Detonante

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Mangel

Bea se había ido, vi su corazón quebrarse ante mis ojos, sus manos temblaban entre las mías, sudaban, le rogué le suplique que se quedara pero sabía que no iba a hacerlo, su corazón estaba hecho pedazos y todo era culpa mía, su fuerza se había extinguido. Había sido valiente aguanto tanto como pudo, desearía haber tenido su fuerza...

Jamás había escuchado un sonido más horrendo en mi vida, un simple ruidito tan discreto, el click de la chapa de mi puerta cerrando, ahogando sus pasos acelerados mientras bajaba los escalones del edificio, su delgada figura fue tragada por el marco de aquella superficie de madera al cerrarse arrastrando toda fuerza en mi cuerpo con ella llevándome directamente al suelo, me derrumbe sobre mis rodillas sin cuidado alguno, hundí el rostro en las palmas de mis manos tratando de jalar aire, mi cuerpo parecía que había olvidado la necesidad respirar mientras escuchaba ese asqueroso clikeo de la chapa que me indicaba su salida.

Mis dedos aun olían a ese delicioso perfume, una mezcla de avellanas y vainilla de su crema para manos, no iba a volver... mi sala quedo destrozada después de que mi cerebro fue consciente de que la había perdido y cuando a no tuve más que despedazar, con los puños pelados, llenos de astillas, salí directamente a casa de Rubén.

Esta era la última, había destrozado mi pecho innumerable cantidad de veces.

En las época de Bgames creí que vivir juntos nunca fue mejor idea, los juegos, los besos fingidos aumentaron en la privacidad de nuestra casa, prácticamente dormíamos en la misma cama y los caricias y los mimos dejaron de tener ese toque de broma cuando estábamos en el completo resguardo de aquellas paredes, todo parecía tomar un rumbo casi delicioso, un camino que yo deseaba, que creí que tu deseabas igual, para luego, llegar con Jenn...

Bgames termino, te mudaste sin mencionar nada de lo que paso bajo ese techo. Me hiciste pedazos.

Debido a tu mudanza yo realice la mía con Cheeto, no podía aun en esa época pagar una renta en el centro de Madrid yo solo, a ti te había importado muy poco eso.

Cheeto me ayudo a salir de ese infierno en el que me podría después de nuestro distanciamiento, te habías olvidado de mi y a pesar de sin siquiera saber que sucedía, nuestro amigo logro ayudarme a salir de ahí. Tiempo después conocí otra chica, tu engañaste a Jenn, ella de alguna manera lo supo aunque jamás se enteró de que una de esas traiciones había sido conmigo, yo rompí con Marina, no podía verla a la cara después de haberte besado de esa manera al grado de que los chupetones decoraron tu piel por semanas y no solo en tu cuello... Volviste a abandonarme otra vez, me aisle de ti un tiempo hasta que todo volvió a calmarse, logre salir de ese asqueroso pantano en el que me hundías otra vez y entonces apareció Bea y al poco tiempo junto con su aparición tus celos volvieron, esta vez no iba a dejarte, no ibas a despedazarme de nuevo, así que una tarde le conté todo, juro que espere su rechazo, tal vez que partiera ese mismo instante, pero, aparte de verla confundida para después realizar un par de preguntas con toda la seriedad que podía ver en su rostro, para mi sorpresa ella pareció entenderme, marque cierta distancia contigo pero cada vez fuiste más y más invasivo, lograste fugar tomas pequeñas de ella y yo en blogs, tweets extraños, acapararme en nuestras salidas tratando de aislarla, indirectas de "broma" y todo aquello aumentó en cuando decidí empezar a hacer su presencia oficialmente pública, el acoso de las fans llovió como era de esperarse, aun así ella estuvo firme, soporto los acosos del público y los tuyos, siempre con mi mano bien sujeta y una sonrisa para mi, aun con tus indirectas y tus celos disfrazados de chiste hasta que borrachos durante una fiesta nos encontró devorándonos en la cocina, por decir poco, yo no recordé nada hasta el día siguiente que desperté en esa habitación, crudo y sin ella, le marque por días, jamás contesto, hasta hoy, apareció en mi puerta, pálida, aparentemente cansada... Yo había sido un idiota, tu, un perro.

Pero esto iba a acabarse aquí...


La PurgaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora