Capítulo 19: Consecuencias

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La vuelta a la capital inglesa fue todo menos placentero, por todo el camino el miedo corría por las venas de la pareja Martin-Galiano teniendo en cuenta los "mensajitos" dejados por el Asesino de Londres, daba mucho miedo porque eran exactamente las iniciales de los nombres de ambos: H y C. "Voy por ti mi dulce y amada H", "Te encontraré y entonces te mataré C"... Lina se había apretujado sobre las piernas de su dueña buscando reconfortarla aunque sea un poco en lo que se quedaba acariciándole la espalda.

Justo cuando las cosas se habían logrado solucionar debía pasar eso, claro que los padres de la morena latina se preocuparon mucho al ver esto, de hecho querían suplicarle a su hija que regresara por seguridad hasta que las cosas se calmaran o en caso contrario: que el sujeto sea aprehendido por la policía. Por alguna razón algo los detuvo: saber que Chris podría defenderla de cualquier cosa les daba un poco de paz, el consuelo era algo pequeño, pero peor era nada...un rayo de esperanza en medio de la oscuridad...

Llegar a Londres fue la parte más difícil, por no decir la más impactante; la ciudad estaba casi vacía por más que era temprano, tal vez todo era producto del miedo a las noticias que se habían presentado hace ya dos horas. Todas esas personas que murieron a manos de esa persona, lo hicieron una noche, y siempre de alguna manera la policía encontraba los cuerpos al día siguiente, casi parecía a propósito. Eso era lo que ponía más furioso a Francis Leiscester... no habían denuncias, pero igual aparecían sin explicación...

Al llegar al apartamento abren la puerta de la cochera, metiendo la camioneta y bajando las cosas para subir al último piso, evidentemente todos cansados, el rubio les deja a los padres de su novia descansar en su habitación si ellos querían, él dormiría en la sala o en el sofá de la habitación de la pelinegra si así querían, Eleonor le dice que no era necesario que durmiese en la sala y tenía permiso de quedarse con Helena —claro que luego de todo lo que pasó el año anterior y la guerra del fin de semana aún era extraño— si quería...

—Solo cuídala por favor... —pide la madre

—Siempre...

Y allí la joven pareja y su mascota fueron a dormir todos en la habitación de la morena pelinegra latina... desgraciadamente esa noche tuvo pesadillas acerca de lo visto en las noticias antes de volver, tenía miedo en verdad, si realmente cambió de patrón sería muy peligroso para los dos seguir en la ciudad... ¿y si tal vez ese sujeto era el asesino...? El color se desvanece de su piel a la par que se le eriza la misma con el miedo de ese pensamiento, a sabiendas de cuán cerca estuvo de caer en sus manos de no haber sido por la repentina aparición de Chris en el momento...

Fueron un par de veces donde no evitó despertarse de pronto con miedo en su mirada, siendo consolada y abrazada por su rubio oji-celestes británico del barítono, quien le repetía constantemente que la protegería de ese tipo si es que realmente estaba tras ellos, haciéndola sentir... mejor... cayendo finalmente profundamente dormida con más tranquilidad dentro de su mente...

Esa noche Chris volvió a ver a ese "ángel" del sábado de noche, pero retomando la costumbre de aparecerse en sus sueños, claro que también usaba su imagen para eso, sacando un suspiro con algo de resignación al británico, y sacando una sonrisa al otro rubio. Por supuesto que el británico buscaba respuestas, y al menos ahora quería que este misterioso personaje le diera aunque sea una explicación por lo menos vaga de lo que estaba pasando de las cosas.

Por supuesto que todo lo que le decía causaban más incógnitas que respuestas en sí, podemos decir que lo estaba eludiendo con respuestas triviales que se diría dejaba a su interpretación, lo cual era frustrante... peor era nada, ¿no? Mentira, esto era peor... prácticamente se había quedado nuevamente sin respuestas por parte del ángel. Quedarse sin respuestas por alguien que podría saber incluso la verdadera cara del asesino le hizo gritar en sus sueños, pero ese grito no salió para afuera... por suerte.

Una historia en Londres (Chris Martin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora