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Sentía la presión del agua en mi vientre, lo que quería decir que el hechizo había funcionado a la perfección. Pero el agua empezaba a sofocar mis pulmones y empezaba a entrar por mis fosas nasales, necesitaba salir de allí pronto, así que me puse de pié y saqué fuerzas de lo más profundo para caminar hasta la orilla, pero no podía, mis pies empezaban a clavarse en la tierra mojada y no podía moverme. Miedo, sentía mucho miedo. No podía respirar, no podía gritar y pedir auxilio, y aunque así fuera, nadie vendría a socorrerme. No pude más, y perdí el conocimiento. 


Crónicas de una niña bruja.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora