El Parnaso

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Me gusta escribir en el silencio que rodea a mi escritorio. La pluma vuela ligera, guiada por un instinto que no sabe lo que escribe, simplemente fluye. Las palabras vienen, pasajeras, y en extraño ritual se van uniendo con la argamasa de los verbos, las preposiciones, los artículos, formando frases y oraciones que avanzan sin control aparente por entre las cuadrículas del cuaderno.

Las musas se sientan y miran como mi mano camina sin temor a la poesía. De vez en cuando una de ellas se levanta y susurra en mi corazón antiguas loas y alabanzas, y alguna canción de amor. Yo sigo aferrado a tinta, escribiendo lo que viene, que si brujas y demonios, que si magos y dementes, llegando incluso a escribir que El Parnaso está en Oriente.

¿Qué es El Parnaso, me preguntas, poniendo tu pupila en mi pupila azul?¿Y tú me lo preguntas?El Parnaso es la pupila que inspiró a Neruda, es la cara de mi novia cuando la llamo y me mira. El Parnaso es la niña que juega despreocupada mientras su cara brilla, es el suave terciopelo de los ojos profundos que ahora me están leyendo. El Parnaso es una risa fresca e inocente en medio de la lluvia, es despertarme con el aroma a café deslizándose, suave, por entre mis sábanas.

En El Parnaso está Cervantes que trajo a la luz del mundo una obra inigualable que poco le valió para salir de una vida miserable. Manco y ex-presidiario, guerrero en cautiverio que no pudo salir por la lanza ni por intelecto alguno, más bien por los buenos dineros que procuró el subir las faldas a alguna de sus hermanas.

Prosa lírica y oníricaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora