Y ocurrió lo impensable.
Tras seis años de sequía me golpeaba el primer tifón de mi vida. El padre de mi flamante novio falleció de repente y uno de los cimientos de nuestra relación se derrumbó con estrépito.
Algo extraño sucedió al carácter de mi, hasta ahora plenamente confiable compañero que, al verse en la disyuntiva de ser cabeza de familia por anticipado y con la responsabilidad de llevar un restaurante, cuidar de su madre y hermana pequeña y perder más que a un padre, a su punto de apoyo y referencia, tuvo un ataque de pánico tremendo. Eso le llevó a una especie de retroceso, a una segunda alocada adolescencia.
Y para alocada yo, que necesitaba de ese punto de apoyo que representaba Yato en mi vida. Él debía ser el maduro, el reflexivo, el aburrido y contenido, que para eso me llevaba tantos años. Yo estaba en la veintena, esa década dorada, en la que estás todavía bastante zumbado pero tu nuevo estatus de "adulto" impide a los demás adultos (léase, padres y demás figuras de autoridad) ponerte ninguna traba o límite.
Hasta ese entonces lo único que me mantenía con los pies en el suelo y sin convertirme en una total desfasada como lo fui durante mis 17 y 18 años era ese Pilar, esa persona responsable que me decía: no bebas, no te drogues, no te pases...Pero al morir su padre nuestros papeles se invertían y Yato decidía pillarse, cada vez que podía unas soberanas cogorzas, llegando prácticamente a perder la conciencia. Se volvió un pasota, al que no importaba nada y no quería saber nada de nadie. Discutimos unas pocas veces, algo que no habíamos hecho en seis años y le puse un ultimátum; o espabilaba o lo dejábamos. Me llevé un buen chasco, las mujeres normalmente ponemos estos tontos ultimátum con la estúpida presunción de que las cosas nos saldrían bien y no tendríamos que llevarlos a cabo. Pero su respuesta fue: lo dejamos...
Fue duro, lo reconozco. Hasta el punto de casi estrellarme con la moto (aposta) tres días después de que me dejara, pero en esa época por suerte tenía más apoyos. El universo se compinchaba con mis hermanos y entre la alineación planetaria y su amistad me sacaban del pozo.Je je, lo de la alineación planetaria fue cachondo... El día que tenía la intención de acelerar al máximo y tirarme con la moto por un terraplén, estaba ejerciendo de acosadora de mi ex, espiándole cerca de su trabajo con la intención de verle una última vez antes de partir hacia el Yomi, pero al tratar de arrancar la moto, ésta hizo un ruido quejumbroso y se negó a funcionar. Me acuerdo que ese día llovía (como no), y hacia una mañana de perros. Yo llevaba tres días sin dormir e iba algo pasada de alguna mierda adulterada. Por lo que la intentona acabó conmigo jurando como un marinero borracho debajo de la lluvia, helada de frío y empujando la moto muerta de camino a casa.
Tras alrededor de un mes de llorar sin parar y sentirme miserable, poco a poco se me fue pasando y hasta empecé a disfrutar de mi recién adquirida soledad.
Por supuesto perdí bastante el norte en aquella época, pero cada vez era más consciente de lo que implicaba el estar sola, lo que implicaba el no depender de nadie y tomar mis propias decisiones sin consultar a nadie.
Así que llegó un momento en el que, a pesar de que usaba y abusaba de toda clase de sustancias y me importaba todo lo que tuviera que ver con el futuro, lo mismo que una mierda pinchada en un palo, era de cierta manera feliz. Tenía a mis numerosos hermanos con los que encadenaba una fiesta tras otra. Tenía a Rai, que me comprendía, aún sin ser capaz de comprenderme yo a mi misma. Seguía teniendo mi música, tenía dinero gracias a mis trapicheos ilegales... Tenía y hacía todo aquello de lo que no se debe abusar y reconozco que era consciente de mi efímera felicidad, abriendo las alas y dejándome llevar por los embistes del tifón, como un pájaro ciego.
¿Por qué decidí complicarme la vida tan sólo un año después? Todavía es un misterio para mí. Tal vez como mujer necesitaba satisfacer cierto "instinto maternal" y cuidar de algún cachorro malherido y enfermo, tal vez buscaba un reto... Ni idea... Pero cuando el viento se fue empapando de ráfagas tóxicas de lluvia ácida, caí en la trampa y no me dí cuenta hasta que fue demasiado tarde de hasta que punto me había envenenado la sangre.
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Ikigai: Una Razón Para Continuar
De Todo¿Sabéis lo que significa Ikigai (生き甲斐 )? Es una palabra intraducible que para los japoneses representaría "la razón de vivir" , eso que hace que te levantes cada día. Y no es nada fácil encontrarla... Para ello hace falta una profunda búsqueda inte...