Miedo vs Locura

242 21 19
                                    


Ruben

Del cabello fui arrastrado hasta la ducha de mi propio baño mientras me aferraba con las manos a su brazo tratando de disminuir el dolor, me arrojo dentro sin soltarme abriendo el grifo del agua fría, una lluvia helada me callo encima estimulando el dolor de los golpes recibidos, grite pero el sonido sonaba asfixiado por la mordaza, la saliva ya había empapado la tela y comenzaba a derramarse por las orillas de mis labios, mis manos seguían sujetando la suya que se aferraba aun a mi cabeza, la camiseta blanca con el estampado verde de zombi no tardo en adherirse a mi torso, mis poros se cerraron poniéndome la piel de gallina, tenía los ojos apretados por el agua que caía sobre mi cara y aunque intentaba ponerme de pie para evitar que mi cabello cargara con todo mi peso mis tenis se patinaban sobre al azulejo.

Recibí otro bofetón, los huesos de sus nudillos del lado del dorso de su mano se clavaron como lluvia de agujas sobre la piel de mi rostro que empezaba a congelarse. Gemí del dolor.

-Esto no e'tá lo suficientemente frio- murmuro.

Te mire dar media vuelta saliendo del baño por fin soltándome pero me altere cuando te escuche cerrar la puerta por fuera con llave. Cerré la regadera poniéndome de pie con todo el cuidado posible para no seguir resbalando, después me quite la maldita mordaza, moví la mandíbula tratando de acomodármela, crujió un poco, no entendía por qué me había atacado de esa manera, como enfado esto había sido demasiado, nisiquiera podía pasar como una estúpida broma pesada, me había golpeado, Mangel me había golpeado.

Gire el pomo, pero no se movió ni un centímetro así que comencé a golpearla tratando de llamar su atención, gritándole que me abriera.

-¿A que venía el tema de Marina y Jenn? lo de la primera no tiene relación conmigo y la segunda no tiene relación contigo, ella creyó que la había engañado cuando había interpretado mal algo cuando le dije que había pasado la noche contigo y eso...

La adrenalina me mantenía seguro mientras le gritaba atreves de la madera hasta que la puerta se abrió y la mano de Mangel fue directamente a mi cuello incrustándome la espina contra la porcelana del lavabo mientras sus dedos se cerraban cortándome de a poco el flujo de sangre a mi cabeza. Mis uñas se enterraron en su brazo intentando soltarme, pero el era mas fuerte que yo, siempre lo había sido, podría luchar todo lo que quisiera no iba a poder evitar que hiciera lo que mierda estuviese pensando hacer conmigo.

Yo no reconocía a este sujeto.

Podía sentir como si mis ojos se inflaran, ardían, el aire no entraba, intente sacudirme para soltarle alguna patada que le provocara soltarme pero tras el primer intento me arrojo al piso pisándome la cabeza de forma bastante dolorosa.

-¡Basta¡ ¡Hijo de puta has perdido la cabeza! – El terror estaba inundándome ya las fibras de mi cuerpo.

Mangel, mi Mangel.

Una lluvia de golpes callo sobre mi cuerpo empapado, ya ni siquiera distinguía si me estaba golpeando el o utilizaba algo para hacerlo. Pero no paraba a pesar de todo lo que rogaba, parecía que mientras más gritaba más fuerte me daba por lo que termine callando mis suplicas limitándome a tratar de protegerme lo más posible enroscándome en el suelo, hasta que escuche el sonido de algo caer al piso, y todo paro, decidí abrir los ojos que había mantenido cerrados, frente a mi cara estaba un pedazo largo de madera que inmediatamente reconocí como el palo de la fregona. Con eso era con lo que me había estado propinando porrazos, solo se había detenido por que este se había roto.

Iba a matarme... Mi Mahe iba a matarme.

Mi cuerpo comenzó a temblar descontrolado ya sin saber si era por pánico o por el frio.

La PurgaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora