Ann.
Sentía todos mis órganos revolviendose dentro de mi. Mi cabeza daba vueltas como una peonza y era más que imposible mantener los ojos abiertos sin marearme y tener ganas de vomitar. Tenía la cabeza recostada sobre la pequeña mesa, intentando mantenerme consciente durante la clase. Me era imposible entender ninguna palabra del profesor, el cual se movía de un lado a otro por la clase haciendo que mi cabeza cada vez diera más vueltas y que mis ganas de vivir fueran inexistentes. Intenté que mis ojos dejarán de seguir los movimientos del profesor cerrando los párpados delicadamente sobre mis ojos, escondiendo mi rostro entre las mangas de mi gran y holgada sudadera. A medida que me iba quedando dormida, las voces de los alumnos se iba desvaneciendo, mi cabeza no retumbaba tanto como antes y sentía mi estómago más calmado que antes, reduciendo mis ganas de devolver.
-Señorita Evans, ¿podria contestar a mi pregunta?
Levanté rápidamente la cabeza, encontrandome con la penetrante mirada de profesor, el cual me miraba por encima de los hombros, esperando una respuesta la cual no sabía la pregunta.
-¿Podría repetirme la pregunta, por favor? -cada palabra que salía de mi boca hacia eco en mi cabeza, produciendome de
nuevo una terrible jaqueca. Defenitivamente, no volvere a beber.-Estábamos hablando sobre las tareas que se realizan en la profesión, sobre las técnicas de análisis. -cada palabra que salía de su boca era ruido para mis oídos, no podia concentrame bien en la pregunta si mi cabeza no paraba de mandarme señales de que si seguía despierta acabaria muriendome. -Las técnicas de análisis sólo se realizan por requerimiento judicial, y es ese el profesional llamado a llevarlas a cabo. ¿Sabe usted el proceso de investigación de un crimen?
Intentaba de una manera casi imposible mantener los oídos y ojos abiertos intentando concentrarme en la pregunta. Por suerte me sabía unas cuantas pero ahora mismo, mi cerebro no quería procesar la información, iba a desmayarme ahi mismo si seguía intentando forzar a mi cerebro en recordarlo.
-Sí per-.
-Nombreme tres de ellas.
Me quedé mirando al profesor, intentando recordar lo último que había estudiado. Sentía la mirada de todos los alumnos en mi nuca esperando mi contestación. Todos estaban esperando mi contestacion, y sabía perfectamente que si no hablaba ya, aún que la respuesta estuviese mal, me mandaría fuera del aula y no quería otra mancha negra en mi expediente.
-Em... Revisar la protección del lugar de los hechos -más que una respuesta, parecía una pregunta, no sabía si estaba llevando bien los caminos. Seguí contestando ya que no vi ninguna queja ni corrección de su parte. -revisar y observar el sitio del suceso y evaluar la situación.
-Te falta una.
Froté mi sien con mi dedo índice intentando recordar una más, eran tantas que todas se me amontonaban en la cabeza y me era imposible descifrar toda la información que mi cerebro me mandaba.
-Y suministrar los indicios al laboratorio, determinando los especialistas que necesita para su análisis.
Me dolía demasiado la cabeza para girarme y obervar a la persona de la cual provenía la voz con la respuesta. Yo sólo suspiré, observando como el profesor apuntaba algo en su cuaderno mientras negaba sucesivamente con la cabeza.
El profesor finalizó la clase, la cual se me hizo eterna. Me levanté lentamente de mi asiento y cuidadosamente iba metiendo mi cuaderno el cual estaba completamente vacio dentro de mi mochila, intentando ignorar las voces y gritos que penetraban mis oídos provenientes del pasillo.
-Ann, espera. -me dijo el profesor, rozandome con la punta de su dedo mi chaqueta.
Retrocedí unos pasos, quedando cara a cara. El se encontraba sentado en su habitual mesa de profesor y asiento de profesor, observandome detenidamente con las manos entrelazadas entre sí debajo de su mentón.