Capítulo 6 - Evitame de nuevo, pero no grites cuando veas las represalias.

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El reloj marcó las 7:00 a.m y ante de que sonara la alarma extendí la mano y la apagué. Había permanecido toda la noche en vela, durmiendo pocos instantes, pero a fin de cuentas me desvelé la noche completa. Pareciendo un zombie me levanté de la cama para prepararme a ir al trabajo.

Cookies&Coffee era un restaurante de repostería en el cual conseguí trabajo como camarera hace pocos días. Ahí trabajaba con Jesse, una madre soltera con dos hijos que anteriormente ya habia conocido cuando vinieron a buscar a su madre. Y también con Marilyn, la dueña del restaurante. Una mujer emprendedora con una manos que creaban manjares de los dioses. Sonaba exagerado, pero en verdad ella hacia unos pasteles divinos.

Cuando estacioné el auto enfrente del restaurante y entré por la puerta. Jesse ya estaba limpiando las mesas y bajando las sillas.

—Hola, Jesse. —Saludé y ella agitó su mano en respuesta.

—Parece que alguien no tuvo buen sueño. —Sonrió ella mientras se pasa a otra mesa y bajaba las sillas.

—No te equivocas —dije, rodeando el mostrador y sacándome la chaqueta tomé el delantal rosa que estaba colgado y me la anudé a la cintura—. No dormí bien.

—¿Cuál fue la causa de tu desvelo? ¿Algún hombre en particular?

La sonrisa maliciosa de Jesse no pasó desapercibida. No respondí y tampoco planeaba hacerlo, la llegada de la jefa dio término a la conversación con Jesse por mí.

—Hola, chicas. —Saludó la mujer entrando por la puerta.

—¡Hola, Marilyn!

—Hace un frío atroz. —Comentó mientras se quita el abrigo y viene a nosotras a saludarnos con un beso en la mejilla.

Jesse dijo: —Si, el cielo tiene pinta que va a llover.

—Pero eso no nos va detener, ¿verdad? Un poquito de lluvia no hará nada malo —una sonrisa curvó en los labios rojos de la mujer—. Ahora empecemos a trabajar, ¿Jesse, puedes ayudarme en la cocina?

—Claro.

Entre tanto ella se iban, yo me coloqué los audífonos y puse play a una canción. Me fui a buscar los pasteles a la cocina para colocarlos al mostrador para los clientes y bajar las últimas sillas de la mesas. Al 12:00 el local se llenó de gente y con Jesse tuvimos que hacer muchas maniobras para atender a todos por igual. Marilyn más de una vez dejó su puesto en la cocina para ayudarnos con la mesas. La jefa tenía razón. A esta hora los trabajadores salían a almorzar y este era el primer lugar a donde venían. Ahora me encontraba metida en la cocina, comiendo la nueva preparación de Marilyn. Ella era buena en el arte de la repostería, hacia cosas que a uno moriría por comer...yo era una de ellas.

—¿Cómo quedaron? —pregunta Marilyn y se muerde las uñas nerviosa.

—¿Qué puedo decir? ¡Están estupendas, Jefa! —Grité y agarré otro muffin para luego tragarlo entero. ¡Dios, es el paraíso!

—Ya, detente Laila, o sino no dejarás nada para los clientes. —Reía la mujer cuando me quitó el tercer muffin de las manos.

Hice pucheros: —Pe-pero...

—¡Laila! —gritó Jesse—. ¿Puedes atender la mesa por mí?

Alejé la vista de los maravillos muffin para ir a donde ella.

—¡Claro! —asentí, sacudiendo mis manos en el delantal y tomando de paso la libreta con un bolígrafo.

Jesse me señaló la mesa con la barbilla. Pasando entre la clientela me abrí paso para llegar a la mesa donde el cliente esperaba ser atendido. Con una sonrisa radiante levanté la mirada de la libreta y dije:

Te Encontré [ 2°T de TLA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora