Un año después.
Stana estaba frente al hombre que más amaba en el mundo mirándole a los ojos con su pelo recogido en un moño y con el vestido blanco de novia que previamente había usado en la boda de Castle y Beckett o, la que tendría que haber sido su boda.
Estaban todos sus seres queridos ahí, y alguna prensa, pero poca.
Stana estaba tan absorta en los ojos de su amado que ni se dio cuenta cuando le hicieron la pregunta.
-Señora.-dijo el cura.
-Eh?
-Acepta usted a este hombre en...
-A, sí! sí quiero.- dijo interrumpiéndolo y causando la risa a todos los presentes.
-Bien, en ese caso. Por el poder que me ha sido otorgado, yo os declaro marido y mujer, ya puedes besar a la novia.
Y así hizo Nathan, besó a Stana apasionadamente mientras sus seres queridos aplaudían y lloraban de felicidad.