Sonidos líquidos.

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Fueron días extraños, una isla en medio del diluvio que siempre fue mi vida. Con pequeños problemas y ocasionales chubascos, pero casi siempre luminosa y positiva.
Fue la época en que de manera más contundente el ritmo de mis días era marcado por la música.
Yuto siempre había soñado con cantar en un grupo, siempre hablando de lo fabuloso que sería esto o aquello cuando tuviera un grupo, de las increíbles letras que escribiría, de los lugares en los que tocarían, cuando tuviera un grupo... Hablaba pero no actuaba, creo que jamás se planteó hacer realidad esos sueños. Pero a mí no me parecía tan imposible, sólo era cuestión de buscar las personas y el lugar y fijar fecha y hora. Yo era hija de un compositor de gran éxito y tocaba desde pequeña varios instrumentos, además tenía a Rai. Éste y yo cuando tocábamos juntos era como si leyesemos una misma partitura, previamente estudiada y ensayada. Nos compenetrabamos a la perfección, improvisando y componiendo, él con la guitarra, yo con el bajo. Para la batería escogimos a Chibi Chan, uno de los más jóvenes de la pandilla.  Llevaba tocando poco tiempo pero tenía un sentido del ritmo innato y ganas de dejarse el pellejo. Reunido el equipo nos presentamos ante Yuto, dejandolo patidifuso.
"Ya tienes grupo, estrella del rock, a ver dónde están esas letras que dices que escribes?"
Nos fue genial desde el principio, principalmente porque nos lo pasabamos bomba tocando juntos, sin conflictos o exigencias entre nosotros, y eso quieras o no, se refleja en las canciones por muy malas que fueran al principio.
Empezaron apreciarnos dentro de la escena alternativa, viajamos por todo el pais, grabamos un disco y llegamos a ser respetablemente conocidos en los ambientes indies.
En esa época nuestro mayor problema era que al aumentar el número de conciertos, aumentaban proporcionalmente los disgustos de Rai con su insufrible novia.
La menda era un elemento de cuidado. Aunque formaba parte de la pandilla desde antes de conocer a mi Doppelganger, al comenzar a salir con él se le cruzaron los cables y discutía constantemente por el recurrente tema de si salir o no por ahí con el resto del grupo de amigos. Poco a poco fue saliéndose con la suya y Rai dejó de salir de fiesta. Los únicos momentos de diversión que le quedaron eran las actuaciones del grupo, a ella le resultaba agradable el hecho de presentarse como la novia de un guitarrista "famoso" y no era capaz de poner pegas a las salidas de bolo. Pero aún así las noches de diversión post-concierto siempre acababan igual, con un Rai completamente borracho y lloriqueando sobre mi hombro sobre lo mal que se sentía por haber mandado a la mierda a su novia tras una discusión y la malsana envidia que le causaba mi perfecta, a su modo de ver, relación con su primo.
Pero todo tiene un final y tanto esa relación tormentosa suya como la mía propia acabaron por terminar.

Los años pasaban imperceptibles a velocidad de vértigo y sin darme cuenta estaba ya terminando mi último año de carrera y llegando a la etapa final de mi despreocupada juventud

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Los años pasaban imperceptibles a velocidad de vértigo y sin darme cuenta estaba ya terminando mi último año de carrera y llegando a la etapa final de mi despreocupada juventud. Fue entonces cuando comenzaron mis verdaderos problemas, y se comenzó a marcar con más claridad la ruta que me llevaría poco a poco a naufragar en el Mar de Árboles*

 Fue entonces cuando comenzaron mis verdaderos problemas, y se comenzó a marcar con más claridad la ruta que me llevaría poco a poco a naufragar en el Mar de Árboles*

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*Ref. al Aokigahara, también conocido en Japón como "Jukai" o "Mar de Árboles"

Ikigai: Una Razón Para ContinuarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora