Pronto volví a verlo, pero esta vez ya no en los prados donde solía dibujar y el solía meditar, si no en un hospital mientras yo iba a mi consulta rutinaria.
Este fue un día importante. No sabía nada de él hasta ese entonces, perocuando su madre lo llamó supe que su nombre era Lucas y cuando su miradaperdida atacó un rincón supe que tenía unos hermosos ojos azules.
Bien, Lucas el chico de ojos azules y mirada perdida.
Quise esconderme en algún lugar de la enfermería cuando empezaron a acercarse a la sala de espera, pero me detuve casi al instante.
Cuando pude verlo bien, noté que entre sus manos llevaba la correa de un perro lazarillo que lo guiaba.
Y si, allí sentí un dolor en el pecho.
Era algo muy propio de mí sentir tristeza, pero esto era algo diferente... Porque si tan solo él no sintiera lo mismo que yo, podría compadecerme sin evitar comparar su desgracia con mi eterno silencio.
Su madre y él ocuparon los asientos de al lado, y habiéndolo visto tan solo algunas veces no pude evitar mirarlo de nuevo, como si su condición de algún manera hubiera cambiado las cosas.
Al menos ahora sabía que el no permanecía en silencio por indiferencia a mi presencia.
Dejé de mirarle en cuanto su madre me dirigió una sonrisa y un saludo algo tímido. Mis mejillas se llenaron de color, visto que no podía devolverle el saludo con alguna sonrisa o me echaría a llorar.
Volvía a sentir aquella tristeza.
Para mi suerte, mi nombre salió disparado del altavoz, y más corriendo que deprisa llegué hasta el consultorio del Doctor.
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Clouds.
RomanceÉl ciego, ella muda. Dibujos y secretos compartidos en una soledad que unía dos caminos.