Prologo

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Policía a cargo.

Habíamos recibido una llamada, clasificada como violencia domestica, yo y tres compañeros mas acudimos al llamado en un edificio de departamentos. Esperaba de todo menos esto.

El chico que nos abrió la puerta después de un par de minutos tocando, no se veía en lo mas mínimo alterado, nos escaneo a nosotros y luego a la pequeña comunidad de vecinos curiosos a nuestras espaldas. Me altere un poco cuando note que tenía el rostro rallado en rasguños y los brazos estaban a un mucho peor, había sangre seca pegada a su nariz, como si hubiese sido limpiada con solo el dorso de la mano.

-Tranquilos, podrán pasar en cuanto manden a toda la comunidad de asqueroso' chismosos fuera de este sitio, si no, esto se pondrá feo.

Lo mire unos segundos antes de asentir y dar un par de indicaciones. Rápidamente despejamos el lugar regresando a los presentes a sus respectivos departamentos, quedando solos él y nosotros.

-Deberían llamar una ambulancia- fue su última respuesta antes de quitarse de la puerta y darnos paso, le hice señas a uno de mis compañeros para que se quedase con el mientras los demás entrabamos conmigo a la cabeza, e lugar parecía un congelador, poda ver mi aliento volverse humillo en el hambiente, al parecer el aire acondicionado estaba al máximo por alguna razón pero no se veía nada fuera de lo común aparte de eso hasta que llegamos al final del corto pasillito y nos adentramos a la sala, había un camino de agua que salía de lo que se veía era el baño, este tenía el suelo lleno de hielos casi completamente descongelados, los charcos seguían hasta la sala y sobre un tapete felpudo gris estaba el cuerpo de un joven completamente desnudo tirado en el suelo, sus glúteos y sus nalgas estaban manchados en una cantidad de sangre reseca realmente alarmante, y el tapete parecía haber absorbido otra buena porción, tenía el cuerpo bañado en hematomas que sobresaltaban con la piel tan blanca, por un segundo le creí muerto hasta que note que su cuerpo tiritaba, me acerque veloz mente a el, colocándole mi chaqueta encima.

-Chico, ¿me escuchas?

Sus ojos me buscaron el rostro, cuando nuestras miradas se cruzaron una sensación tan intensa de vacío me inundo hasta el tuétano. El me veía pero a la ve no lo hacía, no había nada dentro de ese cascaron humano ya. Su cuerpo estaba destrozado pero supe que de su mente ya no quedaba ni rastro alguno de lo que tal vez fue este muchacho.

La ambulancia no tardó en llegar, subimos la temperatura de la calefacción y le cubrimos con nuestras chaquetas para calentarlo en lo que los paramédicos aparecían, no podíamos moverlo y no podíamos alterar el lugar. En cuanto los paramédicos entraron, el chico fue revisado tan veloz mente como podían antes de moverlo mientras lo enrollaban enmantas térmicas, sufría ya de hipotermia, lo que era mas que obvio, temían que por la coloración de sus dedos algunos hubieses entrado ya en etapa de gangrena, contaba con varias fracturas tanto en costillas, como dedos de las manos y no respondía a los estímulos visuales de luz.

-Puede y este bajo efecto de algún fármaco, sus pupilas no responden

-No lo está- mire tras de mi. El chico que nos había abierto, nos miraba desde una silla puesta en pasillo donde lo habíamos esposado- no lo drogue de ninguna manera, está bien.

Unas ganas tremendas de partirle el rostro a ostias me entraron en el alma. Ante eso, y luego de colocare collarín y mil cosas más, el chico fue sacado de ahí en camilla directo al hospital, pero justo antes de sacarlo del departamento el otro nos detuvo.

-Asegúrense de que no haya mirones abajo antes de sacarlo, no e' por mi si no por él, tiene una hermana pequeña y mucha gente que le quiere, se que no querrán que se enteren por medio de una fotografía en internet.

El chico en la camilla volteo a mirarle con algo que parecía ¿gratitud?, no, seguro fue mal rollo mío.

Decidimos obedecer, un par de agentes bajaron a confirmar que el área estuviese limpia, le cubrimos el rostro al chico en la camilla y al que estaba esposado le colocamos una sudadera y le pusimos la gorra. Los peritos ya habían llegado cuando entramos al lobby y subieron enseguida, les informe de la situación rápidamente y de que cuidasen de la discreción del sitio.

Yo me fui en la patrulla con el chico esposado en el asiento de atrás.

La expresión de su rostro en el retrovisor de camino a la jefatura era lo peor. Estaba en completa paz, como si se hubiese librado de algo enorme y ahora estuviera iluminado por el universo, un escalofrío me inundo el alma.

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Miguel se declaró culpable, rechazando todo derecho a un abogado, pero al no demostrar ni una gota de culpa ni remordimiento frente al juez fue canalizado a un psiquiatra para después llevar su condena en cadena perpetua en un hospital de seguridad media, por los cargos de tortura, intento de homicidio, actos de violencia y violación.

Ruben fue internado en el hospital donde logro sobrevivir a la hipotermia pero perdió tres de sus dedos de las manos que se habían gangrenado por la falta de calor en sus extremidades, fue operado para insertarle clavos metálicos tanto en costillas como en uno de sus brazos para colocar en su lugar los huesos rotos, los destrozos que fueron provocados en su cuerpo por la violenta penetración también tuvieron que ser operados para sanar los desgarres internos con el temor de los médicos de que sus entrañas se rompiesen derramando su contenido en el interior del cuerpo causándole una infección masiva de la que no podrían salvarle. Tardo un año entero en salir del hospital, recibió terapia psicológica, pero los estragos continuaron tres años mas, no soportaba la compañía masculina de ningún tipo ni el contacto físico, con el tiempo se aisló de todo contacto humano y termino abandonando la terapia.

Le encontraron colgado fuera del hospital psiquiátrico donde Miguel cumplía su condena, su cuerpo balanceante se podía ver desde la ventana de su, en algún tiempo, mejor amigo.

Miguel hizo lo mismo horas mas tarde.

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