Nada Valgo Sin Tu Amor "Ruggarol Hot" [APT2]

CAPITULO DECIMOQUINTO

Se escapo (CORTO)

— Karol ¡Por Dios! — Dice y me abraza, y con una mano correspondo al abrazo.

Pues la otra estaba cogiendo la sabana, la cual cubría mi piel desnuda.

— sé que no es el mejor momento, pero perdóname por enojarme así ¿sí? Te amo mucho ¿sí? — Me dijo Ruggero.

— no, perdóname tu a mí, no debí salir con David, ni mucho menos permitir que me besara

— entonces ¿todo bien?

— todo bien, te amo — juntamos nuestros labios en un beso tierno, pero a la vez apasionado.

— mejor vámonos, no vaya a despertar

— si vámonos — Nos fuimos para abajo, y allí se encontraban miles de policías con hombres esposados y también ahí se encontraban mis padres, corrí hacia ellos y los abracé.

— hija ¿Qué te hizo ese tipo?

— nada papá tranquilo — nada, por algo estoy desnuda.

— ¿te toco? — pregunta mi madre.

— Mamá sé que me ves así, cubriéndome con esta sabana, pero tranquila no me hizo nada, un chico y Ruggero me ayudaron, por suerte — No quiero contarle lo que de verdad paso allí adentro con ese hombre.

— ¿un chico? ¿Quién...? — Empieza a preguntar mi padre, pero es interrumpido por un policía.

— señores, se encontro el cuerpo de quien corresponde a David Hernández con un disparo, en su abdomen, está perdiendo mucha sangre, si no se trata a tiempo, morirá, se llevaría a un hospital, pero no hay quien lo pague, y no tenemos contacto con su familia.

— por mí que se muera el secuestrador de mi hija

— ¡Agustín! — Le llamo la atención mi madre

— ¿Qué? — pregunta el.

— Papá, págalo por favor, fue el quien me ayudo, el recibió ese disparo por ayudarme, por favor

— ¿Qué? Pero...

— por favor, te lo ruego, él tiene dos hermanos pequeños, lo necesitan — El me mira un momento y luego asiente.

— muy bien iré a donde el policía para decirle que lo lleven al hospital, que yo le pago y para que te pase algo, para que te tapes — mi mamá y mi papá se van a donde se encontraban los policías

— por favor no te enojes, pero quiero ayudarlo, ya que él lo hizo conmigo

— no, no me enojare, porque es algo muy lindo lo que estás haciendo, además tengo que agradecerle, porque gracias a ese muchacho ese tipo no te hizo nada malo, pero que te quede claro que eres mía y de nadie más ¿oíste?

— por supuesto, y tú eres mío y no de ninguna perra que se te acerque por ahí — Digo le sonrió — oye ¿Quién les dijo que yo estaba aquí?

— pues... — es interrumpida por la voz de una chica.

— ¡hey Karol! ¿estás bien? — dice la chica número uno, ósea las que me estaban maquillando y vistiendo.

— tu, fuiste tú la que me aviso — dice Ruggero — reconozco tu voz.

— efectivamente, soy yo en cuerpo presente

— así que al final si me ayudaste

— no quería que Cesar siguiera atormentando a mas chiquitas como tú, pero bueno, por cierto, soy Karen

— un gusto Karen, tú ya me conoces

— bueno, yo me tengo que ir, pero antes ten esto para que te tapes — dice quitándose su chaqueta, que era bastante larga, me la puse y me daba un poco más abajo de las rodillas — bueno adiós, si algo, yo nunca estuve aquí ¿ok?

Dice y me guiña el ojo, para luego correr fuera del lugar, escabulléndose entre la gente presente.

— se está escapando ¿no es así? — me pregunta Ruggero

— sí, pero... no importa, me ayudo así que, dejémosla

El asintió y nos acercamos a mis papas, cuando ese tal Julio cesar estuviera tras las rejas nos avisarían, para atestiguar en el juicio contra él, aunque, de todos modos, le darían cadena perpetua.

En casa, me dieron de comer y mientras lo hacía, mis padres no me quitaban ni un ojo de encima, creo que a partir de ahora los tendré, a todas horas vigilándome.

— por favor ya dejen de mirarme — digo incomoda.

— no, ahora más que nunca, te pondremos más cuidado

— pero, yo quiero olvidar todo lo que paso

— pero, eso lo puedes hacer

— no, porque me vigilaran más que nunca, y cuando los veo observándome tanto, me acordare de todo lo que paso

— Esta bien pero ya no podrás salir con hombres, ni tenerlos al lado

— ¿enserio? Entonces ya no nos veremos mas

— no claro que nos veremos, eres mi hija

— pero dijiste hombres, y tú eres un hombre así que te incluyes ahí

— no claro que... — iba a decir algo, pero su celular lo interrumpió — ¿Qué? ¡No es posible! Está bien. Adiós.

— ¿Qué paso hermano?

— Julio el narco ese, se escapo