Capítulo 3:Reclutamiento

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-Narra Eren-

Desperté después de una larga noche, ya era la cuarta en la que despertaba en esa maldita habitación no había comido apenas nada y mucho menos había salido de aquellas paredes, no quería ver a esas personas que tanto despreciaba, en especial al cruel de "Rivaille" . Estuve llorando y pensando y llegué a la conclusión de que no podía quedarme de brazos cruzados por siempre. Por mucho que me costara admitirlo el enmascarado tenía razón, Erwin no había dado señales de vida en estos cinco días, quizás se me estaba acabando la paciencia demasiado pronto pero no iba a quedarme sin hacer nada para siempre. Al menos intentaría escapar por mí mismo así que aquella mañana me levante con decisión de mi cama y salí del cuarto, baje las primeras escaleras y allí se encontraba la puerta que daba a la habitación de Rivaille, ni siquiera intente entrar, en el caso de que estuviera no quería verle la cara...o más bien la máscara, lo que sea. Hice una mueca y baje hasta la tercera planta que suponía que eran el resto de las habitaciones por la cantidad de puertas que había. A esas horas ya deberían estar despiertos así que baje a la última planta, el comedor y efectivamente allí estaban todos, incluso ese despreciable sujeto y portando su máscara ¿¡es que no se la quitaba ni para dormir!? Todos me miraron impresionados al verme allí por voluntad propia

- Por fin te dignas a salir y dejar de lloriquear. –comentó molesto Rivaille, yo solo le conteste con una mueca y me senté

- Nos alegramos que estés aquí con nosotros Eren. –contesto Petra con una sonrisa cálida intentando calmar la tensión en la mesa

- Habla por ti, a mí no me interesa tener un mocoso llorón quejándose por todo. –fanfarroneo Auruo, su actitud me recordaba a alguien

- ¿¡perdona!? No me estaría quejando si TÚ y todos los demás no me hubieran secuestrado. –me defendí

- Callaros ya los dos. –ordeno Rivaille en tono enfadado, los dos nos tensamos inmediatamente, su aura trasmitía una sensación de peligro que nos asustó.

- Y dime Eren ¿a qué viene este cambio? Preguntó Eldo mirándome

- Simplemente me canse de estar encerrado en mi cuarto...

- Bien, en ese caso empezaras a trabajar como los demás. –habló Rivaille

- ¿Qué?

- Todos a limpiar

- Espera ¿¡qué?! –repetí al no entender bien a lo que se refería

- Escucha mocoso aquí no eres un príncipe así que trabajaras como los demás, tu encárgate de limpiar los establos y tu Hanji

Hanji ya se estaba yendo de la mesa lentamente para cuando Rivaille la llamo

- Tu limpia la pocilga que tienes por cuarto, da puto asco entrar ahí

Hice una mueca, ese hombre tenía una lengua muy larga y sucia

- Podrías quitarte la máscara ¿sabes? –me resultaba molesto que fuera el único que portase aun aquella inquietante máscara

- Lo haré cuando pueda confiar en ti. –sentencio y abandonó la sala. –todos a trabajar

Poco a poco los miembros de la mesa se levantaron con desgano de la mesa para ir a limpiar (Hanji la que más)

- Ven, te mostraré los establos. –me dijo Gunter y hasta ellos me condujo

Era un pequeño habitáculo de madera separado para cada caballo, cinco de ellos eran marrones y había uno negro grande y que se alzaba poderoso ante los demás, me acerque hipnotizado por el porte de aquel majestuoso animal, me recordaba a mi caballo el cual había dejado en el reino, le acaricié la cabeza, el caballo relinchó y se acercó a mí, sonreí

Esto no es un cuento de hadas, príncipe.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora