. El niño estaba mucho más afectado de lo que había valorado en un principio.
- Quieres ahorrarme el tener que ir y vienes tu a mi a que te tranquilice un poco - Era visible que habían convivido juntos pues lo estaba manejando la situación bastante bien. El oyente se volteó dando la espalda al shinigami.
- No necesito eso - Decía finalmente con voz desgastada.
- Pues voy yo - El shinigami no hizo nada mas que decir aquello para que Ciel quedase sentado de espaldas a él y respondiese con una rapidez asombrosa
- ¡No! - Se levantó y haciendo gala de su recién estrenada fuerza demoniaca empujó hasta juntar ambas camas sin medir demasiado la fuerza pues también movió la otra cama haciendola chocar contra la pared quedando ambas juntas.
- He he he ¡Que entusiasmo!
- Callate - Se volvió a echar más cerca del shinigami pero todavía dentro de su cama, acurrucado todo él parecía una mezcla de suave pelaje y marmórea piel que le daban la apariencia de un melancólico y bello muñeco de cuento. Todavía tenía el rostro enrojecido e hinchado que junto a los pequeños cuernos y las felinas orejas completaban la imagen de muñeco de cuento.
El prácticamente inmovilizado shinigami desplazó su mano hasta la cabeza del niño entrelazando sus dedos con los mechones del menor. Ciel cerró los ojos y alzó la cabeza con comportamiento felino deseando ese consuelo, dejándose mimar. Sebastian sentía una mezcla de celos y ansiedad, se agarraba las manos deseando tocar al menor, notaba su pulso acelerado lo necesitaba... Pero no era el momento. Estaba deshecho, tenía la certeza de ser completamente inútil. Él, quien había protegido a muerte al menor; lo había abandonado cuando más lo necesitó. Jamás recuperaría su confianza, Ciel es rencoroso por naturaleza y siendo demonio ese tipo de cosas se acentúan.
Había fallado como mayordomo y amante.

Kuroshitsuji : Conde Condenado 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora