Octubre 31, 2017.
R A C H E L P R I C E.
—Luces fabulosa, Mel.
—Tú luces increíble, Rae.
Niego con un chasquido y la tomo por los hombros—. Eres hermosa, pequeña ángel.
Ella es tan dulce, es como una hermana menor para mi, aunque la más cuerda de nosotras sea ella. No reprimo la sonrisa en mi rostro.
—¿Qué sucede?
—Pienso en lo afortunada que soy de tenerte, rubia.
Su expresión se relaja y comparte la conmovedora escena.
—Y yo a ti, ojiazul. Te amo, no sé qué hubiese hecho sin ti cuando llegué aquí —sus ojos se han llenado de lágrimas aún no derramadas y me abraza para esconderse en mi cuello. Acaricio su cabello.
Es lo que hacemos. Estar para la otra. Sin importar qué.
—Ey, tranquila. No hubiese cambiado ni en un sólo segundo de eso.
—Lo sé, yo sólo, me pones emocional —su voz suena entrecortada por que reprime las lágrimas. Yo río.
—Tengo ese efecto en las personas.
La abrazo por completo. Unos segundos después nos separamos y limpio sus lágrimas.
—También te amo —sonríe— pero ey Mel, tendremos que maquillarte de nuevo.
Resopla.
—Siempre te sabes las mejores frases ¿no?
—Me conoces —le guiño un ojo y luego vuelvo a atraerla en un abrazo.
El timbre del apartamento suena.
—Seguro que es Brent; vamos a arreglarte, ve, ahora voy contigo, ¿si?Asiente.
La veo partir y voy hacia la puerta.
—Rayos Rachel, si no fueras mi mejor amiga en definitiva dormiría contigo.
Carcajeo—. Por supuesto, eres bienvenido.
Bufa—. Es enserio —guiña un ojo.
Frunzo el ceño—. Iugh no.
—¿Y mi gemela?
—Tuvimos un momento emotivo.
—Te he dicho que dejes de hacer eso —bufa.
Entrecierro los ojos—. Perdóname por demostrarle mi amor.
—Ya, ya —ríe—, ¿cuánto crees que tarde? Creo que debería...
—Estoy lista de nuevo.
Mel sale de la habitación. Brent se ha quedado callado y yo sólo la veo como si fuera una madre orgullosa de su hija.
—Vaya. Luces... guau... —tose—, increíble, Mel.
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¿Quieres ser mía?
Teen Fiction«Algunas noches, cuando pienso en el pasado y revivo los momentos más caóticos de nuestras vidas, mi mente aún se encuentra indecisa sobre si el destino quería hacernos caer para poder sostener mutuamente nuestras partes rotas. Porque, si no era así...