Parte III

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BASE MILITAR CANADIENSE - 24 DE DICIEMBRE, VISPERA DE NAVIDAD. 10:35 AM.

Los jardines estaban adornados con guirnaldas y luces de navidad, el cielo nublado permitía que las luces se mostraran aun más, pero hacia un frio que pelaba hasta los huesos y Abril se lamentaba no haber aceptado la chaqueta que le había ofrecido Justin.

No quería ser una molestia. Él estaba dando órdenes a los últimos voluntarios que venían de la ciudad para la fiesta de navidad. Ayer en la cena, Justin le explicó todo sobre lo que harían hoy. El objetivo de la fiesta es dar un lugar de celebración a todas las personas que no tengan donde ni con quien pasar la navidad y prestarles la ayuda que necesiten. Entre los voluntarios no solo eran del ejército sino también, gente de la ciudad y donadores.

Abril debía organizar codo a codo con Justin toda la comida que se iba a repartir.

-Cada uno debe llevar todas las cajas hacia la cocina que está detrás del comedor y comiencen a desempaquetar. El menú será cocinado en unas horas. Ahora, vayan a los contenedores y trabajen. -Justin le daba órdenes a los uniformados, quienes asintieron y caminaron en formación a realizar las tareas exigidas.

Abril frotó sus manos intentando darles calor. 

-¿Tienes frio? -su voz no fue sino seria. No parecía realmente preocupado.- Te dije que tomaras mi chaqueta. 

Quería escupirle nieve en la cara.

-Estoy bien.-pasó sus manos frotando sus brazos. Tenía frio.

-Bien. -la ojeó de arriba a abajo.- Hay mucho que hacer. La cena comienza a servirse a las 7. Entremos.

Confiando nuevamente en que Abril lo seguiría se dirigió al comedor.

Las horas pasaron demasiado rápido. Ya eran las 7:30 PM y todos estaban listos y dispuestos a recibir a quien llegara a la cena. Abril se encontraba en el mesón de servicio, dentro de la cocina. Justin la había dejado ahí hace un rato y se había marchado pero ella no sabía qué hacer realmente, otros soldados llegaron a su lado con alimentos recién preparados. Se sintió algo incómoda.

-¿Puedo ayudarlos? -dijo Abril suavizando, su habitual tono de voz.

Uno de los hombres se giró luego de dejar el saco de verduras.

Era alto, ella tendría que ponerse de puntillas para alcanzarlo. Su cabello era corto, algo ondulado y naranjo, mucho más claro que el cabello de Abril. Sus ojos eran eso sí, más oscuros. Su cuerpo estaba enfundado por el traje del ejército y su sonrisa...

Su sonrisa podría traer la paz mundial.

Pero para Abril no era más que otro soldado.

-¿Estás trabajando?

Le resultaba imposible que él no dejara de sonreír.

-Me dijeron que estuviera aquí. Pero no me han dejado órdenes. -confesó incómoda, no quería mostrarse débil.

-Ahora estoy sacando las últimas bolsas. Si quieres puedes ayudarnos. -señaló a su amigo.

-Claro.

Se sintió aún más tonta al ver que también sonreía. Ambos caminaron junto a su otro compañero hasta los camiones de carga.

-¿Cómo te llamas? -con movimientos rápidos y que lo hacían ver aun más fuerte tomaba las bolsas con comida.

-Abril. -dijo mientras tomaba otras bolsas. Era fuerte, el entrenamiento que realizaba diariamente la hacía quedar de igual a igual frente a un hombre.

-¿Como el mes del año?

-Es el chiste de mi vida. -él rió.

Pero ella no le devolvió el gesto, no le resultaba agradable el recordar porque le habían llamado así. Entraron nuevamente a la cocina.

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