Parte 9

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Dean -Solté con espanto.

El chico parecía sorprendido, Alena tomo mi mano y la apretó.

- ¿Me conoces? - Parpadeo un par de veces perplejo. Creo que toda la sala estaba esperando por una respuesta, pero en ese momento me quede muda. Volvió el recuerdo de Rob, de sus últimos momentos, de lo maldita que había sido al tratar con él, de cómo le disparé, como encontramos su cuerpo.

- A tu padre - Mi voz era un hilo, temía que si la alzaba más iba a llorar y no era momento de llorar. La expresión de Dean se volvió dura, cuando veía su foto nunca pensé que ese niño podría verse tan serio, le hacía parecer mucho mayor.

- Está bien - Asintió lentamente un par de veces- Ustedes se quedaran con nosotros. Por el momento con el grupo cinco ¿Saben usar un arma? - Ambas asentimos, sentí como Alena apretó mi mano más fuerte, fue una milésima de segundo, pero hizo que me aliviara un poco- Entonces veremos que tal estan en la noche para hacer guardia.

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Durante lo que quedaba de día nos dedicamos a abrir cajas y repartir su contenido en pequeñas bolsas individuales. Estos chicos sí que estaban preparados.

En la tarde, unas tres horas antes de que cayera la noche, llegaron tres chicos del equipo dos, nos guiaron por la parte vieja de la ciudad, cada paso que dábamos era un paso en que nos alejabamos del centro, de las personas, de esas cosas y de las mejores oportunidades de encontrar comida y agua. De todas maneras parecía que al grupo de Dean no le importaba en absoluto, seguían con su rutina como si nada, los que cargamos cosas íbamos en el medio, un grupo se ganó alrededor de todos con armas por si aparecían esos horribles semi-humanos. Nunca pensé que niños de 13 años me estarían cubriendo la espalda.

El viaje pasó sin mayor percance, llegamos a un edificio, tenía tal vez 6 pisos, el único problema es que el techo estaba completamente destruido por lo que el frío aire de la noche calaba nuestros huesos. En ese momento agradecí infinitamente tener la mochila todavía conmigo.

Al caer la noche un chico se acercó a nosotras, era un adolescente, un niño con voz de mando, bien erguido, nos guío hasta el sexto piso (pusimos un campamento en el quinto) donde estaban las armas, nos tomo el tiempo mientras una a una las ponemos en el cinturón, tuvimos que sacarlas, destrabarlas y estar listas para disparar, una y otra y otra y otra vez, luego de haber probado todas las armas al menos dos veces Dean subió.

- ¿Qué tal están? - Le preguntó al chico, no a nosotras.-

- Bien, tienen buen tiempo, parecen estar despiertas y descansadas. Listas para una guardia de noche - Dean volteo a mirarnos-

- ¿Se sienten bien como para hacer guardia esta noche? Mañana a penas salga el sol podrán descansar.

- Estamos bien. Lo haremos - La voz de Alena sonó firme y le agradecí más que nunca, de solo ver a Dean un nudo se me formaba en la garganta. Él me miró, esperando aprobación, solo asentí.

- Bien, entonces pasaremos la noche aquí, unos cuantos harán guardia en el cuarto piso y los menos estarán de vigias en el tercero. Dado la maratón que corrieron hoy no creo que quieran subir tres pisos hasta aquí corriendo si algo pasa, pueden ir a comer por el momento, las llamaremos cuando empiece la guardia.

Me pareció increíble, un chico tan joven como él con tanta determinación y seguridad en su voz, en su semblante, de ser él probablemente estaría destruida y todos estos jóvenes ¿Habrán recibido un entrenamiento especial o fue Dean quien los adiestro para ser casi soldados?

Distopic Antaum.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora