Para Muerte su primer día de existencia probablemente fue el peor de todos. El primer rostro con el que topó su mirada, fue la galaxia infinita de Nim y su piel tan negra que parecía devorar toda la luz que intentaba reflejarse en él. - "Tu nombre es Muerte"- había escuchado claramente, pero antes de que fuera capaz de tocar al ser que le había formado, inesperadamente fue puesto en una roca extraña y lanzado a un nuevo sitio, sin haber tenido la oportunidad de poder cruzar una mirada con el creador, Ithis. El impacto en la tierra provocó que rodara y cayera de forma estrepitosa, y al mirarse las manos pudo encontrar una emanación de los cortes que le había provocado la caída, por lo que en un inicio se asustó. ¿Dónde estaba ahora?, ¿cuál era su propósito?. Nim no se había molestado en mostrarle el camino, sólo tenía una orden clara: destruir. Pero...¿qué significaba destruir?.
Cuando miró a su alrededor, se percató de inmediato de que algo no estaba bien. Bastó con que diera unos pasos, para toparse con un cuerpo inmóvil y tan lastimado como el propio. Deslizó sus dedos sobre la gruesa piel del enorme saurio, del cual tuvo idea de las dimensiones en cuanto el humo que estaba por doquier se disipó un poco, pero ese ser desconocido no se movía, estaba ahí, tumbado sobre el pasto amarillento. Su largo cuello se extendía a una distancia considerable, al igual que su cola, que parecía cercenada. Muerte entonces sintió como una energía llena de luz escapaba del cadáver, para acumularse en su mano. No pudo evitar sonreír, impresionado, pues era como sostener una de las estrellas que formaban la mirada de su padre. Pronto una segunda presencia llamó su atención, y ahí estaba: un chico de piel verde le observaba con la expresión de un desconfiado, apretando los puños e incapaz de pronunciar palabra. Pudo notar de reojo que un segundo ser aleteaba de forma torpe, hasta lograr posarse en uno de los hombros de su pequeño creador y acurrucarse cerca de sus cabellos. Muerte observó la "estrella" entre sus dedos y la imaginó con la misma forma que esa mariposa, logrando darle la forma definitiva que tendrían todas las almas a partir de ese instante. Era un obsequio para su padre, por lo que elevó sus manos y logró que esa alma comenzara a aletear, en busca de Nim.
El gran destructor recibió de buen agrado la primera de las almas mariposa, y no tardó en devorarla, provocando la furia inmediata de Ithis.
-¡No puedes comerla sólo porque la ha recolectado tu hijo!-
-¡Es un obsequio de mi destructor! ¿¡Por qué habría de rechazarlo!?...te estas volviendo blando, Ithis. Esto es un juego, y no lo estás jugando bien porque estás perdiendo.- espetó Nim, que apenas si terminaba de masticar cómodamente cuando fue cuestionado. Ithis, por su parte, seguía indignado, y eso provocaría que tanto Vida como Muerte se percataran que en el cielo había una gran explosión de luces. Miles de estrellas fugaces surcaban la atmósfera nocturna, como pinceladas de colores. Eran Ithis y Nim, que discutían acaloradamente, tratando de llegar a un acuerdo.
Pero para Muerte los problemas apenas si comenzaban. Vida por fin salió de su trance y no dudó en cruzarse en el camino del joven oscuro, para atraparlo por ambos brazos y sacudirlo con tanta fuerza, que el segundo dios se asustó de inmediato.
-¡¿Por qué lo hiciste?! ¡Dime porque destruiste mis creaciones!- exigió el príncipe, mientras las lágrimas se le salían a borbotones. - Trabajé en todos y cada uno de ellos día y noche, ¡fui yo quien los hizo caminar por el mundo!, ¡RESPÓNDEME!- gritó fuera de sus casillas, pero Muerte no era capaz de decir palabra alguna. Nim no se había tomado la molestia de otorgarle cuerdas vocales, deseaba que su destructor fuera lo más silencioso posible, así que Muerte lo único que pudo hacer fue comenzar a llorar cada vez más asustado. Incluso tocó por instinto el rostro de Vida, esperando que con eso su alma escapara y pudiera dejarlo tranquilo. Naturalmente, eso no fue posible, no era capaz de matar a un Dios.
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Cuando la vida comienza.
De TodoVida abrió sus ojos a un mundo sin forma. El gran Creador Ithis espera con ansias una explosión de imaginación de parte de su más importante creación. N.A. Crédito de personajes a The Snipster, autora del comic AMOLAD (A Matter Of Life And De...