parte 7

8 1 0
                                    

Cerré los ojos y asentí. Sentí como una lágrima corrió por mi mejilla antes de jalar el gatillo. 

Estuvimos corriendo durante un par de horas. Desde que aprete el gatillo sentimos que ya no era seguro estar ahí de pie. Corrimos  hasta que nos encontramos sin aliento. Llegamos a la parte vieja de la ciudad, donde casi nadie vive; sin personas no hay sangre, sin sangre no hay cosas que chupen sangre.

Decidimos caminar un poco más hasta que encontramos un edificio lo suficientemente alto y bien asegurado para pasar la noche, todas las puertas estaban cerradas por lo que tuvimos que entrar por una ventana. Eso era lo suficientemente seguro para mí, al menos por ahora.

Subimos al último piso y de la forma más silenciosa que pudimos rompimos varias ventanas, este lugar a estado cerrado tal vez 10 años y el olor no hacía más que corroborar mi suposición.

-Mañana iremos a revisar casas cercanas a este lugar, para ver si encontramos comida o algo. -Miré a Alena un par de segundos mientras acomodaba mi chaqueta en el suelo.

-Esta bien. -No pude descifrar la mirada en su rostro, parecía pérdida o derrotada. No es para menos después de lo que vivimos hoy, sin embargo odiaba verla así.

-Ven aquí -la llame una vez que ambas nos encontrábamos tendidas en el suelo. Ella sólo se acercó, me estire un poco para tomar su chaqueta y taparle bien. -Vamos a estar bien ¿Vale?

-Tal vez hubiera sido mejor quedarnos en el instituto -Sentí como su voz se rompía.

-Oye -tome su mejilla para que me mirara- Vamos a estar bien ¿Sí? -Mi voz se fue quebrando de a poco y las palabras salían apresuradas de mi boca - No soy una superheroina, no sé qué hacer y me siento la persona más estupida por haber salido corriendo y haberte arrastrado conmigo a -No pude continuar por las tontas lágrimas que empezaron a salir de mis ojos. Me costó un par de segundos recobrar control sobre mis ojos y mi respiración - a... Esto. Pero lo que te puedo asegurar es que haré todo cuanto de mi depende para que estemos bien, vamos a salir de esto juntas como siempre -le dedique mi mejor sonrisa - Eres como mi hermana y no voy a dejar que nada te pase - seque una lágrima que rodaba por su mejilla y luego besé su frente. En ese momento recordé a Kaylar, la hermana pequeña de Alena. No supe que decir al respecto a si que sólo la abracé con fuerza, ella asintió silenciosamente.
Me quedé tal vez una hora haciéndole  cariño en su oscura melena hasta que se durmió. La noche pasó sin mayor percances, no obstante me costó bastante dormir.

Al día siguiente nos aventuramos dentro de varias casas, encontré una manta ligera que doble y ate a mi cintura, podría servirnos si hace frío está noche. Fuera de eso no encontramos nada. Ni comida ni agua. Mucho menos personas.

-Sí queremos comer vamos a tener que acercarnos al centro de la ciudad. -La verdad me sorprendió el comentario de Alena.

-Tienes razón -Tome el arma entre mis manos y caminamos rumbo al centro.

Esto me estaba matando cada sonido era espeluznante y no porque lo fuera de verdad, si no, que,  por la situación todo nos ponía los pelos de punta.
Logramos entrar a una casa sin hacer mucho ruido y tomamos lo que pudimos, unos abrigos (pese a que la temperatura era normal en la noche podía comenzar a hacer más fresco), me puse una polera sobre la que ya tenía y, ambas, nos pusimos otro par de calcetines. Evitamos llevar cosas en las manos, no queríamos que nos estorbar algo en caso de tener que correr. También encontramos unos cereales, pan duro, algo de queso que ya se estaba poniendo malo y, dios nos bendice ¡Agua! El grifo funcionaba.
Decidimos descansar dentro de la casa un rato, nos saciamos de agua, comimos un poco de cereal y nos recostamos en la cama.

La pieza en sí estaba hecha un desastre, lo más probable es que a estas personas las "criaturas " los hayan encontrado despistados. Basta de pensar en eso Artemix, con todo lo que habíamos recorrido durante la mañana y lo mal que dormí anoche ya sólo quería descansar... Y se nos pasó la hora. Cuando abrí mis ojos ya era de noche y había ruido afuera. Desperté cuidadosamente a Alena, tape su boca cuando intento hablar y apunte mi oído y luego la ventana, ella entendió. Ambas nos acercamos en cuclillas a la ventana y corrimos levemente la cortina. Eran 15, tal vez 20. En el camino dos cayeron y comenzaron a desangrarse, seguramente tenían que cambiar de sangre pronto. Para nuestra suerte los demás siguieron con su camino. Después de que doblaron la esquina esperamos varios minutos para recién susurrar.

Distopic Antaum.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora