Capítulo 8: Batalla -parte 2-

81 7 4
                                    


-narra Eren-

Pasaron unos momentos en plena tensión en los que yo me debatía entre miles de ideas horribles en mi cabeza. Ni siquiera me percate, o le di importancia al hecho de que tenía la máscara mal puesta y que ahora sería fácil quitársela. Solo cuando emitió un pequeño quejido de dolor y se removió un poco debajo mío me permití darle un descanso a mi mente

- RIVAILLE, RIVAILLE, QUE BUENO QUE ESTÉ BIEN –gritaba eufórico al ver como abrió los ojos y me miro. Yo, casi sin contener mi emoción, le abracé.

- Estoy bien mocoso, no necesito que me llores encima. -y es que ciertamente estaba a punto de llorar.

- Perdón, es que estaba muy asustado. –le sonreí secándome las lágrimas

- Muy bien muy bien...-contestó con desgana- como sea, ¿te puedes quitar de encima?

Es cierto, aun me encontraba encima de sus piernas. O por dios, ahora que visualizaba la situación aquello se me hizo totalmente vergonzoso así que con rapidez me aparte de su lado.

- ¿Estas herido? –pregunté intentando cambiar de tema rápidamente

- Solo algunos moretones, estoy bien –se levantó- vamos, tenemos que volver desde aquí a pie hasta la torre

- ¿¡A pie?!

- A pie. Gracias a un mocoso que puso en riesgo la misión tirándose encima mía inconscientemente

- ¿¡Pe-perdona?! –me volví a poner rojo- lo hice para salvarte la vida

- Mi vida no es algo importante. –contestó secante

- ¿¡Que no es importante?! Claro que lo es! Los chicos te quieren , eres su líder, sin ti estaríamos perdidos

- Ellos están preparados para dejar un soldado caído en batalla

- Pero también eres importante para mí –confesé

Hubo un momento de silencio muy incómodo, él me miraba directamente a los ojos, pero su mirada era distinta, no era ruda o fría, era más cálida...

- Debemos movernos. –fue lo único que escuché decirle, después me dio la espalda y comenzó a caminar. Mierda, quizás mi comentario le había molestado... ¿acaso estuvo fuera de lugar?

Como fuese, preferí callarme y seguir sus órdenes. Ambos caminamos por un buen rato. Tenía la sensación de que el tiempo avanzaba muy deprisa o éramos nosotros los que íbamos tan rápido pues el cielo cada vez se hacía más y más oscuro, entonces algo húmedo resbalo por mi rostro. Yo no estaba llorando, así que mire al cielo en busca de la verificación de mi segunda teoría y ahí estaba: no es que el tiempo avanzara muy deprisa, es que nubes de lluvia habían cubierto el cielo.

- Maldición –dijo Rivaille mosqueado

- Deberíamos refugiarnos, con esta lluvia será difícil avanzar

- Lo será para los soldados, nosotros debemos aprovechar y volver a la torre

- Pero...

- Nada de peros. –sentenció.

- Está bien...

Y seguimos caminando, aunque no por mucho tiempo, era obvio que entre los moratones de los golpes y la lluvia que no dejaba de intensificarse Rivaille se encontraría en desventaja y no tardo en demostrarlo con un pequeño quejido

Esto no es un cuento de hadas, príncipe.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora