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Todo recuerdo de la pesadilla ya se había esfumado de su mente, no recordaba como o por que había comenzado a correr. Los truenos le erizaban la piel, quería correr pero no sabia a donde, estaba perdido. Antes habían lámparas y muebles que ayudaban a orientarse pero Sebastian lo había cambiado. Un rayo cayó especialmente en cerca seguido con su correspondiente trueno y relámpago Ciel saltó en el sitio como gato espantado y comenzó a correr.

Undertaker hablaba ameno con Leviatán que por lo que había contado fue el capitán del ejército demoníaco, un superior al mayordomo y ahora se dedicaba a controlar los problemas con los amoríos entre especies así como a disfrutar de las tontas riñas entre el rey y su amado. Undertaker no podía más que sonreír, parecía que después de todo dejar el ultimo Phantomhive a un demonio no había sido tan mala idea ahora que conocía toda la historia. En algún momento de su distracción había llegado el rey demonio, portada su forma demoniaca que era imponente como mínimo, con sus alas extendidas se sentía amenazantes y entre sus labios podías verse afilados dientes que bien podían despedazar un trozo de carne sin esfuerzo. Todo eso mezclado con las ceñidas y oscuras ropas finamente decoradas semicubiertas con una pesada capa que ahora gracias a las alas estaba retraída.
- ¿esta Ciel aqui? - Su gesto fue casi humano , estaba molesto. Leviatán y Undertaker se miraron con una sonrisa, habían vuelto a discutir y se notaba quien seria el primero en ceder.
- No, ni tampoco lo hemos visto - comentaba a él otro demonio más viejo Sebastián dejo escapar un profundo suspiro. El estruendo de una tormenta eléctrica sacudió todo el castillo. Undertaker iba a hablar, a advertir del miedo de Ciel a este tipo de fenómenos, pero el demonio se giró en redondo y comenzó a caminar con pasos largos.
- Tengo que encontrarlo - murmuraba para sí mientras miraba algo en su mano. Podía ver que realmente se preocupaba por el a pesar de lo cabezones que eran ambos.

Sebastián corría por los largos pasillos, por en algún momento el símbolo del contrato se remarcó. Comenzó a brillar con intensidad ¿lo llamaba?despues de tantos años. Corrió hasta el lugar indicado y ahí estaba Ciel, hecho una bola en un rincón en un pasillo alejado. Su piel de punta estaba erizada y su cola fuertemente pegada a su cuerpo. - Ciel, estoy aqui - antes de poder decir nada más el menor salto con agilidad felina y se agarró a él haciéndolo retroceder un par de pasos.
-Te has tardado idiota - estaba sugeto fuertemente a los ropajes del otro, se sentía rígido y frío, no esperó un segundo más y lo cubrió con su capa encerrandolo entre la gruesa capa y su pecho. Los finos brazos del menor pasaron a su cuello y se abrazaron fuerte. Tenía un amante dependiente. Sebastian rió al notar la él porque de los cambios del contrato, tenía que verificar si esto era así o solo una coincidencia aunque de momento solo seguiría con lo acordado el resto del día.
Volvió a vestirlo con las ropas victorianas mientras este se quejaba tratando de volver a buscar ropa más moderna. Prácticamente lo obligó a desayunar, quizá lo había mimado demasiado permitiéndole beber su sangre porque le costó horrores que se tomara el alma que lucía bastante similar a un plato humano. Ahora trataba de que aprendiera a regresar a su imagen humana, juntos en el patio del castillo.
- Relájate, visualizate como humano - Ciel cerraba los ojos mientras el otro miraba divertido, el menor no era alguien que se fuese a relajar a la primera. Undertaker también estaba asomado a la ventana con una sonrisa socarrona viendo los ejércitos. - No te estas relajando, veo tu cola moverse
- Mi cola se mueve sola - Sebastián trato de ahogar una carcajada y Ciel abrió los ojos molestó - Si te vas a reír de mi me voy
- Perdona, es que eres adorable - iba a acariciar la cabeza del niño pero los ojos rojos del menor lo hicieron ponerse algo a la defensiva.
- Hace tiempo que dejé de ser adorable - el menor se giró y volvió a entrar al castillo, desde su vuelta no paraba de sorprender al demonio.  Ciel estaba entre resentido y cariñoso, tenía sus motivos para ambas cosas aunque le estaba pillando el truco. Si se quedaba quieto Ciel volvía solo y con cara de cachorro enfadado como en ese instante que volvía a salir y se quedaba ente el parado.
Este miro el símbolo del contrato, estaba tenue y escocia ligeramente, y parecía borrado tras ese momento.
- Solo una vez más - sin decir más volvió a cerrar los ojos, creia que hoy no lo lograría pero solo estar a su lado le hizo feliz. - ¡esto no funciona!
- Tu cola se mueve histérica, ¿seguro que tienes la mente en blanco?
- ¡Sebastián!
- Esta vez no he echo nada - Ciel me dio un empujón molesto para después poner morritos "lo más tierno que he visto nunca" pensaba mientras acariciaba sus suaves mechones.
- Tenemos publico - decía más molesto señalando a la altura donde Undertaker y ahora Leviatán se asomaban por una de las ventanas ambos sonriendo de una manera que podía clasificarse como extraña.
- Ignóralos
- Se están riendo de mi, yo no puedo hacer esto - Sebastián extendió sus sombras envolviendolos a ambos
- Tu puedes dominar el mundo si lo deseas - Sugeto la mano de Ciel para que supiera su ubicación - solo es visualizar lo que quieres - Ciel cerro los ojos otra vez sin soltar la mano de Sebastián, dejo escapar el aire, su cola había dejado de moverse y poco a poco comenzó a desaparecer, era lento pero lo había conseguido sorprendiendo de nuevo a Sebastian, volvió a mirar el símbolo ahora estaba más nítido e incluso emitía un pequeño fulgor.
- ¡Ves como no puedo! - Sebastian sonrió ante eso, no se había dado cuenta y le siguió el juego. Estaba de buen humor, acababa de descubrir el motivo por el cual la marca fluctúa. - Tengo hambre... - Sebastián lo cogió sentando al menor en su brazo como antaño solía hacer, ni siquiera había notado la falta de su cola.
- Vamos a buscar algo de comer - Tenía que arreglar el problema con la marca antes de perderla por completo, no podría establecer un nuevo contrato con un demonio e ir sin la marca lo ponía nervioso, no sabría cuando lo llama o podría perderlo... Noto que solo de pensarlo había cogido al menor más fuerte. No dejaría que nada pasara.

Kuroshitsuji : Conde Condenado 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora