Epilogo

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1 DE ENERO, 2015. BASE UNIDAD DE AYUDA MILITAR, Desierto del Sahara - Zona sur, Argelia. 11:45 AM.

El viento logra levantar unos centímetros de una capa de arena. Abril se acomodó sus lentes cuidando que no le llegara tierra a los ojos. Sudaba, todos lo hacían.

Descansó sobre una piedra y tomó un sorbo de agua de su ración diaria, estaba cansada pero la adrenalina la mantenía despierta, estaba contraída, tensa, su cuerpo le ordenaba detenerse pero su mente ordenaba otra cosa y acababa imponiéndose.

Se quedó unos segundos pensativa y por un impulso que no pudo controlar acabo sacando su cartera que se encontraba en uno de los bolsillos de su chaqueta, era pequeña, desgastada y sobre todo vieja pero traía cosas importantes, su cédula de identidad, foto militar, números de emergencia, un mapa muy doblado del campo militar en el que se encontraba y en el fondo, tras todos sus papeles, casi escondido pero sin quererlo estaba lo más importante y que no pensaba soltar nunca, con cuidado tomó la foto, los bordes estaban doblados pero el color se mantenía intacto.

Era un recordatorio más cercano y físico y que le permitía recordarlo incluso cuando no lo había conocido con ese corte de cabello. Se preguntó si se ahora lo tendría más largo o más corto, la última vez sus lados estaban rapados y tenía el corte exigido por su rango dentro del ejército.

Volvió a negar con la cabeza al pensar lo loca que estaba, ¿Cómo pudo robarle la foto de identificación militar a Justin? Tampoco se arrepentía pero... Aunque no lo hubiera hecho el recuerdo estaba ahí, amarrado en su pecho, atrapado y sin poder ni querer salir.

-¡Abril! -escuchó que la llamaban desde la carpa, despertó de sus pensamientos y calló en cuenta que de sus ojos caían lagrimas.- ¡Abril, te necesitamos! -otro llamado con urgencia, a lo que ella guardaba su foto más preciada en su cartera.

Habían llegado dos niños de un refugio del centro y debido a la escasez de médicos algunos militares realizaban curaciones de heridas leves.

-Está sangrando mucho ha perdido algo más de un litro de sangre y no tenemos sangre suficiente para una transfusión.

Uno de los niños traía una quemadura infectada y otras heridas profundas lo habían encontrado en una escuela que estaba funcionando como refugio pero que había sido atacada por uno de los grupos rebeldes islamitas.

Abril quería ayudar, quería salvar vidas y eso estaba haciendo. ¿Un poco extremo ayudar y salvar vidas en medio de una guerra civil? Abril lo veía como algo necesario.

La guerra civil argelina empezó en 1991 y es un conflicto armado entre el gobierno y grupos rebeldes islamistas. "El número de muertes se estima entre 150.000 y 200.000, entre las que se cuentan más de 70 periodistas, ya sea por las fuerzas del estado o por los rebeldes islamistas. El conflicto terminó con la victoria del gobierno tras la rendición del Ejército Islámico de Salvación y la derrota de 2002 del Grupo Islámico Armado". No obstante, en la actualidad se siguen produciendo conflictos de baja intensidad en algunas zonas.

-¿Hoy no llegan refuerzos y un helicóptero equipado? –preguntó otro asistente mientras Abril presionaba un algodón con alcohol sobre la herida del niño quien inmediatamente pegó un grito desgarrador.

-Podríamos llevarlo a un hospital en -habló otro enfermero.

-¿Y arriesgarnos a que lancen una bomba si ven el helicóptero estadounidense? Debemos actuar aquí. -Abril frunció el ceño pensativa- Hay que injertar tejido de pez. –miró a uno de los asistentes quien asintió mientras iba a buscar restos de tejido de pez, el cual servía para curar heridas y quemaduras de nivel 2 debido a su alta aceptación a la piel y los pacientes, haciendo de la recuperación un proceso menos doloroso.

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